Un nuevo ciclo de usura internacional con la crisis financiera, esta vez a nivel de los Estados, ya comienza a proyectarse desde Grecia (a través del fondo de «rescate) a todos los países de la zona del euro. Como mecánica central, los bancos y grupos usurarios internacionales «represtan» dinero a los Estados quebrados (como antes lo hicieron con bancos y empresas privadas), se aseguran la capacidad de pago con el «ajuste salvaje», y alimentan el nacimiento de otra burbuja ganancial con la especulación con los bonos (emisión de deuda de los Estados) en el mercado internacional. Se trata de un nuevo ciclo, donde el sistema capitalista se reestructura y recicla sus crisis en nuevas «burbujas» gananciales.
Por Manuel Freytas (*)
manuefreytas@iarnoticias.com
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Reciclamiento de la usura
La operación financiera con el «rescate» de Grecia no es nada más que otro gran negocio usurario con la crisis, esta vez realizado a través de un Estado, y con el FMI y la UE como instrumentos de ejecución.
El gobierno griego, en estado de insolvencia para pagar su deuda, pide dinero (a cambio de bonos) y emite más deuda. O sea vuelve endeudarse para pagar la nueva deuda.
Con la UE (como intermediaria y garante) los bancos y grupos de la usura internacional) le prestan el dinero al estado griego, y a través del «ajuste salvaje» se aseguran de que Grecia pague su deuda reciclada con nuevos intereses usurarios.
De esta manera, los usureros internacionales «prestan» el dinero, se aseguran la capacidad de pago con el «ajuste», y alimentan el nacimiento de otra burbuja ganancial con la especulación con los bonos griegos en el mercado internacional.
En definitiva la usura internacional, luego de asegurarse la capacidad de pago de la deuda griega (con el «ajuste» y la intermediación garantista de la UE), prestan nuevos fondos para reciclar un nuevo macro negocio financiero con la deuda del país quebrado.
O sea «presta» (comprando emisión de deuda), no para rescatar a Grecia, sino para alimentar otro ciclo de endeudamiento usurario y de burbuja ganancial especulativa.
En resumen, el capital usurario pone el dinero (compra bonos), se asegura su retorno (capital e intereses) con el «ajuste salvaje» y la nueva disciplina fiscal (reducción del gasto público) , y se asegura la ganancia especulativa con los bonos en el mercado internacional (nueva burbuja especulativa).
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La «burbuja» con el Estado
En otro escenario, con la experiencia griega (que amenaza con contagiarse a toda la Unión Europea) se repite el negociado financiero con la crisis implementado con los «rescates» a bancos y empresas privadas en EEUU y Europa.
Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre del 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la «economía de papel» terminó impactando en la «economía real», primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia «subdesarrollada» y «emergente» de Asia, África y América Latina.
Mientras las economías de EEUU y la UE ingresaban en una feroz crisis financiera recesiva con quiebre generalizado de las megaempresas del sector industrial y comercial, con despidos laborales masivos, los poderosos conglomerados bancarios que integran el sistema de la Reserva Federal y los bancos de las potencias centrales reciclaron una burbuja ganancial con el Estado como instrumento.
Mediante el «rescate financiero» en EEUU y Europa, Wall Street y las bolsas mundiales, los bancos y grupos usurarios privados reciclaron una nueva «burbuja» ganancial con la crisis, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad).
Esos fondos (captados de los mercados de capitales usurarios) destinados a los «rescates» fueron puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista, al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela en los países centrales.
Simultáneamente, las economías reales del Imperio y de las potencias centrales (pese a los anuncios de «recuperación») permanecen en rojo en todas sus variables, y una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
El costo de este monumental negocio usurario con la «crisis capitalista» (que ya fue exportado desde EEUU y Europa a los países de la periferia de Asia, África y América Latina) es financiado con el dinero de los impuestos pagados por el conjunto de la sociedad.
Se trata, en suma, de una «socialización de las pérdidas» para subsidiar un «nuevo ciclo de ganancias privadas» con el Estado como herramienta de ejecución.
Un proceso mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.
La «burbuja» griega