Argen­ti­na. Pan­de­mia, salud y economía

Julio C Gam­bi­na /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​30 de mar­zo de 2020

Exis­te una fal­sa dico­to­mía entre salud y eco­no­mía, tal como intere­sa­da­men­te se la quie­re visi­bi­li­zar en estas horas. El argu­men­to es que está bien el ais­la­mien­to, la cua­ren­te­na, pero que al mis­mo tiem­po se des­tru­ye la eco­no­mía por efec­to de la rece­sión indu­ci­da, la que agra­va un tra­yec­to de arras­tre de más de dos años. Son argu­men­tos para con­di­cio­nar la deci­sión de amplia­ción de la cua­ren­te­na, que, si obser­va­mos la bre­ve his­to­ria del COVID19, resul­ta lo ade­cua­do des­de la polí­ti­ca públi­ca para evi­tar los con­ta­gios, lo que supo­ne apla­nar la cur­va de con­ta­gios de la pobla­ción. Les preo­cu­pa a los gran­des empre­sa­rios y a sus inte­lec­tua­les, pro­fe­sio­na­les, comu­ni­ca­do­res o perio­dis­tas, la ausen­cia de ganan­cias duran­te la cua­ren­te­na. Se escu­dan en el argu­men­to que no podrán pagar sala­rios e inclu­so, reco­no­cen los millo­nes que viven de la dia­ria, de un tra­ba­jo coti­diano infor­mal, en muchos casos no ins­cri­tos por la impu­ni­dad empre­sa­rial. Es cier­to que el ais­la­mien­to afec­ta a bue­na par­te de la eco­no­mía, pero exis­ten acti­vi­da­des esen­cia­les que con­ti­núan su acti­vi­dad, por caso la indus­tria de la ali­men­ta­ción, de la medi­ci­na, o el ser­vi­cio de tras­la­do y dis­tri­bu­ción de las mis­mas y otras mer­can­cías. La acti­vi­dad pro­duc­ti­va de ali­men­tos o de medi­ca­men­tos no está para­da, ni tam­po­co la acti­vi­dad de expor­ta­ción de la pro­duc­ción pri­ma­ria, que gene­ra acti­vi­dad en los puer­tos. ¿Inclu­so, y no menor, sien­do esto así, por­que aumen­tan los pre­cios de los ali­men­tos, cuan­do los pre­cios están con­ge­la­dos al 63?

Hay pre­sión del poder eco­nó­mi­co por­que les preo­cu­pa la ganan­cia, sus ganan­cias, caso evi­den­te con el gru­po Techint des­pi­dien­do 1450 tra­ba­ja­do­res. Un gran­de de la eco­no­mía local y mun­dial que acu­mu­ló a cos­ta del Esta­do. Ese acu­mu­lar de cuan­tio­sas ganan­cias le per­mi­tió una expan­sión más allá del terri­to­rio nacio­nal para cons­ti­tuir­se en un gru­po trans­na­cio­nal con ori­gen en el país, pero con acti­vi­dad y espe­cia­li­za­ción del pri­mer nivel en varios paí­ses del sis­te­ma mun­dial. Si no pue­de aguan­tar el cos­to de esos sala­rios, la socie­dad debe dis­cu­tir cómo enfren­tar estas accio­nes ante el incum­pli­mien­to de las dis­po­si­cio­nes y suge­ren­cias rela­ti­vas a no des­pe­dir y a con­ser­var empleo, entre ellos, cré­di­tos pre acor­da­dos sobre la nómi­na salarial.

En torno a la cri­sis del 2001 se gene­ra­li­za­ron expe­rien­cias de “recu­pe­ra­ción de empre­sas” y la auto­ges­tión por las tra­ba­ja­do­ras y los tra­ba­ja­do­res pasó a ser una res­pues­ta de los afec­ta­dos por la rece­sión y la cri­sis. Habrá que pen­sar, en la coyun­tu­ra, los cur­sos de acción a tomar des­de la socie­dad e inclu­so des­de el Esta­do, para indu­cir una nue­va ins­ti­tu­cio­na­li­dad en el orden económico.

¿Salud ver­sus economía?

No se pue­de divi­dir el razo­na­mien­to entre salud y eco­no­mía. Qué habría ocu­rri­do si la inver­sión públi­ca por años se hubie­ra orien­ta­do a con­so­li­dar y for­ta­le­cer inte­gral­men­te la salud, a con­tra­mano de una lógi­ca ideo­ló­gi­ca de reti­ra­da del Esta­do de la inver­sión, don­de lo úni­co que valía era la ini­cia­ti­va pri­va­da, el estí­mu­lo a la inver­sión pri­va­da, inclu­so exter­na. En el mis­mo sen­ti­do y exten­di­do a la situa­ción de la eco­no­mía mun­dial, ima­gi­ne­mos un mun­do don­de el gas­to en salud (tam­bién en edu­ca­ción) fue­ra simi­lar al gas­to mili­tar o a las inmen­sas reme­sas des­ti­na­das a can­ce­lar deu­das públi­cas exter­nas, en muchos casos ile­gi­ti­mas u odio­sas, caso de la Argentina.

No sor­pren­de la diná­mi­ca mili­tar en sus des­pla­za­mien­tos por el mun­do y lo que podría gene­rar­se si la pre­vi­sión de los Esta­dos estu­vie­ra pues­ta en la salud de la pobla­ción. Si el eje fue­ran los dere­chos huma­nos, el mun­do podría tener bri­ga­das inter­na­cio­na­les de soli­da­ri­dad, tal como lo hace Cuba, que a pro­pó­si­to del coro­na­vi­rus ofre­ce asis­ten­cia a 13 paí­ses que deman­da­ron la efec­ti­va par­ti­ci­pa­ción sani­ta­ria de la Isla. Qué curio­so, los paí­ses hege­mó­ni­cos del sis­te­ma mun­dial pue­den des­pla­zar con­tin­gen­tes mili­ta­res y sus equi­pos con efi­cien­cia, e inclu­so desa­rro­llar tec­no­lo­gía de gue­rra que actúa sobre el pla­ne­ta como si fue­ra un solo terri­to­rio. El des­plie­gue de bases y tro­pas supo­nen un gas­to enor­me, que, apli­ca­do a salud, más la coope­ra­ción inter­na­cio­nal, ase­gu­ra­ría el com­ba­te a cual­quier pan­de­mia. La polí­ti­ca nacio­na­lis­ta, de Ame­ri­ca First, impi­de la coope­ra­ción de los paí­ses que mejor resol­vie­ron la situa­ción, por caso Chi­na. La reali­dad es que Trump estig­ma­ti­za a su com­pe­ti­dor glo­bal desig­nan­do al coro­na­vi­rus con la iden­ti­fi­ca­ción de “virus chino”. La impo­ten­cia o la sober­bia pue­de ser gra­ve para un país que lide­ra el núme­ro de con­ta­gia­dos, superan­do los 143.000 afec­ta­dos y suman­do más de 2.500 fallecidos.

Los paí­ses que hoy cons­ti­tu­yen el foco de con­ta­gio debie­ran pro­mo­ver la coope­ra­ción inter­na­cio­nal y no la com­pe­ten­cia entre ellos para ver quien resuel­ve la vacu­na antes de tiem­po. Es momen­to de coope­ra­ción y no de com­pe­ten­cia. Es tiem­po de apren­der de quie­nes anti­ci­pa­ron pro­pues­tas que a ojo vis­ta han resul­ta­do ade­cua­das. Mien­tras antes se resuel­va la pan­de­mia más rápi­do se recu­pe­ra­rá la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca, pero cla­ro, ¿habrá que dis­cu­tir si se pre­ten­de vol­ver a una “nor­ma­li­dad” sus­ten­ta­da en la súper explo­ta­ción de la fuer­za de tra­ba­jo y la depre­da­ción de la natu­ra­le­za? Es gra­ve que hace pocos días se reu­nie­ra vir­tual­men­te el G20, para no resol­ver más que diplo­má­ti­cas decla­ra­cio­nes. En el mis­mo sen­ti­do se pro­nun­cia el FMI, que soli­ci­ta tener en cuen­ta las nece­si­da­des de los paí­ses con sec­to­res socia­les vul­ne­ra­bles, al tiem­po que acon­se­ja el ajus­te y las regre­si­vas rees­truc­tu­ra­cio­nes de la eco­no­mía. Resul­ta intere­san­te el men­sa­je del pre­si­den­te argen­tino al G20, pero desoí­do por la hege­mo­nía del capi­ta­lis­mo global.

Argen­ti­na

Res­pec­to de la Argen­ti­na se des­ta­ca el accio­nar pre­ven­ti­vo en mate­ria de salud e inclu­so dife­ren­tes medi­das con el ojo pues­to en sec­to­res muy nece­si­ta­dos, y cla­ro que eso no alcan­za, pero es el rum­bo que debe enfa­ti­zar­se. El abas­te­ci­mien­to bási­co no está ase­gu­ra­do en los terri­to­rios de la pobre­za y de la indi­gen­cia. Es más, los pre­cios de la car­ne, fru­tas y ver­du­ras suben, ni hablar de otros bie­nes en cir­cu­la­ción que hacen a la vida coti­dia­na. Estos bol­so­nes de pobre­za son con­se­cuen­cia del orden capi­ta­lis­ta, en Argen­ti­na y en el mun­do, más aún con la lógi­ca neo­li­be­ral impues­ta des­de el 197576 en ade­lan­te, con los mati­ces defen­si­vos en el perio­do. La pobre­za es un cri­men, como el dete­rio­ro de la salud públi­ca. Mer­can­ti­li­zar la salud fue un cri­men y hay que rever­tir el pro­ce­so, cen­tra­li­zan­do en la ges­tión públi­ca el dere­cho a la salud.

Por eso, es que insis­ti­mos que todos los recur­sos deben orien­tar­se a satis­fa­cer dere­chos, en pri­mer lugar, la salud, cla­ro que tam­bién la edu­ca­ción e inclu­so otros, pero en la pan­de­mia, la salud es el pri­vi­le­gio. No se debe des­ti­nar un solo peso o dólar a la can­ce­la­ción de la deu­da si pre­via­men­te no se rea­li­za una audi­to­ría con par­ti­ci­pa­ción popu­lar y se defi­ne que par­te es legal, legí­ti­ma y en esa con­di­ción esta­ble­cer el calen­da­rio de afec­ta­ción de recur­sos, insis­ta­mos, con pri­vi­le­gio en la salud. Eso es: infra­es­truc­tu­ra hos­pi­ta­la­ria, camas, res­pi­ra­do­res, insu­mos, segu­ri­dad de las/​os trabajadoras/​es. Es común en estos tiem­pos la rea­li­za­ción de asam­bleas de tra­ba­ja­do­res recla­man­do medi­das urgen­tes sobre equi­pa­mien­to, ni hablar de sala­rios, de pro­fe­sio­na­les, enfermeras/​os, camilleras/​os, administrativas/​os, etc. No alcan­za con el aplau­so colec­ti­vo, hace fal­ta pre­su­pues­to y cen­tra­li­dad del Esta­do, en el país y en el mundo.

Salud es eco­no­mía, y debe­mos cons­ta­tar que exis­ten millo­nes que no pue­den hacer cua­ren­te­na por­que hay haci­na­mien­to, ausen­cia de ingre­sos y por tan­to deben salir dia­ria­men­te a resol­ver la vida coti­dia­na, lo que inclu­ye accio­nes colec­ti­vas de pre­ven­ción, caso de los come­do­res o meren­de­ros. Hay impo­si­bi­li­dad de asu­mir el ais­la­mien­to para millo­nes de per­so­nas empo­bre­ci­das, esos que el INDEC cuen­ta por enci­ma del 35% de la pobla­ción en nues­tro país. El mis­mo INDEC alu­de a casi 400.000 millo­nes de acti­vos de argen­ti­nos en el exte­rior, el 84% del sec­tor pri­va­do, con una deu­da de 330.000 millo­nes de dóla­res. La repa­tria­ción de esos capi­ta­les o la apli­ca­ción de un impues­to de emer­gen­cia es una nece­si­dad inmediata.

Está bien preo­cu­par­se por la eco­no­mía, la infla­ción actual y la rece­sión, sí, pero no por el camino del lobby “gran empre­sa­rio” y sus voces amplia­do­ras, ins­pi­ra­dos en las dia­tri­bas de los Trump o los Bol­so­na­ro. Hay que actuar rápi­do para sos­te­ner la eco­no­mía popu­lar, por lo que no debe haber des­pi­dos e inclu­so sus­ten­tar las pari­ta­rias vir­tual­men­te, como se pro­mue­ve para las cla­ses en el sec­tor edu­ca­ti­vo. Los docen­tes deben ade­cuar­se a las nue­vas moda­li­da­des a dis­tan­cia, bueno, los con­ve­nios colec­ti­vos de tra­ba­jo pue­den dis­cu­tir­se tam­bién virtualmente.

No hay excu­sa, la eco­no­mía impor­ta e intere­sa y hay que pen­sar en el sec­tor más empo­bre­ci­do. Resul­ta impres­cin­di­ble arti­cu­lar una polí­ti­ca con­jun­ta entre auto­ri­da­des, movi­mien­tos popu­la­res, sin­di­ca­les, terri­to­ria­les, de jubi­la­dos, para esti­mu­lar la auto-ges­tión entre trabajadoras/​es y el Esta­do, inclu­so el sec­tor coope­ra­ti­vo y las peque­ñas y media­nas empre­sas. En el eje de este comen­ta­rio está ase­gu­rar la ali­men­ta­ción para el con­jun­to de la socie­dad. En el país no debe­ría haber hambre. 

Itu­rria /​Fuen­te

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