Por Silvia Stakí, Resumen Latinoamericano 2 de diciembre de 2022
Recuerdo hace como quince años estaba en Mendoza en un congreso de Arte y Salud Mental o algo así y compartía el cuarto del hostel con Myriam, hermosa persona, mujer, mapuche, directora teatral, y miles de cosas más. Me contó ella que una vez, viviendo creo que en La Plata, tuvo que llamar al plomero o al electricista o algún milagrero de esos. Entonces sonó el timbre y ella abrió y ahí estaba el susodicho y tenía una cara como la de ella, me contó. Y el susodicho la miró y le pregunto: ¿ Está la señora? Recordaba esto porque he dialogado con una de las hermanas de Elías y ella me decía : ¿ Cómo va a ser mapuche Elías si mi papá era vasco ? Hasta ahí yo sólo había dialogado por chat y no había visto la cara de ella, que es muy parecida a la cara de su hermano. Y pensaba en conversaciones que tuve en diferentes momentos con amigxs respecto a lo que llaman » el reconocimiento».
Conocerse de nuevo
Era algo que surgía frecuentemente en mis conversaciones con mi amigo Cacho Adrián Arroyo que es Mapuche. Cacho solía decir que alguien se había reconocido o que alguien no lo había hecho. Me explicaba que mucha gente mapuche por la sangre de sus ancestros ( maternos, paternos o de ambos ) no sabía o no aceptaba que lo era. Que cientos de años de discriminación, estigmatización, colonización y en definitiva, miedo, los habían hecho desconocer o intentar olvidar quienes eran.
Que durante generaciones muchas familias teniendo que vivir el mundo del blanco temían que sus hijos no pudieran salir adelante, o mejor dicho no se los permitieran, como mapuche y así habían dejado la lengua y abandonado las costumbres hasta que se diluyeran en el tiempo. Pero sus descendientes muchas veces de pronto o a través de un largo proceso encontraban en su corazón el calor de sus ancestros y el newen los habitaba y se daban cuenta que eran mapuche y se entregaban a esa espiritualidad de ser parte.
Se Reconocían. Se conocían a sí mismos de nuevo. Había entre nosotros dos cumpas Antunao, hermanos ellos y uno se había reconocido y el otro no. Aunque eran casi idénticos y llevaran ese apellido tan hermoso ( Antú= sol ) Tambien tenía yo mi amigo Sebastián, Vazquez él, según la libreta, que grandote ya se había hecho inscribir el Paillalef de su mamá. Le pregunté entonces si se había reconocido y me dijo que no, que no encontraba el sentimiento porque en su crianza no hubo nada que pudiera anidarlo, pero que quería llamarse como su mamá que era quien se había sacrificado para criarlo porque su papá había fallecido cuando él era muy chiquito. Y así escuché con atención e hice preguntas siempre que pude porque Cacho me supo trasmitir que el Reconocimiento es un momento muy importante y trascendental en la vida de las personas. Y a mi me interesan las personas. Y a todos nos debería interesar, antes que nada, las personas. Veo hoy el video de las hermanas de Elías insistiendo en no ser mapuche.
Reconocerse, como relaté es algo que sucede o no sucede. A pesar del apellido de su mamá insisten y por supuesto tienen derecho a su autopercepción pero niegan el reconocimiento de su hermano. Me resulta triste a mí porque miro las fotos de Elías en la lof y tengo un video de él tocando el kultrún y se lo ve, no ya feliz, que no soy quien para decirlo, pero sí con sentido. Reconocido a sí mismo. Encontrado. Completado. Bienvenido en la Mapu. Y Feliz, aunque no sea yo quien para decirlo, repito.
No voy a deducir, inferir ni replicar ninguna teoría sobre el no reconocimiento de la familia hacia el reconocimiento de Elías. Pero voy a expresar mi tristeza por lo que ellos llaman su propio pedido de justicia. Grande era ya esa tristeza cuando la noche del día en que lo mataron nos dirigíamos a Cuesta del Ternero y el cielo que nos cubría era negro y estrellado a la manera en que sólo puede vérselo desde ahí. – igual de estrellado que siempre pero sin que Elías pueda verlo- pensé . Y esperé que su fuerza fuera acogida según su espiritualidad y eso fue para mi como rezar, que no es algo que haga seguido.
La familia pidió que no se marchara para reclamar justicia, pero por supuesto se marchó igual porque muchas personas entendemos que así reconocemos su reconocimiento y la causa del asesinato que terminó con su vida. Pero dijeron que ellos también querían justicia y pedirla a su manera. Y no encuentro por donde es esa manera porque estuve en la audiencia de formulación de cargos a los imputados y por Elías estaba la fiscalía, no había otra querella. A Gonzalo que fue gravemente herido lo representaban dos abogados, Andrea y Ezequiel, pero no había querella presentada por la familia de Elías, en la justicia a la manera de los no mapuche tampoco. Y entonces pensé que si los que respetamos su reconocimiento no lo apoyamos desde ahí, esto podría enfriarse hasta diluirse en el tiempo como la marca de los ancestros en el ser o la memoria de sús hermanas. Porque no va a ser la policía la que lo mantenga vigente, y está visto que no será su familia por los motivos que fueren.
Así que deberemos ser todxs lxs nosotrxs que no queremos que nadie muera por ser quien es, quienes exijamos de cada manera posible. Nosotrxs y el cielo repleto de estrellas que lo recibió sobre los cerros incendiados por la avaricia de los que extraen cada gota de riqueza de la tierra y de la sangre de quienes la defienden.
(Foto de Elías que sacó un pichi- niño de la lof con la cámara del cumpa Aníbal Aguaisol de Luan, y que le robaran los impresentables de Clarín diciendo que había sido una » gentileza». No es que no entiendan, es que son extractivistas.)