El diario Argentino La Crítica le realizó esta entrevista que le presentamos a continuación.
¿Por qué se amplía el número de Bases militares de Estados Unidos en Colombia, si la supuesta victoria estaba asegurada?
Hay que distinguir en el discurso de las potencias, las intenciones reales que las mueven, diferenciándolas de las que expresan públicamente con el fin de justificar sus acciones.
Para el caso colombiano, las justificaciones de Washington son tan frágiles, que no alcanzan a tapar sus propósitos estratégicos, que no son otros que recuperar el control perdido en Latinoamérica.
Advierte el intelectual estadounidense, Noam Chomsky, que “si Estados Unidos no puede controlar América Latina, no puede esperar concretar un orden exitoso en otras partes del mundo, concluyó en 1.971 el Consejo Nacional de Seguridad en la época de Richard Nixon”.
En tal sentido, el Presidente Obama no hace más que proceder como todos los administradores del imperio que lo antecedieron y por ello se esfuerza por recuperar el control de esta región del mundo, que ha sido su ‘gallina de los huevos de oro’, por casi 2 siglos; presionado por una búsqueda afanosa de recursos, que palien la histórica crisis en que se están hundiendo.
La reactivación de la Cuarta Flota de la Marina de guerra de EEUU en aguas latinoamericanas y el actual golpe militar contra Honduras, son otros eslabones más de la reconquista norteamericana.
En cuanto a las justificaciones para multiplicar sus Bases militares extranjeras, las intenciones de EEUU, no son más que volver a recorrer un camino trillado de fracasos.
Cuatro décadas de “guerra contra las drogas”, ya no las defienden ni muchos de ellos mismos, porque con ellas se demostró la inutilidad de las salidas militares para este mal. Entonces, ¿en qué cabeza cabe decir ahora, que más Bases militares yanquis en Colombia, son para la guerra al narcotráfico? O se quedaron sin excusas o consideran de muy bajo cociente intelectual, a la opinión internacional.
También invocan la “guerra global contra el terror”, porque ahora los rebeldes somos terroristas para ellos; antes nos llamaban insurgentes y para combatirnos inventaron la contrainsurgencia; pero más antes éramos considerados subversivos, cuando desarrollaron los planes antisubversivos para desaparecernos.
Pese a cinco décadas de estrategias represivas fallidas, el pueblo colombiano y sus diversas organizaciones persistimos en la lucha por un Nuevo País, mientras la crisis nacional es cada vez peor. La solución militar del conflicto interno ha fracasado y con más Bases militares de EEUU en Colombia, no van obtener un resultado distinto.
En el Informe sobre la Estructura de Bases militares que periódicamente presenta el Departamento de Defensa ante el Congreso de EEUU, reconocen poseer 6 Bases en suelo colombiano; que suben ahora a 13, con las 7 nuevas pactadas, en el Tratado firmado por Bogotá y Washington, el pasado 30 de octubre.
Las nuevas Bases militares yanquis están localizadas en Palanquero en el centro del país, en Apiay en las llanuras del río Orinoco, en Malambo sobre el Caribe, en Larandia en la Amazonia, en Tolemaida al lado de Bogotá y en Bahía Málaga sobre el océano Pacífico.
Este nuevo Tratado militar entre Obama y Uribe, fue mantenido en secreto hasta el 3 de noviembre, día en que por fin entregaron una copia de él al Congreso colombiano, lo que permitió conocer, por ejemplo, que los aviones de guerra de EEUU, en adelante podrán usar cualquier aeropuerto internacional de Colombia.
Como puede observarse, el amplísimo ángulo de despliegue militar que les permite estas Bases y aeropuertos, no tiene precedente alguno.
El primer círculo de afectados por estas Bases son los países vecinos de Colombia, en especial los que desarrollan procesos políticos, que toman distancia de las recetas de EEUU.
Los que además cuentan con importantes reservas de riquezas naturales, indispensables para sostener al decrépito capitalismo, que se vanagloria del consumismo y derroche de riquezas ajenas.
De esta forma, quedan más amenazados los cambios progresistas liderados por muchos pueblos latinoamericanos; así como las iniciativas de unión continental y de las naciones del Sur del planeta; además de atacar los esfuerzos de gran parte de la humanidad que busca formas de economía, sociedad y Estado, armónicas con la gente y el medio ambiente.
En pocas palabras, las Bases militares extranjeras en América Latina pretenden profundizar un camino colonialista de guerra y despojo, en contraposición a la vía de autodeterminación, paz y cooperación que queremos los pueblos.
J. G. Tokatlián un experto argentino en Relaciones Internacionales, afirma que el presente será otro siglo sangriento y no es para menos, porque la actual crisis de la civilización capitalista, inaugura un caos, que debe desembocar en un nuevo orden internacional.
A los pueblos nos queda el camino de unirnos para proseguir la búsqueda de un mundo mejor, para las nuevas generaciones. Conscientes que de la unión nace la fuerza necesaria, tanto para resistir a las potencias del Norte del planeta, como para crear alternativas para la humanidad.
Con ocasión de la Cumbre de UNASUR en Bariloche, enviamos una carta a su Presidente Pro Tempore, Rafael Correa, solicitando la participación de la Unión, en la búsqueda de una Solución Política del conflicto interno colombiano.
Días más tarde las FARC, también realizaron una petición similar a la UNASUR.
Recientemente se restablecieron las comunicaciones entre las direcciones máximas de las dos guerrillas, lo que permite iniciar a tratar las dificultades existentes, además de profundizar unidades de acción, que venimos desarrollando en varias áreas.
Es muy importante generar un consenso nacional sobre el Nuevo País, independiente, en paz y equidad, que queremos la mayoría de los colombianos; que sea la alternativa a 200 años de república oligárquica, sumisa a los EEUU, que ha llevado a la sociedad colombiana a la más grave crisis de su historia.
Luego de ver Argentina Latente del realizador Solana, sentí cierta envidia, porque en esa película él logra esbozar un Proyecto de Nación, como el que anhelamos la gran mayoría de latinoamericanos. Y no debemos descansar hasta lograrlo.
Por: Diario argentino Crítica /Aporrea.org