Resumen Latinoamericano 31 de marzo de 2020
Gustavo Torrico es dirigente y asambleísta por el Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Desde febrero se encuentra privado de su libertad acusado de “sedición” y “terrorismo”. Denuncia la violación de todos sus derechos, sobre todo el de libre expresión.
El asambleísta departamental del MAS, Gustavo Torrico se encuentra privado de su libertad con prisión domiciliaria hace más de un mes bajo la carátula de “terrorismo”, “sedición” y “financiamiento al terrorismo”. Como gran parte de sus colegas exiliados/as o presos/as, la causa es la misma: ser integrante del Instrumento de Cambio garantizado por Evo Morales. Gustavo lo toma con gracia. Se encuentra cumpliendo el encierro sin condena en un hospital, a pesar de que sus fueros lo avalan. Lo entrevistamos como parte de la Delegación Feminista Plurinacional para que su historia haga parte Informe Sin Fronteras, y fue el encuentro con una personalidad rebelde y pícara que nos permitió ahondar en el mecanismo de las empresas de comunicación y la justicia para la instalación de un Golpe que pretende avanzar en la proscripción y la suspensión de derechos fundamentales para las y los bolivianos.
“El tema comienza el 24 de octubre, 4 días después de las elecciones”, anticipó Torrico al comenzar su relato. Explicó que ese día fue invitado a grabar un programa en la radio Patria Nuevo y el Canal 7, del panel participaron el ex Ministro de Trabajo y abogado constitucionalista, Gonzalo Trigoso; Dina Chuquimia, el ex vocal del Tribunal Supremo Electoral; los periodistas Iván Maldonado y Wayra Godoy. “Entonces empezamos a hablar de cómo había vivido las elecciones, lo interesante – aportó Torrico- era que meses atrás, cinco o seis meses, en el mismo programa yo había denunciado que había una confabulación que los miembros del Tribunal Supremo iban a renunciar. Incluso les dije, éste renuncia primero, éste es el segundo, éste es tercero, etc., etc. y el último, faltando 10 días para la elección; es Costa, y con eso querían tirar abajo las elecciones”.
Para el asambleísta, ese era el primer plan que iban a emplear pero tenían un plan b: “una vez que ganemos la elección, porque la íbamos a ganar, la oposición saldría y diría ´Evo no es legalmente candidato´, y según alguna intervención del Tribunal Electoral se iba a reconocer al segundo, en un efecto Guaidó, digamos”. Las renuncias se dieron como Torrico dijo. Fue entonces cuando lo invitaron, una semana antes de las elecciones, a un programa en el mismo medio, donde le dijeron: “ha fallado en las predicciones, no ha renunciado Costa”. “Analicemos la política ‑recuerda haber intervenido- si él renuncia ahora ya no nos interesa, a nadie le interesa porque hay quórum, hay todo, y el Tribunal sigue funcionando, él se va a quedar y va a boicotear las elecciones. Y bueno, pasó”.
Tras la renuncia de Costa desde Canal 7 se vuelven a comunicar con Torrico para analizar su predicción y tras su intervención en el nuevo escenario de violencia golpista, el asambleísta manifestó: “a las madres, no manden a sus hijos a pelear con la policía, qué sacan, puede haber muertos, la policía dispara”. “Esa fue mi frase ‑afirmó- y que luego agregó:: ´pero no piensen los que están haciendo la contra de que nos vamos a quedar callados ni quietos. Nosotros vamos a defender nuestra revolución´”.
En los días que siguieron comenzó a circular una foto del zócalo de Canal 7 durante la entrevista a Torrico. Era una captura de pantalla realizada con un celular a la pantalla de un televisor, la misma decía: “Torrico amenaza con matar a sus hijos” y fue esa captura la que replicaron como noticia los periódicos sin constatar fuente. “A mi me preguntaron varios medios de acá y les dije que ´no había mencionado eso´ pero ni caso” expresa.
Pasaron dos meses y recién el 20 de diciembre, Torrico recordó haber visto las noticias donde “sale el Fiscal (Marco Villa) y dice ´voy a ampliar la denuncia de terrorismo contra Juan Ramón y en contra de Gustavo Torrico y Zabaleta´ Yo lo que hago es hablar con mi abogado y le digo ´vamos a presentarnos´, fuimos, pero no estaba y no había ni quién nos atienda, entonces nos apersonamos. Nadie me dice nada”, explicó. El 26 volvió a salir el fiscal en la TV diciendo que Torrico no había ido a declarar, y que por ese motivo, pedía su prisión. “Y yo me vuelvo a presentar y le digo ´señor fiscal, acabo de ver los medios y usted nunca me ha citado´ ni me contesta”, explicó desde su prisión domiciliaria en el Hospital del Torax de La Paz. “Pasó todo enero y cuando, a principios de febrero, veo en las noticias lo más normal en mi casa haciendo mis cosas y aparece el Coronel Rojas diciendo ´hemos armado un equipo especial que lo está buscando´, porque según informes que no cita hace un mes no estaba ya aquí”. Torrico explicó que se comunicó con el canal y envió su ubicación GPS para desmentir esa información. Pero tampoco obtuvo respuesta.
El 8 de febrero, Gustavo estaba en su casa, como desde hace unos meses por cuestiones de salud, cuando el comandante Rojas se presentó en su puerta. Torrico relató que el diálogo fue más o menos así:
- Soy el Coronel Rojas.
- Soy Gustavo Torrico, ¿en qué le sirvo?
- Tengo una orden de prisión contra usted.
- Si ustedes nunca me han notificado.
- Yo no estoy para discutir, tiene una orden de notificación, o nos acompaña o allanamos su domicilio.
- No se haga problema.
- O nos acompaña, o allanamos (insistió).
- ¿Sabe qué?, deme 10 minutos, me voy a bañar.
“Me bañé, me vestí, listo y le dije vamos”, relató Torrico. “En las casas al frente, llenas de francotiradores, por la terraza del vecino como si fuera Osama Bin Laden”, recordó.
Una vez en la Fuerza de Lucha contra el Crimen (FELCC), comenzó el show mediático, el juicio que confirma que no tiene ninguna legalidad: “avisan a la prensa que estamos por llegar, me esposan, me intentan cubrir la cabeza digo ´yo no soy ningún maleante´. Todo el circo se había armado, listas, sus camaritas. Bueno y me sentaron y me dijeron, ¿por qué lo han detenido? Por masista, pregúnteles sino”. Desde el 23 de febrero, Torrico y su abogado pidieron las copias del expediente, porque hasta el momento no sabía de qué lo acusaban, más allá de la carátula que le cabe a todos y todos los integrantes del MAS de “terrorismo, sedición, financiamiento al terrorismo” y que tiene al Estado como querellante.
Torrico estuvo demorado más de ocho horas hasta que le tomaron la denuncia. “Les digo cuál es la prueba de terrorismo ‑nos dice con sonrisa cómplice- esa captura de la televisión con ese titular, esa frase de ´cuiden a sus hijos …´ fue invertida con la otra declaración que hice y pusieron ´vamos a defender la revolución. Cuiden a sus hijos´ sin siquiera haber pedido el archivo al canal” . A continuación, el fiscal vio la declaración y le consultó “¿conoce a Evo Morales o a Zabaleta?’, ‘y yo creo que los conozco porque son de mi gobierno’ respondí. Cómo no los voy a conocer” nos contó riendo Torrico. Y continuó, “entre el 20 de octubre y el 15 de noviembre, tuvo contacto con Evo Morales o con Zabaleta. Tuvo contacto telefónico? Nos comunicamos. Esa fue la pregunta, entonces me quedé aprendido y me metió en esas celdas que es puro cemento que no hay camas que no hay nada”.
Durante cinco días, el asambleísta estuvo detenido en celdas judiciales paseando entre fiscales, declaraciones y notificaciones. Entró un jueves y recién el lunes le dijeron que se le otorgará una cautelar para eso, en Bolivia, cualquier persona tiene que tener familia, casa y trabajo. “Y entonces el fiscal interviene, él puede irse del país cuando quiera y la prueba es su flujo migratorio” recordó el asambleísta. “Y le digo, mi flujo migratorio son 6 viajes que he hecho cuando era de la Comisión de Derecho del Congreso y la última era de 2011, hasta el juez se le ha reído”. Volvieron a intentarlo, “aceptamos que tiene familia, que tiene una casa, pero si bien es asambleísta al haber presentado licencia a la asamblea no tiene trabajo” explicó Torrico, “pedí licencia indefinida si me quiero defender, esto no dura dos días. Al haber pedido licencia ya no tiene trabajo, entonces le pido a la asamblea que me incorpore mañana. Tengo trabajo”. “Ellos piden mi detención y luego pide, porque dice acá falta que declare Juan Ramón y que declare Zabaleta, y le digo, pero ese es su tema, o sea que yo soy ahora su rehén hasta que salga Juan Ramón” reflexionó.
Finalmente, a Gustavo Torrico le dieron arresto domiciliario con dos custodios, tuvo que pagar 25 mil pesos bolivianos de fianza. “Todito lo hemos cumplido al día siguiente menos los custodios, mandamos a cuantificación al régimen penitenciario, pero dijeron que no tenían”, relató sin dejar de sorprenderse mientras recordaba que para mostrarlo delante de la prensa decenas de oficiales eran solicitados sin ningún sentido. “Entonces, no me dieron custodios y como verán, pese a que la ley dice que en cuanto se da la medida cautelar, es cumplida inmediatamente, me han tenido 15 días en celdas judiciales”. Sin lograr un avance, Torrico fue llevado al hospital por una complicación de salud donde aún se encuentra. Después de nuevas idas y vueltas, Torrico fue llamado el lunes para la apelación. El fiscal Villa pidió que se suspenda la audiencia porque los estudios de salud se tenían que certificar y valorar, explicó el asambleísta, “hasta el juez le dijo ´es el instituto de más prestigio que tiene el país, hay más de 15 médicos en una junta que han visto el caso de él”. Su historia transcurrió entre chistes e ironías pero fue contundente al hablar de la herramienta que fue clave para concretar el Golpe de Estado en Bolivia: “la justicia y los medios fueron claves para silenciar”.