Por Verónica Stewart, Resumen Latinoamericano, 12 de enero de 2022.
Cantante, compositora y poeta, Paula lidera Los Besos, una de las jóvenes bandas de la escena musical argentina.
La escena al ir a ver un recital de Los Besos, la banda liderada por Paula Trama, suele ser la siguiente: el público de fans, que crece cada día más, mira expectante al escenario. Empieza a pedir por la banda.
Esta semana, la banda lanza su nuevo single «En la arena». El jueves inauguran junto a Marilina Bertoldi el Parador Kónex de este verano.
Lo primero que vislumbra el público cuando la banda finalmente se acerca al escenario es su vestuario, diseñado por Federico Castellón, siempre distinto, siempre combinado entre todos los miembros del grupo, siempre brillante; literalmente, lleno de brillos.
Suenan los primeros acordes y es oficial: nos transportamos a un universo musical ochentoso, rockero y popero a la vez, de melodías pegadizas y letras sensibles y cargadas de poesía. Porque, como nos contará Paula Trama en la entrevista a Presentes, lo bailable no quita lo introspectivo.
Nadie que vea a Los Besos en vivo puede negar que se trata de un verdadero dream team, un grupo donde cada miembro ejecuta y transmite el espíritu de la banda a la perfección. Y sin embargo, la banda sucedió casi sin querer.
En 2010, Paula conoció a Federico Fragalá, hoy uno de los tecladistas de la banda, que masterizó su primer disco solista, AAAAAAAAAAA. Federico le presentó a Rodo, baterista, y luego se juntaron con Sebi Rey, actual bajista.
Ensayaban en lo de la abuela de Fede, a la vuelta de donde vivía Víctor Rallis. Víctor cayó al ensayo, y volvió y volvió hasta que se sabía todas las canciones y cantaba los coros por lo bajo; así se convirtió en el actual corista y trompetista de la banda.
Fede empezó a hacer más fechas como tecladista, y en una de esas fechas conocieron a Dante; así se convirtió en el actual sonidista y productor. Peta fue el último en incorporarse y Rodo, que tuvo un problema en los tendones, fue reemplazado por Ariel Chisleanschi en la batería. “Voy reponiendo cómo se fue armando y tiene más que ver con la amistad que con cualquier otra cosa”, le contó Paula a Presentes. “Siento que las canciones fueron el imán, y que fueron atrayendo a las personas que se iban enganchando con los temas.”
–¿Cómo definirías la música de Los Besos?
-Yo diría que hacemos canciones pegadizas. Canciones en el sentido cancionero de la palabra y pegadizas en el sentido más simple de la palabra: que podés recordar, que son cantables. Es pensar que lo simple no es tonto. Somos eso que está ahí pero que nadie lo dijo antes y que es re fácil, es algo de todos los días. Esa idea de una simplicidad que te hace pensar me encanta.
– ¿Compones siempre vos los temas?
– Sí, las letras y las armonías de los temas las compongo yo. Después hay un espacio para armar los arreglos y las estructuras de los temas que ocurren en los ensayos, y ahora en la pandemia empezó a cambiar eso. Empezamos a armar un poquito más de a dos los temas con Peta y ahí aparecieron producciones que tiene que ver más con bases, que se componen desde el mundo no analógico. Ahí aparecen temas un poco más poperos, más bailables. Son los nuevos que se vienen ahora que tienen que ver con ese proceso de producción nuevo que fue todo a distancia. En “Modo Avión”, que fue el primer tema que produjimos en la pandemia y que había sido compuesto antes de la pandemia, grabamos todo por separado y así se subió el tema, producido a distancia.
–¿Cómo fue la experiencia de la banda al atravesar la pandemia?
-Es raro porque en los shows actuales la mitad de la gente que se acerca nos dice que nos conoció en la pandemia. Para mí tiene que ver con cierta introspección que tienen las canciones. Siento que hay algo de esa atracción de la introspección que se intensificó en la pandemia y que llegó a oídos nuevos por esa situación, que tiene que ver con una escucha distinta. Siento que la gente por ahí también leyó más letras.
–Además de escribir canciones, escribís poesía ¿qué diferencia ves en el proceso de escritura entre una cosa y la otra?
-Cuando me encuentro escribiendo poesía para mí es muy notable la sensación de completitud al trabajar con el texto. Siento que está ahí lo que estoy buscando. Hay una disposición anímica también muy distinta, mucho más volcada al pensamiento. En el momento de la escritura musical, la energía está muy dispersa entre la acción, el poder de la frase, la sensación que está entre medio de la frase, de las palabras, del sonido… hay algo de incompletitud del texto que es clarísimo y que se termina de llenar y de tener sentido con el gesto musical. Es como la sensación de disponerte para dormir o de disponerte para comer. Eso de dormir me hace pensar en escribir poesía. Se apaga el cuerpo en un sentido y queda como toda una zona prendida.
–¿Como algo onírico? ¿Como el encuentro con unx mismx que se hace al dormir?
-No sé si es uno mismo. Creo que hay algo ahí de perderse. El perderme sí es una constante en la poesía o en escritura musical, siento que nunca trabajo con el yo. Cuando me enciendo es porque estoy como si fuera diluida entre las cosas, las personas y me gusta tratar de trabajar con esa desubicación. Pero sí lo que decís de lo onírico como un lenguaje propio, como un lenguaje que no tiene la lógica del lenguaje de todos los días. También me parece que la música en sí tiene un gesto personal que lleva como en un carro a las palabras. Hoy agarro una canción y digo “esta frase no tiene tanto poder” pero el carro que la lleva le da un poder particular. Y a veces en la poesía hay una frase que más allá de cómo la digas ya es increíble, no importa quién la pronuncie. Por ahí alguien que jamás leyó poesía la dice y ya de por sí cualquier voz que la diga tiene algún tipo de poder.
–Cuándo escribís, ¿te disponés a escribir sobre algo en particular?
-No. Creo que mi disposición para la escritura, sea musical o no, es un momento medio de que no estoy yo sabiendo. Es más como una especie de suerte. Como cuando te encontrás con alguien. Como esta sensación: el otro día estábamos caminando con un amigo por la calle y de repente levanté la mirada y vi un perro en un balcón. Era el perro de unas amigas, Milanesa. Y empezó a ladrar y de repente me di cuenta de que estaba en la cuadra de la casa de mis amigas, que encima aparecieron medio borrachas y me tiraron por el balcón un par de latas de cerveza, yo estaba re sedienta. Eso es como escribir una canción. La sensación es como: “qué suerte”.
–¿Cómo viviste toda la trayectoria de Los Besos? ¿Cómo fue esa transición a ser esa banda con más llegada a partir de “Copia Viva”?
-Todo fue una sorpresa en general. Una sorpresa hermosa, porque el crecimiento fue muy orgánico, muy lento. Nosotros nos movíamos en circuitos culturales pequeños que fueron desapareciendo. Y en algún momento pasó a personas que conocíamos y a conocidos de conocidos y ya no podíamos ubicar de dónde nos escuchaban. Creo que “Helados Verdes” fue la primera canción con la que empezó a ocurrir eso. Ese fue el año en el que la conocí a Ine y su carrera y recorrido musical me metió mucho más en la música. Con Copia Viva también pasó que apareció toda la idea del libro que registraba el recorrido de la banda y que fue muy interesante lo que pasó con ese objeto. Circuló un montón, y tuvo sentido el cancionero para nosotros, no fue merch. Fue muy significativo y sirvió para pensar en la banda. También al poco tiempo conocimos a Pame Catalina que fue nuestra nueva productora y amiga y empezó a darle una dinámica al trabajo más ordenado, más pensado. Creo que ahí terminó de armarse ese proceso de crecer y de seguir pensándonos.
Lo bailable no quita lo introspectivo
–Vos sos una figura representativa como música lesbiana en el under. ¿Cuál te parece que es la importancia de que exista eso hoy?
-Tiene mucha importancia sobre todo para las personas que por ahí pueden escuchar una canción en YouTube o en Spotify pero en su entorno es algo prohibido, o es algo que está mal visto todavía. Siento que internet tiene un nivel de ghetto cultural a través del cual en muchos territorios llega esa especie de “cultura del futuro” entre muchísimas comillas pero territorialmente es muy compleja la vida todavía. En ese sentido me parece que tiene una función social muy interesante.
–¿Cómo es el espacio con Susi Pirelli, tu dúo musical con Inés Copertino?
-Es muy distinto al espacio con Los Besos. Empezamos a grabar cuando ya estábamos juntas. Cuando nos conocimos, era como un descanso encontrarnos en la compu donde Ine producía, yo le mostraba canciones e íbamos produciendo. Era como parte de nuestros encuentros amorosos; un día despertarnos y tener una idea y grabarlo. Eso se fue transformando sobre todo durante la pandemia porque vivimos juntas entonces de repente era todo Susi Pireli. Lo que sí era un poco más agotador era sentarnos en la compu porque era todo compu en la pandemia. Entonces empezamos a componer pero no quisimos ponernos a producir. Quedaron muchas canciones ahí producidas para cuando quisiéramos colgarnos con la pantalla. Y ahora que volvió un poco la vida, volvió un poco ese espíritu. Con Susi, puede pasar cualquier cosa a nivel musical. Es más parecido al estar cagándose de risa, al juego. No porque no juguemos en Los Besos sino porque en ese caso hay algo más del encuentro musical, de ensayo.
–¿Cuál te parece que fue el rol de la música en este fin del mundo?
-Tal vez la cosa más zarpada de la música es que, como dijo un poeta, es una especie de píldora o cápsula en la que hay modificadas una serie de emociones y experiencias. La canción te las pasa y las transmite, vos las vivís y las atravesás; viajas por el tiempo y el espacio con esa emoción. Después se acaba y podés ser atravesado por otra cosa. Creo que el rol de la música es educar en esa sensación de que las emociones se pueden atravesar y ser pasajeras, en tener una amplitud y una especie de plasticidad para eso. Es necesario siempre, y siento que es una de las cosas más lindas de la música, pero en ese momento en el que aparte no nos pasaba mucho o nos pasaba una emoción angustiosa constante, era una manera de mantener ese cuerpo emocional en acción, que pasen cosas que no sean solo lo que te pasa a vos. En la música, como en la literatura, vas atravesando vidas de otros como si fueran la tuya y ahí te las ves con problemas que te atraviesan, aunque sean problemas de otro.
El jueves 13 de enero a las 19, Los Besos junto a Marilina Bertoldi, abrirán la temporada de Parador Kónex, en Ciudad Cultural Kónex, Sarmiento 3131.
Fuente: Tierra Viva