- En primer lugar, querríamos preguntaros acerca de la CTM. ¿Podéis hablarnos de sus orígenes? ¿Qué le distingue de otros sindicatos o agrupaciones de trabajadores que puede haber tanto en el sector del metal gaditano como en el resto del país? Especialmente interesante sería que hicieseis hincapié en qué distingue su política sindical práctica, diaria, de la del resto de corrientes sindicales con las que convivís.
La CTM nació, en un primer momento, como CPM (Coordinadora de profesionales del metal), un colectivo formado por trabajadores del metal de Navantia, de subcontratas, eventuales. Después de ser un colectivo pasamos a ser un sindicato hace año y medio. La diferencia es que somos trabajadores, no activistas ni sindicalistas de toda la vida. Después de una vida profesional en los astilleros, decidimos formar un sindicato en el que los trabajadores decidíamos, con el protagonismo precisamente para los trabajadores.
- ¿Creéis que la CTM es una alternativa sindical capaz de reforzar la autonomía de los trabajadores del metal? Es decir, de facilitarles una organización capaz de romper con la política de conciliación y cesiones a la patronal de las grandes organizaciones sindicales.
Intentamos ser una alternativa al sindicalismo oficial, que nos ha llevado a la precariedad, que nos ha vendido, que no nos ha permitido ni siquiera opinar… Un sindicalismo sin trabajadores, en fin. Nos enfrentamos al modelo de subcontratación, que no nos deja prácticamente espacio para reivindicar. Es muy complicado haber organizado un sindicato de trabajadores eventuales, defendernos a nosotros mismos es bastante difícil cuando prácticamente no podemos elegir delegados ni presentarnos a los comités: se necesita un tiempo trabajado de seis meses, que a veces no lo estamos, o despiden a los delegados elegidos. Ante esta imposibilidad de tener delegados, debemos llevar la lucha por otro lado, cambiar el modelo sindical, adaptándolo a las circunstancias que necesitamos. No podemos pedir a un compañero con 3 meses de antigüedad y un contrato por obra y servicio que se eche a la calle con nosotros. Queremos ser la alternativa, pero sabemos que debe ser un trabajo a largo plazo, en el que hay que actuar de otra forma. Posiblemente sacando los conflictos de la factoría, explicando a la gente que hay salida, que aunque hayamos normalizado los incumplimientos de convenio y la pérdida de derechos no debe ser así. Una labor pedagógica que nos permite llegar a la ciudadanía con asambleas, explicando a gente que no tiene el problema de ser despedida… Y todo eso intentando cambiar el modelo de subcontratación, muy complicado por nuestros límites económicos, porque somos eventuales y muchos represaliados… Hemos llegado a hacer reuniones en las que ninguno estaba en Cádiz… Nuestras ganas de cambiar la situación son mayores que las dificultades.
- Al finalizar esta huelga indefinida de 9 días, ¿qué posibilidades veis de consolidar un mínimo de organización autónoma ‑tipo CTM- entre los trabajadores del metal? ¿Y fuera de este sector, en el resto de la Bahía de Cádiz?
Se han dado situaciones que no se habían dado hasta ahora. La conciencia lograda estos días es muy importante. Hay que trabajar mucho en organización, pensar mucho, el hecho de que seamos un sindicato muy independiente del sector del metal de Cádiz no significa que debamos estar solos, hay que ayudar a otros colectivos de clase de otros sectores y por ahí intentar que la CTM sea una alternativa. Si tenemos que sacar una conclusión de estos 9 días (y de los 2 días de huelga previos) es que los derechos de los trabajadores auxiliares y el rayo de esperanza que hemos mandado a otros trabajadores han tenido una gran relevancia.
La huelga del metal ha sido la huelga de todo Cádiz. Íbamos por la calle haciendo manifestaciones por donde queríamos, sin obedecer a la policía y en todas partes teníamos apoyo. Esta huelga da luz, no eclipsa, a ningún otro sector. Las factorías tienen mucho músculo obrero y es más fácil la huelga en ellas que en el sector servicios. Dentro que es complicado porque somos trabajadores subcontratados, pero esta fuerza debe servir como avanzadilla a otros sectores. Aunque las posibilidades de reivindicar para un subcontratado son pequeñas, son mayores que para un trabajador de la hostelería. Si algo hemos logrado es que otros sectores, en Cádiz y más allá, es que otros sectores vean que se puede hacer cosas. El pueblo de Cádiz está con nosotros y eso debemos saber trabajarlo y canalizarlo.
- ¿Consideráis que una huelga tan dura como la que habéis librado puede tener repercusiones más allá del sector del metal? Es decir, dado que es la primera huelga realmente contundente que se libra en años, ¿podrá tener eco fuera de vuestro sector y ser un ejemplo para romper con tantos años de horrible paz social?
Está claro que el eco y la repercusión ha sido en todo el mundo. Podríamos pasarnos el día agradeciendo a los colectivos que nos han apoyado. Nosotros somos trabajadores del metal de la provincia de Cádiz pero sobre todo somos trabajadores: tenemos claro que sólo hay una clase, sólo hay una lucha, con pequeñas batallas. La nuestra ha sido ésta: una batalla muy potente, que estamos seguros que va a marcar un antes y un después porque las condiciones de la clase obrera del metal y de cualquier otro sector son muy precarias, por lo que el trabajo no es sólo aquí, sino que se debe dar en cualquier lugar donde hay injusticias, es decir, en cualquier lugar. Y tenemos que canalizar todas estas energías, volver a pensar en la clase trabajadora como una, en el orgullo de clase, estas cosas que han sucedido estos días tenemos que ser capaces de canalizarlo, trabajarlo desde los colectivos concretos, coordinándonos porque si no lo estamos no damos la batalla que querríamos dar. Somos muchos pero debemos estar unidos y remar en una misma dirección.
- ¿Habéis seguido las recientes huelgas del metal en La Marina y en Alicante? ¿Podéis decirnos unas palabras sobre ellas?
Primero nuestra solidaridad con estos conflictos y con cualquier otros. En la medida de lo posible, estamos para aportar nuestro granito de arena. En el caso de la Marina (Vigo), sabemos que es algo muy parecido a lo que ha sucedido en la provincia de Cádiz, que han venido desmantelando la industria desde los años ´80 y han dejado sólo bares y sector servicios. Esto es muy negativo para la economía de cualquier lugar porque dedicarse sólo a servicios es muy difícil, algo que se ha visto ahora con la pandemia, pero también por los propios trabajadores. La hostelería, etc. son trabajos mal pagados, con incumplimientos a la orden del día. Con respecto a los compañeros de Alicante, es un conflicto por el convenio colectivo de las pymes… Eso es muy complicado, porque aunque lo tenemos un poco más sencillo que en la hostelería, el modelo de subcontratación es muy complicado… Ahí es donde tenemos que trabajar de manera conjunta, en problemas comunes, intentar atacar el modelo, que no sólo nos perjudica por la eventualidad y la inseguridad, sino porque imposibilita la reivindicación por carga de trabajo y convenios: estamos muy divididos, con empresas principales y sus comités de empresa haciendo sindicalismo por unos cuantos, con unas plantillas que tienen condiciones más o menos aceptables pero con unos cumplimientos de convenios totales y, luego, unos trabajadores de contratas con los que se incumple el convenio, con derechos diferentes, salarios distintos… Una clase obrera dividida. Esto pasa en Cádiz, en Alicante y en todo el Estado, evidentemente tenemos que buscar soluciones comunes.
- Según la CTM, una política sindical que realmente sea de clase, que defienda exclusivamente los intereses de los trabajadores, ¿qué puntos básicos debe tener?
Una de las cosas que tenemos claro es que el mensaje que lanzamos es muy importante, pero el mensajero, los trabajadores, somos más importantes: no podemos subcontratarlo. Un sindicato es un grupo de trabajadores organizado y no podemos olvidarnos de este hecho. Evidentemente hay que tener abogados o asesores, pero somos los trabajadores quienes tenemos que tomar las decisiones. A partir de aquí, tenemos que remontar 30 años de no-sindicalismo, de sindicalismo comercial y de una falta de conciencia creada por estos… Mañana, si llamamos a los trabajadores no van a aparecer todos sin más, hay una gran desconfianza hacia los sindicatos pero debemos hacer ver que nosotros somos soldadores, electricistas, pintores… Y con ello debemos crear confianza. Por supuesto, siendo lo más honrado posible, defendiendo la conciencia de clase como elemento principal y a largo plazo. Los trabajadores debemos volver a un sindicalismo puro, ceñido a las circunstancias. En nuestro caso es la subcontratación y debemos partir de este hecho, que es una dificultad para luchar y salir a la calle. Con estas circunstancias debemos realizar un trabajo de fondo, orientado a cambiar el modelo de subcontratación pero siempre, la clave, es que lo hagamos los trabajadores.
- Una pregunta sobre la historia de las luchas del metal en Cádiz. Es obvio que el sector del metal tiene un inmenso peso a nivel estatal en lo que se refiere a las movilizaciones, si no como el de la minería en el norte muy parecido… Sin embargo la impresión que se tiene es que después de 40 años de luchas durísimas, la derrota ha sido la tónica, si no a corto sí a largo plazo. ¿Es esto cierto? Si es así, ¿por qué?. ¿Podéis hacer una valoración, aunque sea muy esquemática, de estos años de movilizaciones? ¿Cómo se ha llegado a esta situación en la que existe un altísimo índice de temporalidad, subcontratación, salarios tan bajos, etc.?
Nosotros tenemos los tres astilleros de Navantia abiertos, por la lucha de los ´80. El objetivo era cerrarlos y desindustrializar la zona. Al cabo de los años, con el modelo de subcontratación, marcado por Europa, se ha ido desmantelando poco a poco. Pero con la lucha de los ´80 se logró que no se despidiese a nadie. Respecto a aquellas, las de ahora han tenido algunas diferencias. Aunque estas han sido muy de calle, muy contundentes, y con el apoyo de toda la ciudadanía, han sido protagonizadas por trabajadores de las subcontratas. Antes eran huelgas de los trabajadores de las empresas principales. Ahora es muy complicado: hay unos trabajadores de las principales, privilegiados entre comillas, y unos trabajadores de las subcontratas muy precarizados. A esto se suma un sindicalismo que no mira por los derechos de todos los trabajadores. Esto nos ha debilitado, precisamente porque nos ha llevado a no luchar, porque cuando se luchaba no se perdían puestos de trabajo. Claro, cuando se luchaba en la calle, lo que dicen con violencia… Luego, poco a poco fueron desapareciendo las empresas porque se firmó la paz social y se impuso un sindicalismo que adormeció a los trabajadores. Pero cuando se ha luchado, se ha sacado bastante rédito.
- Un par de preguntas más concretas sobre la huelga. ¿Con una subida salarial tan exigua como la que al final pactaron CC.OO. y UGT, que además decís que es probable que no se respete, ¿aguantarán los trabajadores? ¿Creéis que volverán a la calle?
Está claro que salimos a la calle porque los convenios no se cumplen. Está recién firmado el acuerdo y ya no se cumple, se ha despedido a trabajadores por luchar. Los trabajadores ahora estamos más fuertes. Podría parecer que el hecho de haber sido empujados a volver a las factorías nos iba a debilitar, pero la gente está fuerte. Ahora hay que hacer un trabajo sindical fuerte para que la próxima ocasión nos pille con más fuerzas, sobre todo en organización y en conciencia de clase. Se volverá a la calle con más fuerza e inteligencia que ahora.
- A todos nos sorprendió como, en lo que parecía lo más duro de la huelga, CC.OO. y UGT dieron orden de volver al trabajo y, con engaños, malas artes, etc. lograron que se hiciera. Vosotros por vuestra parte, continuasteis con la convocatoria. ¿Qué pensáis que hizo que esta vuelta al trabajo tuviese lugar? ¿Por qué los trabajadores no quisieron, o seguramente no pudieron, continuar con la huelga?
Es una pregunta muy difícil porque tiene muchas ramificaciones. Lo primero que no tenemos representación real, de comité… En Sevilla se estaba negociando, por parte de nuestros representantes legales, que no reales, una subida salarial y en Cádiz estábamos precisamente en la calle por cosas como que no se negociaba lo que queríamos que se negociase, porque hay incumplimientos continuos del convenio… Porque si en Sevilla se negocia 30 euros de subida salarial en Cádiz había compañeros con 400 por debajo del convenio. Era imposible que se firmase lo que pedíamos nosotros porque no se estaba negociando. El acuerdo se firmó por la noche, a las diez y media se llamó a los delegados, a los suficientes para darle validez legal a la firma. No se hizo asamblea, la huelga acabó sin asamblea, como en los últimos convenios. Con una representación sindical que no existe de madrugada se llamó a los trabajadores para incorporarse al puesto de trabajo, sin dejarnos capacidad para reaccionar… Aunque CGT tenía una papeleta de huelga abierta, nosotros decidimos entrar con los trabajadores. Se había hecho un gran trabajo y, habiendo trabajadores que sufrían una gran presión, no podíamos dividir a los trabajadores. Se había estado en los piquetes, con mucha fuerza, pero no queríamos crear una pelea entre los propios trabajadores. Estábamos de acuerdo con mantener la huelga como CGT, pero no llamamos a mantener la huelga porque era necesario un punto y aparte, volver en otro momento, con otras condiciones, estudiando mejor las condiciones en que nos movemos, sobre todo el nulo blindaje de los trabajadores.
Fuente: Valladolor.
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