Por Rosario Marina, Resumen Latinoamericano, 3 de enero de 2022.
En un año se registró la muerte de 68 personas trans, 10 fueron asesinadas. Discriminación y violencia institucional son los principales motivos.
2021 es el año en que desapareció Tehuel De La Torre. El chico trans de 22 años vivía en San Vicente, provincia de Buenos Aires, y había ido a una supuesta entrevista de trabajo en febrero. Se reunió con Luis Alberto Montes y Oscar Ramos porque le habían ofrecido un trabajo como mozo en un evento. Desde ese día, 11 de marzo de 2021, está desaparecido.
Los avances más importantes del 2021
Después de una larga lucha de los movimientos de derechos humanos, de la diversidad sexual y especialmente de los activismos trans, en junio el Congreso de la Argentina convirtió en ley una deuda y un reclamo histórico: la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans “Diana Sacayán – Lohana Berkins” es pionera en el mundo.
Ley de inclusión laboral travesti trans
La ley apunta a la inclusión de las personas travestis, transexuales y transgénero habilitadas a trabajar, hayan o no accedido al cambio registral previsto en el artículo 3o de la Ley 26.743 de Identidad de Género. En sus artículos propone medidas de acción positiva: la inclusión laboral en el Estado Nacional a través de un cupo mínimo del 1 % en los tres poderes que lo integran, los Ministerios Públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas y sociedades del Estado, en todas las modalidades de contratación.
En un año, la cantidad de personas travestis y trans con puestos de trabajo en el sector público nacional se quintuplicó.
Primer país de América Latina en reconocer identidades no binarias
En julio, el presidente Alberto Fernández emitió un decreto que estableció que el Registro Nacional de las Personas de Argentina debía adaptar las características y nomenclaturas de los Documentos Nacionales de Identidad y de los Pasaportes incorporando la opción X para salir del esquema binario de “femenino” y “masculino”, a fin de respetar las identidades de género vivenciadas por las personas.
Con esta medida el país se convirtió en el primero de América Latina en reconocer las identidades por fuera del binomio y ofrecer otra posibilidad para quienes no se identifiquen como varón o mujer. Aunque este punto también recibió críticas.
Crímenes de odio en Argentina
Durante este año, en regiones bien distantes y distintas del país, con diferencia de días, ocurrieron decenas de crímenes de odio. Algunos terminaron en muerte, otros no. En algunos hubo denuncia y culpables identificados, en otros no. En algunos los perpetradores eran familiares o vecines, en otros la policía.
Según el informe semestral de la Federación Argentina LGBT, desde el 1 de enero hasta el 30 de junio del 2021 hubo al menos 53 crímenes de odio en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la violencia.
Como se repite año a año, las víctimas de la mayor cantidad de estos crímenes son mujeres trans: “El 76% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros); en segundo lugar con el 11% se encuentran los varones gays cis; en tercer lugar con el 9% de los casos le siguen los varones trans; y por último con el 4% las lesbianas”, explica el informe.
La organización La Rosa Naranja recoge los datos de muertes de personas trans en el país. Al 29 de diciembre de 2021 contaban 66 mujeres trans, travestis y transgénero, y 4 varones trans. De ellas, 10 fueron asesinadas.
Buenos Aires, Santa Fe, Jujuy: crímenes de odio, golpizas, y muertes
Natalia Maldonado, una joven trans de 24 años, estaba sentada con unos amigos en la vereda de Granadero Baigorria, a 20 minutos de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Era 10 de enero, hacía calor. Tres personas que pasaban por ahí dispararon hacia el grupo al menos 20 veces desde un auto en movimiento. Natalia falleció a poco de ingresar al hospital Eva Perón.
Según los datos de la FALGBT, de todos los crímenes de odio registrados el primer semestre, el 66% de los casos fueron lesiones al derecho a la vida, es decir a asesinatos, suicidios y muertes por violencia estructural.
El 34% restante fue violencia física que no terminó en muerte. Esto le pasó a Cristian en Dolores y a Sharon en Tilcara.
Cristian Leonardo Guevara (33) fue víctima de un ataque homoodiante en la ciudad de Dolores, provincia de Buenos Aires. Acompañaba a su prima a buscar a la hija a una fiesta. “Me golpearon en el piso y me gritaron ‘puto’. Les dije ‘¿qué pasa, por qué me pegan? Por favor, no me peguen, yo no soy violento’ y me contestaron ‘por puto’”.
La golpiza continuó hasta que se acercaron su prima y un par de invitados más de la fiesta a tratar de detenerla, entre ellos una ex alumna de Cristian. Cuando logró levantarse, corrió hacia su auto. Uno de sus agresores lo persiguió y le dijo “tomatelas ya porque rompemos el auto.”
Desde la policía de Dolores, le ofrecieron un botón antipánico y se acercaron a su casa con un patrullero. Con el paso de los días, dejó de contar con cuidado policial constante. “Ahí empecé con los ataques de pánico. Llevo cuatro, cinco días sin comer porque rechazo la comida, y siento desgano. Siento que incomodo a los demás y que no puedo ser yo”, dijo.
El 21 de febrero en Tilcara, provincia de Jujuy, Sharon Renata Mendoza, activista conocida en la zona, Embajadora de la Colectiva LGBT en la Quebrada, y un amigo fueron agredides de forma verbal y física en la calle. El chico terminó inconsciente y tuvo que ser hospitalizado. Sharon es, justamente, una de las animadoras de las acciones de visibilización de la diversidad en esa zona.
Dos semanas después, el 11 de marzo de 2021, desaparecería Tehuel de la Torre. “Saber qué pasó con Tehuel es muy importante para nuestra familia, necesitamos saber qué pasó con su cuerpo. Queremos que se haga justicia, que se los condene pero necesitamos que hablen, que digan qué hicieron con Tehuel”, dijo Verónica, la hermana a Presentes.
Ahora Montes y Ramos están imputados por “homicidio agravado por odio a la identidad de género”, la Justicia deba elevar la causa a juicio, pero todavía no hay rastros de dónde está el cuerpo.
Unos días antes de la desaparición de Tehuel, el viernes 5 de marzo a las 15:30, la policía encontró el cuerpo de Fabiola Ramírez en su casa de barrio Rawson, en la zona sur de la ciudad de Resistencia, provincia de Chaco.
Aunque en la investigación está calificada como “muerte dudosa”, familiares y amigues de Fabiola no tienen dudas: “Fue asesinada en un crimen de odio. Fueron a matarla y la mataron por ser travesti”, aseguró a Presentes una de las voceras de los colectivos LGTBIQ+ que acompañan a la familia.
Fabiola era una joven trans también de 22 años, como Tehuel, y no había marcha feminista, del Orgullo y por los Derechos Humanos en que no se la viera levantar una bandera por Justicia e Igualdad.
Al día siguiente, la madrugada del 6 de marzo vecines del barrio Jorge Newbery de Mar del Plata fueron alertados por el humo de un incendio que se había desatado en la casa de la calle 210 y Colón. Una vez que el personal de bomberos pudo sofocarlo descubrieron en su interior el cuerpo de Alberto Jesús Ochandio, transformista de 68 años.
La autopsia reveló que había sido apuñalado más de veinte veces. La saña, violencia y la intención de quemar el cuerpo para borrar huellas es típica de un crimen de odio, saben y denuncian desde el activismo de la ciudad.
Dos días después del crimen se detuvo al presunto asesino: un joven de 27 años con prendas manchadas de sangre y algunas pertenencias de la víctima. El joven tenía una relación con Jesús.
A fines de ese mes, en una fiesta en Fray Luis Beltrán, un pueblo de la provincia de Santa Fe, A., una adolescente trans de 16 años, fue atacada por un grupo de jóvenes que no querían que fuera al baño de mujeres.
“Vos meá afuera en el árbol”, le dijeron y después la golpearon y patearon hasta dejarla inconsciente. “Mi hija está viva de milagro, si una patada se la daban dos centímetros más abajo la mataban, me lo dijo el médico”, contó a Presentes, Sol D’Alessandro, su mamá.
Hoy A tiene varias secuelas del ataque que la dejó inconsciente, y no sólo en el cuerpo. Tiene muchos golpes en la cabeza, en los brazos y las piernas. “Emocionalmente está aterrada. No quiere salir más”, dijo su mamá.
Un abril trágico para las trans
A mediados de abril, Victoria Nieva, mujer trans de 33 años, fue asesinada en su casa en Aguilares, al sur de la provincia de Tucumán. El principal sospechoso es su ex pareja, Claudio Maximiliano Gutiérrez. Las amigas dicen que ella había intentado denunciar las violencias que sufría por parte de él, pero que la policía se burlaba de su identidad de género y no se las tomaba.
Micaela Catán sufrió, de chica, un entorno de violencias: su padre le pagaba a su madre, su hermana estuvo presa por defenderse de un violador. El 3 de abril de 2021, cuando tenía 27 años, su hermana entró a la habitación y la vio quemada. Murió ocho días después, con la mitad del cuerpo repleto de quemaduras. Su familia y organizaciones denuncian que se trató de un transfemicidio, y que sospechan que fue su novio.
“Veíamos en las redes sociales que ella estaba en una relación de más de diez años. Que tenía un vínculo construido. Pero nunca nos hubiésemos imaginado que hacia adentro había situaciones de violencia. Participaba de los talleres y escuchaba sobre violencia pero nunca habló de ningún tipo de situación de ella. Eso nos hace pensar sobre cómo las personas trans naturalizamos la violencia y no podemos reconocer cuando la otra persona que está a nuestro lado no nos ama, sino que nos violenta”, contó en ese momento Julieta Paz, presidenta de la organización D.I.V.A.S.
Esa primera quincena de abril de 2021 fue especialmente trágica: en Jujuy Yeni Méndez sobrevivió a duras penas de un ataque a machetazos. Y, en Tierra del Fuego, Gilda se salvó de un intento de homicidio. El mismo lunes 12 fue encontrada muerta Josefina Cruceño en Mendoza.
Un frío invierno
El sábado 19 de junio a las 3 de la mañana le dispararon en el pecho a Wanda Soraya Tananta Paima, una mujer trans peruana que estaba en la esquina de diagonal 73 y 64 de la ciudad de La Plata.
Según otras chicas trans que estaban en la zona, un hombre buscaba droga y al no conseguir, le disparó: “Como nosotras no vendemos, él se fue enojado y al rato regresó y le disparó a la Soraya”, contaron.
En septiembre del 2020 Soraya había sido baleada. Era una sobreviviente. A los pocos días había publicado una foto que decía: “Nací para ser libre, no asesinada”. Ya estaba recuperándose: “Me balearon hace una semana amiga pero gracias a dios ya me estoy recuperando”. Pero al año siguiente ocurrió lo mismo, y murió. La mataron otra vez.
Violencia institucional y unas “circunstancias poco claras”
El 4 de julio, Luz Avapxia, una persona no binaria de 22 años, y su pareja, Pedro Rod, un varón homosexual de 30, fueron agredides por un guardia de seguridad del supermercado “Día %” en Constitución, ciudad de Buenos Aires.
Pedro se presentó a la comisaría cercana para hacer una denuncia, pero terminó imputado junto al hombre que denunció. “Esto no es un hecho aislado. No es contra mí o contra Pedro. Esta es una situación que va más allá de nosotros”, dijo Avapxia a Presentes: “Es una cuestión de identidad, expresión de género y racismo”.
Durante el primer semestre del año, “el 57% de los crímenes fueron cometidos por personas privadas, el 36% son atribuibles a la violencia estructural por el abandono social a la diversidad sexual, atribuible a la falta histórica de políticas públicas estatales y el 7% restante es perpetrado por personal de las fuerzas de seguridad en ejercicio de su función estatal, configurando todos ellos casos de violencia institucional”, explica el informe de la FALGBT.
En julio, dos hechos de violencia policial terminaron con dos muertes: Fátima Belén Barros y de Vicky Núñez.
El domingo 18 de julio, Fátima Belén Barrios, una mujer trans de 29 años, falleció en la subcomisaría del Barrio Guadalupe, en la localidad de Formosa. Alrededor de las 6 de la mañana, la habían llevado a esa dependencia desde la casa donde vivía, a partir de un llamado al 911 de una vecina que alertó sobre una pelea. Una hora después, Fátima moría en la subcomisaría en circunstancias dudosas que hoy se investigan. Su familia apunta a la policía como responsable.
A fin de mes, Vicky Núñez, una joven trans de 27 años, de Paraná, provincia de Entre Ríos, también murió en circunstancias poco claras tras una intervención policial.
Tuvo un brote psicótico, y su familia llamó a la policía para pedir asistencia. “Cayeron tres patrulleros, invadieron la casa donde vivía con su pareja, entraron de mala manera. Actuaron de forma muy agresiva esposándola, le lastimaron sus manos, le cortaron la cara, le presionaron el cuello y la tiraron al suelo. Eran muchos policías, Vicky no podía defenderse, al ver tantos se asustó”, explicó su mamá a Presentes.
Los oficiales, en ese momento, le pidieron a Marcela el Documento Nacional de Identidad de Victoria y en el transcurso que fue a buscarlo vio que su hija no estaba bien: “Fue un instante, cuando volví no me dejaron acercar, Vicky no respiraba. Me dijeron que ella estaba dormida. Por qué no me dejaron acercarme a verla, tal vez la hubiera podido salvar. Con todo esto, en vez de tenerle confianza a la policía, sucede todo lo contrario, le tenemos miedo”.
Agresiones en grupo
En septiembre, en la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires, Winfried Fallon, no binarie de 24 años, fue agredide al grito de “puto de mierda”, “naciste hombre, no mujer”. El video que grabó de ese momento se viralizó y llegó hasta el INADI. Unos días después, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, lo recibió en su despacho.
“Mi hijo es un autista de alta inteligencia, es un síndrome de asperger. Es un no binario, no tiene rótulos para su sexualidad. Es un ser libre. Cuando nos íbamos empezaron a agredirnos, a pegarme. Se puso interponiéndose para que no me golpeen. Comenzaron a agredirlo por su sexualidad, por sus modos”, contó en ese momento a Presentes su madre, Susana.
En noviembre, un grupo de personas que asistieron a la XXX Marcha del Orgullo denunció que hacia el final de la celebración recibieron agresiones de parte de empleades de Monday Buenos Aires, un bar ubicado en la esquina de Callao y Rivadavia, en el barrio porteño de Balvanera.
Desde rociar con gas pimienta hasta un botellazo en la cabeza de una de las personas afectadas, les agresores actuaron cuando se formó un “embudo” de personas en la puerta del local, por el avance de las carrozas.
En Salta, a principios de diciembre, a Tito Costilla, un profesor de baile de 27 años, le quebraron la pierna con un palo, y ya en el piso le siguieron pegando. Están detenidos su vecino y el padre del vecino, quienes lo venían agrediendo desde el 2004, cuando Tito hizo la primera denuncia. En esta nota habló con Presentes mientras estaba internado en el Hospital San Bernardo, de la capital salteña. Lxs médicxs le dijeron que la rehabilitación sería un proceso de al menos 6 meses.
El grito por Tehuel
En todas las provincias argentinas, cada 11 de mes, durante todo el 2021, se organizaron actividades para interpelar al Estado y a la comunidad bajo el grito claro y fuerte: “¿Dónde está Tehuel?”. También fue una de las consignas clave en la XXX Marcha del Orgullo en Buenos Aires.
La familia y amigues de otro joven desaparecido hace 4 años, Santiago Cancino, este año al fin pudieron tener noticias de él a partir del hallazgo de sus restos. El jueves 3 de junio, en la zona del río Wierna, localidad de Vaqueros (norte con la ciudad de Salta) un jornalero y su hijo encontraron restos óseos y algunas pertenencias.
De Tehuel nueve meses después de su desaparición no ha sido posible saber qué pasó con él. Verónica, su hermana pide, insiste, suplica: “Quiero que los condenen a perpetua y que, de una vez, digan qué hicieron con Tehuel. Sabemos desde el principio, por las pistas que aparecieron, que esto es un homicidio por odio”.
El informe de la FALGBT también alertó sobre el tema: “Para finalizar, este observatorio expresa profunda preocupación por la desaparición de Tehuel de La Torre, joven trans de 22 años de edad, que el 11 de marzo de 2021 salió de su casa tras la promesa de un trabajo y desde entonces se encuentra desaparecido. La desaparición de Tehuel constituye una expresión tangible de la violencia estructural e histórica que sufre la comunidad trans”.
Fuente: Agencia Presentes – fotos: Archivo Agencia PresentesAriel GutraichLuli Leiras