Tra­ta­dos de Libre Comer­cio: Méxi­co. Cómo salir de la sumi­sión corporativa

Con­for­me el gobierno mexi­cano se pre­pa­ra para fina­li­zar su entra­da al Acuer­do Glo­bal Unión Euro­pea-Méxi­co, una nue­va ver­sión del TLC UE-Méxi­co del 2000, es tiem­po de mirar atrás y refle­xio­nar sobre la ver­da­de­ra natu­ra­le­za de los TLC, estos ins­tru­men­tos de des­vío de poder que se nos impo­nen país tras país en secre­to y sin mira­mien­tos hacia la población.

El Tra­ta­do de Libre Comer­cio de Amé­ri­ca del Nor­te —fir­ma­do por Cana­dá, Méxi­co y Esta­dos Uni­dos— fue el pri­mer tra­ta­do de libre comer­cio nego­cia­do por fue­ra del sis­te­ma mul­ti­la­te­ral (GATT/​OMC). Entro en ope­ra­ción en 1994 y muy pron­to se vol­vió el «mode­lo» de todos los otros.

El TLCAN fue devas­ta­dor para al pobla­ción mexi­ca­na: pro­fun­di­zó la pér­di­da de sobe­ra­nía ali­men­ta­ria debi­da a las impor­ta­cio­nes bara­tas, agra­vó la pri­va­ti­za­ción de semi­llas, la pér­di­da de tie­rra y sus­ten­to, incre­men­tó el cri­men, la migra­ción y la polu­ción y se soca­va­ron los dere­chos labo­ra­les, y más.

Pero la pobla­ción mexi­ca­na apren­dió una lec­ción más abar­ca­do­ra: que los acuer­dos de libre comer­cio tuer­cen o des­man­te­lan leyes, regu­la­cio­nes y pro­ce­sos lega­les con el fin de abrir­le espa­cio a las cor­po­ra­cio­nes para ope­rar. Este «des­vío de poder», es su fun­ción principal.

Para entrar al acuer­do, Méxi­co ofre­ció «ven­ta­jas com­pa­ra­ti­vas»: el des­man­te­la­mien­to de las con­di­cio­nes labo­ra­les y casi todas las regu­la­cio­nes ambien­ta­les. ¿El resul­ta­do? Sur­gió la eco­no­mía de las «maqui­la­do­ras» o «talle­res de sudor» y se expan­die­ron las cade­nas de sumi­nis­tro trans­na­cio­na­les, que aho­ra dan cuen­ta de un 30 – 60% de todo el comer­cio glo­bal. Pese a las pro­me­sas de una «con­ver­gen­cia de sala­rios» y una «moder­ni­za­ción» de las reglas labo­ra­les con el TLCAN revi­sa­do (aho­ra cono­ci­do como Uni­ted Sta­tes-Mexi­co-Cana­da o T‑MEC), la dis­pa­ri­dad de las con­di­cio­nes de tra­ba­jo entre Méxi­co y sus veci­nos del nor­te es enorme.

Par­tes de la Cons­ti­tu­ción mexi­ca­na que defen­dían los dere­chos comu­ni­ta­rios cam­bia­ron con el TLCAN. Cam­bia­ron las leyes para pri­va­ti­zar la tie­rra median­te titu­la­cio­nes indi­vi­dua­les y la posi­bi­li­dad de que gen­te extran­je­ra adquie­ra terri­to­rios que antes eran colec­ti­vos. Las comu­ni­da­des resis­ten, pero se dis­pa­ró la migra­ción como resul­ta­do del aca­pa­ra­mien­to de tie­rra des­ata­do por la mine­ría, las com­pa­ñías agro­in­dus­tria­les y de ener­gía. Todo esto des­ató violencia.

La ley de semi­llas cam­bió lo que la gen­te en el cam­po y las comu­ni­da­des indí­ge­nas han hecho por mile­nios —cui­dar, mejo­rar, repro­du­cir y com­par­tir sus semi­llas— y lo cri­mi­na­li­zó, para bene­fi­cio de la indus­tria semillera.

El TLCAN creó tam­bién nue­vos dere­chos para que las com­pa­ñías pudie­ran desa­fiar las regu­la­cio­nes y las leyes nacio­na­les mexi­ca­nas y la solu­ción de con­tro­ver­sias se mudó de las cor­tes públi­cas al arbi­tra­je privado.

Tras 28 años de ope­ra­ción del TLCAN y tras disec­cio­nar sus efec­tos duran­te los tres años de refle­xión colec­ti­va de miles de per­so­nas, orga­ni­za­cio­nes y comu­ni­da­des impli­ca­das en el pro­ce­so del Tri­bu­nal per­ma­nen­te de los Pue­blos que sesio­nó tres años en Méxi­co (2011−2014), exis­te fuer­te evi­den­cia para insis­tir en que los acuer­dos de comer­cio e inver­sión son ins­tru­men­tos de «des­vío de poder» de las comu­ni­da­des afec­ta­das a las salas de con­se­jo empre­sa­ria­les. Esto es lo que nos ense­ña la expe­rien­cia del pue­blo de México.

17 de octu­bre de 2022

Fuen­te: https://​grain​.org/​e​/​6​900

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