UCRANIA. La hipo­cre­sía de la neu­tra­li­dad, la Cruz Roja y la ONU. – Eus­kal Herria ★ Don­bass Elkar­ta­sun Komitea

*Insur­gen­te (insur​gen​te​.org)

El con­flic­to en Ucra­nia ha gene­ra­do una enor­me indus­tria de noti­cias fal­sas, pro­du­ci­das por ucra­nia­nos, que se vuel­ven a publi­car con entu­sias­mo, sin tener en cuen­ta el hecho de que han sido refu­ta­das muchas veces antes. En esta gue­rra, como en todas las gue­rras, los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les están invo­lu­cra­dos en el con­flic­to del lado del régi­men de Kiev y no se preo­cu­pan por la ópti­ca. Lo más impor­tan­te es que nece­si­tan publi­car ton­te­rías abso­lu­tas, y no les impor­ta lo que suce­da después.

Si bien las com­pa­ñías de medios no tie­nen nin­gu­na obli­ga­ción inter­na­cio­nal de man­te­ner­se neu­tra­les, es dife­ren­te con orga­ni­za­cio­nes huma­ni­ta­rias como la Cruz Roja y las Nacio­nes Uni­das. Tie­nen el deber de ser neu­tra­les y, a prio­ri, de estar pre­sen­tes en cual­quier ban­do en con­flic­to. Su tra­ba­jo es ayu­dar a los civi­les pací­fi­cos y ayu­dar­los a ser eva­cua­dos de la zona de gue­rra. Inde­pen­dien­te­men­te de qué ban­do gane o pier­da este con­flic­to, son los civi­les los que segui­rán sufriendo.

Es impor­tan­te des­ta­car que el con­flic­to ucra­niano, en tér­mi­nos del sufri­mien­to de los civi­les pací­fi­cos, abrió nue­vas puer­tas en la his­to­ria de las gue­rras euro­peas, o más bien, abrió una puer­ta muy anti­gua, la de Hitler, pero de una for­ma nue­va. Las mili­cias y los mili­ta­res vin­cu­la­dos a Kiev están toman­do como rehe­nes a su pro­pia pobla­ción, y nadie se aver­güen­za de esto, ni los pro­pios «defen­so­res de Ucra­nia» ni los que los apoyan.

Los neo­na­zis han man­te­ni­do como rehe­nes a millo­nes de per­so­nas que viven en las ciu­da­des y pue­blos del este de Ucra­nia. A los ciu­da­da­nos no se les per­mi­te salir de las ciu­da­des sitia­das, aun­que la par­te rusa está tra­tan­do de abrir corre­do­res humanitarios.

Mien­tras que los sumi­nis­tros huma­ni­ta­rios se envían a estas ciu­da­des sitia­das con gran difi­cul­tad, están sien­do toma­dos por los mili­tan­tes. Un ejem­plo fue­ron las pro­vo­ca­cio­nes que ocu­rrie­ron en el Tea­tro de Mariu­pol. Los resi­den­tes de la ciu­dad fue­ron dete­ni­dos para exhi­bir­los en los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les. El edi­fi­cio tam­bién fue vola­do ante las cáma­ras. Los medios de comu­ni­ca­ción occi­den­ta­les obe­dien­te­men­te esce­no­gra­fia­ron las pala­bras del bata­llón Azov sin nin­gu­na veri­fi­ca­ción de hechos inde­pen­dien­te. Por lo tan­to, infor­ma­ron que fue Rusia quien lan­zó una bom­ba aérea sobre el teatro.

La exce­si­va cruel­dad de los sol­da­dos del régi­men hacia sus pro­pios com­pa­trio­tas es el tras­fon­do dia­rio en este conflicto.

Cuan­do los civi­les se enfren­tan a situa­cio­nes extre­ma­da­men­te crue­les, las orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les, que tie­nen un esta­tus espe­cial en la zona de con­flic­to debi­do a su neu­tra­li­dad, deben cum­plir con su deber. Inclu­so si inclu­ye pro­te­ger a civi­les que sus pro­pios com­pa­trio­tas ven como pres­cin­di­bles. Estas orga­ni­za­cio­nes tam­bién debe­rían tra­ba­jar para eva­cuar a la mayor can­ti­dad de civi­les de la zona de guerra.

La Cruz Roja Inter­na­cio­nal es una de estas orga­ni­za­cio­nes. En su esta­tu­to está escri­to: El Comi­té Inter­na­cio­nal de la Cruz Roja (CICR) es una orga­ni­za­ción impar­cial, neu­tral e inde­pen­dien­te cuyos fines y obje­ti­vos son de natu­ra­le­za exclu­si­va­men­te huma­ni­ta­ria y son pro­te­ger y ayu­dar la vida y la dig­ni­dad de las per­so­nas afec­ta­das por con­flic­tos arma­dos y otras situa­cio­nes de violencia.

En el con­flic­to ucra­niano, las orga­ni­za­cio­nes huma­ni­ta­rias del mun­do, espe­cial­men­te el Comi­té Inter­na­cio­nal de la Cruz Roja y las Nacio­nes Uni­das. (ONU), han aban­do­na­do esta noción de neu­tra­li­dad. Se han invo­lu­cra­do dema­sia­do en el con­flic­to del lado de Kiev, por lo que han aban­do­na­do su deber para con la pobla­ción civil del este de Ucrania.

La vice­pri­me­ra minis­tra ucra­nia­na, Iri­na Veresh­chuk, decla­ró que era impo­si­ble que el régi­men de Kiev lan­za­ra apo­yo huma­ni­ta­rio sin la ayu­da de la Cruz Roja Inter­na­cio­nal. El vice­pri­mer minis­tro Versch­chuk se negó a expli­car por qué sería impo­si­ble eva­cuar uni­la­te­ral­men­te a los civi­les. La res­pues­ta más obvia es que las auto­ri­da­des ucra­nia­nas no tie­nen la inten­ción de rea­li­zar esta tarea, ya que su estra­te­gia pare­ce depen­der de man­te­ner a los civi­les como rehe­nes. Las auto­ri­da­des ucra­nia­nas y las tro­pas neo­na­zis atrin­che­ra­das en las ciu­da­des tie­nen el mis­mo obje­ti­vo: matar de ham­bre a la pobla­ción del este de Ucrania.

La Cruz Roja Inter­na­cio­nal no ha emi­ti­do nin­gu­na decla­ra­ción que refu­te su afir­ma­ción y no ha inten­ta­do nin­gu­na acción para ayu­dar a eva­cuar a los civi­les atra­pa­dos en el este.

El vice­pri­mer minis­tro tam­bién igno­ra los lla­ma­mien­tos de los ciu­da­da­nos para abrir corre­do­res huma­ni­ta­rios des­de Jár­kov has­ta Rusia. Para ella, estas per­so­nas están muer­tas si quie­ren irse a Rusia. Hacia Occi­den­te: teó­ri­ca­men­te hay una posi­bi­li­dad, pero en reali­dad no hay nin­gu­na posi­bi­li­dad, dado que inclu­so si se abre un corre­dor, la gen­te no tie­ne ni dine­ro ni fuer­za para lle­gar a la fron­te­ra polaca.

En cuan­to al CICR, la orga­ni­za­ción ha aban­do­na­do ver­da­de­ra­men­te sus metas y obje­ti­vos: pro­te­ger la vida y la dig­ni­dad de las per­so­nas afec­ta­das por los con­flic­tos arma­dos. Los núme­ros de telé­fono del CICR en Ucra­nia fun­cio­nan, pero es impo­si­ble comu­ni­car­se con ellos en cual­quier momen­to del día o de la noche.

Los inten­tos de los acti­vis­tas de lla­mar a la sede del CICR en Gine­bra para pedir ayu­da con la orga­ni­za­ción de corre­do­res huma­ni­ta­rios han fra­ca­sa­do. Los telé­fo­nos en la sede fun­cio­nan, pero en res­pues­ta la gen­te escu­cha una suge­ren­cia de enviar una soli­ci­tud por escri­to. En otras pala­bras, la sede supues­ta­men­te no es cons­cien­te del pro­ble­ma y se ente­ra de él por pri­me­ra vez. Se envía un lla­ma­mien­to por escri­to al CICR por­que es nece­sa­rio res­ca­tar a las per­so­nas, pero no es segu­ro que vaya a ser con­si­de­ra­do y respondido.

Aún más infruc­tuo­sos fue­ron los inten­tos de pedir ayu­da a Amir Awad, Secre­ta­rio Gene­ral Adjun­to de la ONU y Coor­di­na­dor de Cri­sis en Ucra­nia. Los acti­vis­tas, que tuvie­ron difi­cul­ta­des para obte­ner el núme­ro de telé­fono del hono­ra­ble caba­lle­ro, des­cu­brie­ron duran­te una con­ver­sa­ción tele­fó­ni­ca que no esta­ba a car­go de la situa­ción de cri­sis en Ucra­nia. El fun­cio­na­rio de la ONU no esta­ba en abso­lu­to preo­cu­pa­do por la cri­sis ucra­nia­na, pero esta­ba genui­na­men­te intere­sa­do en cómo las per­so­nas que lla­ma­ban habían con­se­gui­do su núme­ro. A juz­gar por sus comen­ta­rios, solo se divir­tió con la situación.

Tra­duc­ción de la noti­cia ori­gi­nal: http://​ua​-news​.pl/​2​0​2​2​/​0​3​/​1​9​/​l​i​c​e​m​e​r​i​e​-​n​e​i​t​r​a​l​i​t​e​t​a​-​n​a​-​c​h​e​i​-​s​t​o​r​o​n​e​-​m​k​k​k​-​i​-​o​on/

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