Secre­ta­rio Gene­ral de la OTSC: la alian­za mili­tar euro­asiá­ti­ca es capaz de enfren­tar­se a la OTAN

Según el Secre­ta­rio Gene­ral de la OTSC, la expan­sión de la OTAN hacia el este exa­cer­ba­rá las ten­sio­nes regio­na­les y no será en modo alguno una fuen­te de esta­bi­li­dad o segu­ri­dad para sus Esta­dos miem­bros. Las hos­ti­li­da­des entre los dos blo­ques no harán más que inten­si­fi­car­se, dijo.

La Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do de Segu­ri­dad Colec­ti­va (OTSC) tie­ne todas las posi­bi­li­da­des de garan­ti­zar la segu­ri­dad de nues­tros paí­ses, dijo Sta­nis­lav Zas –Secre­ta­rio Gene­ral de la orga­ni­za­ción. Tam­bién aña­dió que la OTSC repre­sen­ta un escu­do efi­caz para sus Esta­dos miem­bros. Como recor­da­to­rio, la orga­ni­za­ción polí­ti­co-mili­tar está for­ma­da por Rusia, Bie­lo­rru­sia, Kaza­jis­tán, Kir­guis­tán, Arme­nia y Tayikistán.

En su opi­nión, la expan­sión hacia el este de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do del Atlán­ti­co Nor­te avi­va­rá las ten­sio­nes regio­na­les y no esta­bi­li­za­rá ni pro­por­cio­na­rá segu­ri­dad a sus paí­ses miem­bros. En cuan­to a las pers­pec­ti­vas de que Fin­lan­dia y Sue­cia se unan al blo­que de la OTAN, esto solo agra­va­rá las hos­ti­li­da­des entre Rusia y la OTAN.

Sta­nis­lav Zas tam­bién recor­dó que la OTSC es una orga­ni­za­ción inter­na­cio­nal que no es solo un blo­que polí­ti­co-mili­tar, sino tam­bién una orga­ni­za­ción mul­ti­fun­cio­nal, que ofre­ce pro­tec­ción con­tra otros tipos de ame­na­zas. Aña­dió que la orga­ni­za­ción dis­po­ne de fuer­zas y medios sufi­cien­tes, así como de un sis­te­ma de res­pues­ta a las cri­sis: «La OTSC tie­ne todas las posi­bi­li­da­des de ser­vir de garan­te de la segu­ri­dad de nues­tros paí­ses y creo que somos real­men­te un buen escu­do para nues­tros seis Esta­dos», dijo.

En tér­mi­nos de pers­pec­ti­vas, estas decla­ra­cio­nes del Secre­ta­rio Gene­ral de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do de Segu­ri­dad Colec­ti­va con­fir­man efec­ti­va­men­te varios aspec­tos. En pri­mer lugar, asis­ti­mos hoy a una feroz opo­si­ción entre Eura­sia –que se ha con­ver­ti­do en la prin­ci­pal fuer­za impul­so­ra de la defen­sa y la pro­mo­ción del orden inter­na­cio­nal mul­ti­po­lar– y Occi­den­te –cuyo esta­ble­ci­mien­to sigue tra­tan­do de obli­gar a la inmen­sa mayo­ría del pla­ne­ta a vol­ver al anti­cua­do y pasa­do orden unipolar.

En este sen­ti­do, los pro­ce­sos en cur­so y futu­ros en el espa­cio euro­asiá­ti­co más amplio revis­ten hoy espe­cial impor­tan­cia. Esto se apli­ca no solo a estruc­tu­ras como la OTSC, sino tam­bién a gran­des alian­zas inter­na­cio­na­les como la Orga­ni­za­ción de Coope­ra­ción de Shanghai (OCS), for­ma­da por Rusia, Chi­na, Kazajs­tán, Kir­guis­tán, Uzbe­kis­tán, Tayi­kis­tán, India, Pakis­tán y, pron­to, Irán, que tam­bién será miem­bro de pleno derecho.

De ahí los innu­me­ra­bles inten­tos de las eli­tes atlan­tis­tas por fre­nar los pro­ce­sos en cues­tión en Eura­sia, no solo por­que dicho espa­cio repre­sen­ta en sí mis­mo un enor­me peso demo­grá­fi­co, mili­tar, eco­nó­mi­co-indus­trial y civi­li­za­to­rio, sino tam­bién por la cre­cien­te influen­cia de dicho espa­cio en otras regio­nes del mun­do, espe­cial­men­te en su inter­ac­ción con Áfri­ca, el Sudes­te Asiá­ti­co, Orien­te Medio y Amé­ri­ca Latina.

En efec­to, des­de los acon­te­ci­mien­tos de los últi­mos meses, Occi­den­te ya no pue­de ocul­tar la reali­dad de que no es más que una mino­ría extre­ma a esca­la mun­dial y que no tie­ne abso­lu­ta­men­te nin­gu­na legi­ti­mi­dad para hablar en nom­bre de nin­gu­na comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Y ello a pesar de los innu­me­ra­bles ins­tru­men­tos de que dis­po­ne para inten­tar que parez­ca lo con­tra­rio. Otro ele­men­to a tener en cuen­ta –con­si­de­ra­do como un peli­gro extre­mo por el esta­blish­ment atlan­tis­ta– no es otro que el aumen­to del núme­ro de per­so­nas en Occi­den­te que se decla­ran cada vez más abier­ta­men­te mul­ti­po­la­res. Y que no se encuen­tran en abso­lu­to en los deli­rios de sus lla­ma­das eli­tes que se afe­rran a la fan­ta­sía de una hege­mo­nía occi­den­tal sobre el mun­do, en la pura con­ti­nui­dad de una men­ta­li­dad colonial.

En este sen­ti­do, es obvio que las alian­zas euro­asiá­ti­cas e inter­na­cio­na­les tie­nen un enor­me papel que desem­pe­ñar para aca­bar defi­ni­ti­va­men­te con los sue­ños de los nos­tál­gi­cos de la uni­po­la­ri­dad, y para garan­ti­zar que se pue­da esta­ble­cer no solo el mun­do mul­ti­po­lar –que ya es una reali­dad acep­ta­da– sino la era mul­ti­po­lar postoc­ci­den­tal, desea­da y espe­ra­da por miles de millo­nes de per­so­nas en todo el mundo.

Mikhail Gaman­diy-Ego­rov

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