Aunque muchas grandes empresas están obteniendo grandes beneficios, estos no se reflejan en las actuales negociaciones salariales. En TotalEnergies, el superbeneficio no significa compartir la riqueza con los trabajadores.
TotalEnergies anunció beneficios récord: 5.700 millones de dólares en el segundo trimestre, es decir, el doble que el año pasado (2.200 millones de dólares) en la misma época, ¡tras 9.000 millones en el primer trimestre!
Al mismo tiempo, el grupo petrolero tiene previsto pagar un dividendo a cuenta excepcional de 2.620 millones de euros a sus accionistas.
En 2021, año en el que el grupo ganó 18.100 millones de dólares, el consejero delegado Patrick Pouyanné aumentó su sueldo un 52%, de 3,9 a 5,9 millones de euros.
Ante esta situación se ha creado una situación tensa, que llega después de que el Gobierno se negara a crear un impuesto sobre los beneficios y los dividendos pagados a los accionistas.
Las primeras huelgas tuvieron lugar el 29 de septiembre al hacerse público las ganancias del grupo Total.
Como si de una mancha de aceite se tratara, el impetuoso movimiento huelguístico que iniciado en las refinerías de Total y Esso-Exxonmobil, se ha extendido ahora rápidamente también a las industrias de energía nuclear, afectando a la actividad laboral de mantenimiento de cinco reactores.
Al sumarse a la huelga, el sindicato FNME-CGT pretende expresar su apoyo a los huelguistas de la refinerías.
En un comunicado de prensa difundido a través de las redes sociales del sindicato, la FNME-CGT manifestó que prestará «todo su apoyo a la huelga de los trabajadores de las refinerías».
El comunicado emitido por la FNME-CGT exige, igualmente, «el fin de la represión sindical» iniciada por Macron. Denunció, además, que el propósito del Ejecutivo de proceder a la requisa de estas industrias no es más que un testimonio de la voluntad política de sofocar a toda costa el paro y la movilización». «Muestra, igualmente, la histeria que se ha apoderado del gabinete Macrón, que durante las últimas semanas ha puesto en evidencia su torpe incapacidad para resolver este conflicto.»
Con estas medidas de excepción, el Ejecutivo de Macron pretende «meter miedo» a los huelguistas, obligándolos a trabajar bajo la amenaza de aplicarles sanciones penales. Ya en el año 2010, el derechista Nicolás Sarkozy hizo activar un mecanismo legal similar en contra de los trabajadores de algunas refinerías que se pusieron en paro por la reforma de las pensiones.
En consecuencia, seis de las siete refinerías de Francia están en huelga: las cuatro de TotalEnergies y las dos de Esso-ExxonMobil; solo la de Lavéra (grupo Petroineos) continuó trabajando.
Los huelguistas reclaman un 10% de subida salarial, frente al 3,5 que obtuvieron a principios de este año. La CGT también amenaza con emprender acciones legales para arrancar de los tribunales la cancelación de la «intervención» gubernamental, que fue calificada por el sindicato como un «flagrante atentado al derecho de huelga».
Tratando de responder esta decisión de las asambleas de los trabajadores que decidieron perseverar en la huelga, el Gobierno de Macron convocó para este miércoles una urgente «reunión de crisis» del gabinete, tras lanzar su amenaza de intervenir gubernamentalmente los depósitos de carburante de las refinerías. De acuerdo con esta medidas, las leyes francesas permitirán al gobierno obligar a trabajar a los asalariados para que hagan funcionar los depósitos y que el suministro de combustible llegue a las estaciones de servicio.
Pero después de dos semanas después del inicio de las primeras huelgas en las refinerías francesas, el gobierno se enfrenta a un nuevo riesgo: la posible extensión del movimiento a otros sectores. Desde la primera requisa de cuatro empleados en huelga en el depósito de la refinería de ExxonMobil en Notre-Dame-de-Gravenchon (Seine-Maritime), el miércoles 12 de octubre, han aparecido algunas señales de humo en una Francia enfrentada a la escasez de combustible. «Esta huelga debe extenderse», dijo al día siguiente Emmanuel Lépine, secretario general de la Federación Nacional de Industrias Químicas (FNIC-CGT). Un llamamiento para ampliar el conflicto vigilado de cerca por el ejecutivo.
Por el momento, el apaciguamiento no parece estar a la vista, ya que el movimiento en las refinerías ha realizado llamamientos a la movilización general. El jueves 13 de octubre por la noche, cuatro sindicatos de trabajadores –CGT, Force Ouvrière, FSU y Solidaires– y cuatro movimientos que representan a los jóvenes –FIDL, MNL, UNEF y La Voix Lycéenne– convocaron una huelga para el martes 18 de octubre, en el marco de una jornada interprofesional por «el aumento de los salarios y la defensa del derecho de huelga». De los transportes a los funcionarios, esta gran jornada de huelga nacional afectará en particular a la SNCF y a la RATP. Esta iniciativa se tomó tras una reunión celebrada en Montreuil (Seine-Saint-Denis), en la sede nacional de la CGT.
Por ello, los sindicatos y las organizaciones juveniles firmantes han decidido llamar a los trabajadores y a los jóvenes a movilizarse juntos, incluso mediante una huelga el martes 18 de octubre, para conseguir un aumento de los salarios, las pensiones y los mínimos sociales, y una mejora de las condiciones de vida y de estudio.
También llaman a los asalariados, a los pensionistas, a los parados y a los jóvenes a movilizarse en defensa del derecho de huelga participando en las concentraciones organizadas ante las prefecturas y subprefecturas.
15 de octubre de 2022