Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 1 de mayo de 2022.
El Lenin de Estado y Revolución, habla de la canonización a que la burguesía somete a los pensadores revolucionarios muertos, para convertirlos en iconos inofensivos, para consuelo de las clases oprimidas, y en una forma de vaciar el contenido de su doctrina. Este mecanismo también es válido para aniversarios de gran valor popular, y en particular para el Primero de mayo (y el 8 de marzo). En Europa occidental, desde años, el día de los trabajadores es un aniversario tan oficial y formalizado que no constituye no sólo un problema, sino ni siquiera una oportunidad de auténtica reflexión para las clases populares.
Es la fiesta de la integración de la aristocracia obrera al modo de producción capitalista. Por otro lado, la agresión ideológica y el canibalismo de la burguesía son ilimitados. Este año, en Italia, incluso el 25 de abril, aniversario que celebra la insurrección partisana que liberó al norte de la península del nazi-fascismo en 1945, se ha convertido en ocasión de increíbles polémicas, ensambladas para construir insostenibles analogías entre la lucha de los partisanos de entonces y las milicias ucranianas nazi de hoy.
Es muy difícil, en Europa Occidental, despertar los contenidos reales que las grandes celebraciones oficiales del movimiento obrero presuponen en sus orígenes. Por ejemplo, hablando del Primero de Mayo, en Roma, desde hace años, en polémica con las celebraciones oficiales, en un conocido centro social ocupado, se celebra una fiesta “no laboral” en la que participan muchos jóvenes.
Hay que tener en cuenta que los principales sindicatos ya ni siquiera organizan los desfiles mansos de antaño. Sólo se monta un concierto, donde cada palabra se pesa con un gotero para no ofender la legalidad burguesa, donde los presentadores son estrellas bien pagadas de la televisión, donde los grupos musicales sólo piensan en su provecho comercial, y donde los oyentes no tienen ninguna intención de hacer más que un buen jolgorio juvenil, despreocupado e indiferente al cansancio y al sacrificio de quienes construyen el mundo cada día de nuevo.
Si consideramos que la versión alternativa, simpática y vital, a esta masacre simbólica es, como hemos dicho, una fiesta del “no trabajo”, bueno, con todo el respeto a Lafargue y a su Derecho a la pereza, tenemos una idea de las verdaderas dificultades que la celebración de aniversarios oficiales ofrece a quienes no se cansan de la palabra revolución.
Puede ser útil, o melancólico, recordar que el viejo Engels, en 1893, dos años antes de su muerte, escribiendo a los trabajadores españoles con motivo del Primero de mayo, subrayaba que «las guerras entre los pueblos hacen que las situaciones parezcan más simples y confusas», mientras que el Primero de Mayo “expresa una situación clara y transparente, dos campos distintos, opuestos entre sí: por un lado el proletariado internacional marchando hacia la victoria bajo la bandera roja de la emancipación universal, por otro lado las classes propietarias y reaccionarias de todos los países, unidas en la defensa de sus privilegios como explotadoras”.
Estos «campos distintos» en Europa deben reconstruirse. Los multimillonarios están comprando boletos para ir al espacio y mirar la tierra desde un cielo lejano. La tierra donde trabajan los hombres y mujeres cuya unidad debe celebrarse el Primero de mayo. Obviamente no es el caso de rendirse. Pero contarse cuentos, es inútil. ¿Qué es el Primero de mayo en Europa? Una fecha para ser inventada de nuevo.
¿Qué es el Primero de mayo en Cuba? El triunfo cotidiano de un modelo alternativo al capitalismo, que perdura desde hace más de sesenta años. ¿Qué es el Primero de Mayo en Venezuela? A diez años de la Ley orgánica del trabajo, los trabajadores y las trabajadoras, a diferencia de lo que sucede en los países de Europa, es la demostración de que el socialismo, aún en este siglo, es la única esperanza de redención para los pueblos del planeta.