Resumen Latinoamericano, 6 enero 2022.
Ferni de Gyldenfeldt, cantante trans no binaria, es finalista del Pre Cosquín representando a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por primera vez, en esta edición del Festival se elegirán dos finalistas sin distinción de género. En septiembre, la cantante presentó una denuncia ante el INADI porque no le permitían continuar por no tener cambio registral en el DNI. La Comisión organizadora del Festival de Folclore, mediante una resolución, decidió cambiar las bases del estatuto para avanzar en una mayor igualdad en las categorías del Festival. “Acá estoy, soñando cantar bajo una luna del festival”, nos cuenta.
Llega enero y el folclore y las tradiciones festivaleras son un eco en distintos puntos del país. Muchas conservan algunas viejas formas que desentonan con los cambios culturales y normativos que transita nuestro país. Conversamos con Ferni de Gyldenfeldt, finalista del Pre Cosquín y protagonista que le puso el cuerpo e inauguró un cambio histórico: el Festival de Cosquín estrena, en esta nueva edición, el cambió de estatuto mediante el cual las categorías de “voz femenina” y “voz masculina” dejan de existir y solo existirá un único rubro sin distinción de género: “Voz solista”, expresaron desde la Comisión Municipal de Folklore mediante una resolución.
“Noticia que reafirma que el presente que vivimos, sin lugar a dudas, nos tiene a mujeres y disidencias sexuales y de género como protagonistas de los cambios sociales y de paradigma, que desmontan las estructuras y pliegues del sistema heterocispatriarcal”, afirma la cantora en diálogo con La tinta.
Ferni se presentó en septiembre al Pre Cosquín sede de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el Teatro San Martín, en el rubro Solista Vocal Femenino, nos cuenta: “Me presenté en ese rubro que es donde me sentía identificada ‑desde hace años- como cantora, con los matices y rasgos propios de mi voz y de mi identidad. Me autopercibo una transfeminidad no binaria, palabras propias que fueron apareciendo hace unos años y con ellas me dirijo al mundo y en el escenario. Uso pronombres con a, no me gusta decir femeninos, porque no creo que esa vocal signifique lo femenino y eso es también pensar el lenguaje; qué dice y quién nos ha dicho que es o significa tal o cual cosa”.
Audicionó, el jurado la escuchó, la evaluó y le puso el puntaje más alto por el desempeño artístico. “Cuando terminó, me dijeron: ‘Lamentamos decirte que acaban de llamar desde la comisión municipal organizadora del Cosquín y nos han dicho que no podés seguir porque no tenés hecho el cambio registral en el DNI’”, nos cuenta, y aún recuerda ese momento y le vuelve a doler. No lo podía creer: “¿Me están diciendo que no puedo expresar con libertad quién soy yo? ¿Con todas las leyes que existen en nuestro país? Me puse a pensar en la cantidad de personas que antes no pudieron, en todo lo que tenemos que sufrir diariamente y muchas veces tolerar”. Se volvió a su casa y sobrevinieron días de volver sobre sí y lo vivido, sobre el dolor que significa poner el cuerpo a expresiones de transodio expresado en este tipo de prácticas, límites, no lugares, estatutos, en un sistema que sigue generando opresiones y discriminaciones.
“Decidí hacer algo, me asesoré con abogades, compañeres de medios de comunicación, con la tribu digo yo, y dije: ‘Esto que pasó es ilegal’. No pueden decirme que tengo que dejar de cantar o que no hay un lugar para mí, simplemente porque no tengo hecho un cambio de DNI, esto es absurdo y arcaico, y a la vez una oportunidad para construir algo diferente”, detalla.
Así nació la denuncia que presentó al INADI, lo que nunca imaginó es que a las 4 horas de presentada, desde la comisión del Festival mandaron un comunicado donde anunciaban el cambio del estatuto: solo existe la categoría Voz Solista. En octubre, pasó el certamen y fue elegida como una de las finalistas representando a CABA y, el 19 de diciembre, participó en la primera ronda de la semifinal. Estuvo en la Próspero Molina, inaugurando el rubro sin distinción de género, con Charo Bogarín, Pocho Sosa y Hugo Casas como juradxs, pasó a la final. Ahora, Ferni espera con mucha emoción y expectante la final que será el 17 y 18 de enero.
Ferni le pone voz a la nueva composición de mujeres, de travas y personas trans de este siglo, que se paran y posicionan como legítimxs intérpretes de la música popular. En un gesto que es parte de una lucha más amplia, política, social y comunitaria. Porque lo que tiene que primar es la música, más allá de las categorías de género. Y eso lo demuestra con todo el camino artístico que lleva recorrido.
A los 12 años, comenzó a tomar clases particulares de guitarra y, a los 15, ingresó al Conservatorio Superior de Música Astor Piazzolla en CABA. “Allí hice la tecnicatura en guitarra clásica y las materias del profesorado, a los 18 más decididamente, tomé clases de canto basadas en la técnica lírica hasta los 22, que dejé el conservatorio ‑mientras hacía biología en la UBA‑, la trava inquieta de pendeja”, dice riendo. Dedicada a estudiar música, dejó biología y, cuando sintió que el profesorado y estudiar guitarra en el sistema superior era algo que le resultaba tedioso más que placentero, ingresó en la la licenciatura de canto lírico de la Universidad Nacional de las Artes, de la cual está pronta a recibirse. Participó en algunos roles de ópera de algunas compañías, semi-protagónicos y cantando música de cámara.
A los 25, comenzó con la música popular “que me latió desde chiquita, a los 21 tuve un conjunto trío vocal, luego aparece en mi vida Nahuel Quipildor, guitarrista que ahora en me acompaña en el proyecto llamado ‘Folclore en transición’, que me acompaña en esta osadía del Pre Cosquín. Integra el espectáculo lírico disidente Ópera Queer y el grupo musical Allpa Munay -tierra querida, amada en quechua- junto a compañeres del conservatorio, Nahuel, Nicolás y Pablo en guitarra, piano y percusión respectivamente. “Comenzamos a entretejer un entramado de sonidos, colores y paisajes que nos trajeran de vuelta reversiones y resentires de la obra, el acervo musical y poético de uno de los más grandes: Atahualpa Yupanqui. Este proyecto nació a partir de la colaboración de Roberto Chavero, quien nos acercó un puñado de partituras inéditas que tenían en el Museo de la Fundación. Y a partir de un trabajo de investigación, de escucha y mucho ensayo, creamos el disco Yupanqui Inédito”, obra que fue revelación en el patio de la Pirincha.
“Ojalá esta apertura realmente lo sea y signifique un cambio en las personas que están escuchando para entender que no importa el género autopercibido, cómo se ve la persona, si tiene una chalina, los labios o las uñas pintadas. Es un concurso de música y lo que debe importar, como tal, es justamente la música. Ojalá sea un precedente para que nuevos y más profundos cambios ocurran e incentive a las personas de todo el país a participar como legítimxs cantores, que muestren su arte y no tengamos nunca más que vivir situaciones de discriminación. Porque aún nos falta Tehuel y siguen matando a compañeres, es importante expresar con nuestra presencia en los escenarios cuánto nos falta. Que Cosquín pueda recibir a una cantora trans no binaria que hace folclore puede generar cambios de conciencia, que nos merecemos para vivir en una sociedad más justa. En esto creo y esto deseo”, reafirma Ferni con mucha convicción, la que la trajo hasta acá.
Este enero, se presentará con Opera Queer y junto a las Carmelitas Clown que integran Gemma Ríos y Carmín Camacho. El viernes 7, miércoles 12, viernes 14 y domingo 16 en Villa Las Rosas en la Urpila, en San Marcos Sierras el sábado 8 en Runa Minsky y domingo 9 en el Anfiteatro, y el viernes 21 en el querido patio de la Pirincha en Cosquín.
“Que haya libertad y posibilidades de espacios para todas las personas, ojalá esto que viví sirva como un granito de arena para imaginarnos, como dice Susy Shock, las nuevas humanidades que merecemos y seguir imaginando esos posibles y caminar hacia ellos”.
Fuente: La tinta