Pen­sa­mien­to crí­ti­co y Covid 19: Por un Inter­na­cio­na­lis­mo solidario

Pedro Fuen­tes y Tito Pra­do /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​1 de abril de 2020

(Este tex­to no es un docu­men­to aca­ba­do. Son notas para pen­sar como inter­na­cio­na­lis­tas la cri­sis que vivi­mos y qué pode­mos hacer para salir de ella)

La pan­de­mia y la cri­sis eco­nó­mi­ca estre­me­cen al mundo

Vivi­mos momen­tos dra­má­ti­cos en el mun­do ente­ro. Esta­mos en una situa­ción de cri­sis huma­ni­ta­ria de tal dimen­sión, que es como estar en una gue­rra mun­dial. En esta gue­rra no hay pue­blos con­fron­ta­dos, quien nos ata­ca es un virus, una par­tí­cu­la minús­cu­la que ya se pro­pa­gó a todo el mun­do y ame­na­za la vida de todo el pla­ne­ta. En esta gue­rra sufre toda huma­ni­dad. Como en toda gue­rra hay tam­bién una con­fron­ta­ción entre cla­ses; la hay y es muy pro­fun­da. La bur­gue­sía domi­nan­te quie­re sal­var su sis­te­ma de explo­ta­ción capi­ta­lis­ta. Noso­tros los inter­na­cio­na­lis­tas esta­mos en esta gue­rra pen­san­do en sal­var a la huma­ni­dad de la catás­tro­fe (no al capi­ta­lis­mo), y en esta lucha con­tra la pan­de­mia defen­der los intere­ses de los tra­ba­ja­do­res y del pue­blo. Esta­mos en la pri­me­ra fila defen­dien­do a los tra­ba­ja­do­res de la salud, de las fábri­cas que no pue­den parar su pro­duc­ción por­que es indis­pen­sa­ble, de los emplea­dos de comer­cio. Hay una con­tra­dic­ción social más pro­fun­da que sale a flo­te mos­tran­do que hay inmen­sas des­igual­da­des de cla­se entre ricos y pobres sien­do estos últi­mos los que más van a sufrir. Tene­mos que ayu­dar a la orga­ni­za­ción de los barrios, de las comu­ni­da­des que más sufren con la pan­de­mia. Al mis­mo tiem­po que se hace indis­pen­sa­ble, y ese es el obje­ti­vo prin­ci­pal de estas notas, ayu­dar a que la van­guar­dia inter­na­cio­nal anti­ca­pi­ta­lis­ta se agru­pe alre­de­dor de pun­tos bási­cos de un pro­gra­ma de urgen­cia para apa­re­cer den­tro de sus posi­bi­li­da­des como una alter­na­ti­va fren­te a los intere­ses del capital.

En esa gue­rra que nos afec­ta a todos, los due­ños del capi­tal que domi­nan el pla­ne­ta tie­nen un obje­ti­vo común; coin­ci­den en que la pan­de­mia no afec­te sus intere­ses de cla­se, quie­ren uti­li­zar­la para bajar sala­rios, trans­for­mar for­mas de pro­duc­ción para aumen­tar la explo­ta­ción. Pero hay dife­ren­cias sobre qué medi­das tomar para enca­rar la urgen­cia y sal­var el sis­te­ma que ya arras­tra una cri­sis des­de el 2008.

Del lado del pue­blo tra­ba­ja­dor, quie­nes pos­tu­la­mos el fin del capi­ta­lis­mo que­re­mos sal­var la vida por enci­ma de todo y por eso vamos a esta gue­rra en uni­dad de acción con todos los que están toman­do medi­das posi­ti­vas en este momen­to pero sabien­do que en defi­ni­ti­va toma­re­mos cami­nos dis­tin­tos por­que de lo que se tra­ta en esta cri­sis no es sal­var al sis­te­ma falli­do sino al pla­ne­ta ente­ro, empe­zan­do por evi­tar que el cos­to de esta gue­rra la pague el pueblo.


En este mun­do cada vez más glo­ba­li­za­do esta gue­rra es mun­dial, se va pro­pa­gan­do a todo el pla­ne­ta. Comen­zó en Chi­na don­de ya van murien­do a la fecha 3,245 per­so­nas. Se exten­dió al medi­te­rrá­neo, Ita­lia con 8,165 y Espa­ña con 4,366 son los más afec­ta­dos y las cifras de falle­ci­dos se ele­van día a día. Se ha pro­pa­ga­do a EEUU don­de ya hay 200,000 afec­ta­dos con 4,000 muer­tos y se va expan­dió a todo el sur del con­ti­nen­te. Se con­ta­bi­li­zan medio millo­nes de con­ta­gios en 180 paí­ses con cer­ca de 20,000 muer­tos por esta pan­de­mia en lo que va has­ta el momen­to. Si bien el capi­ta­lis­mo glo­ba­li­zó la mise­ria, en Lati­noa­mé­ri­ca y Áfri­ca esta gue­rra será más dura por­que las insu­fi­cien­cias de los ser­vi­cios del Esta­do son gigan­tes­cas y por­que la vida es más pre­ca­ria en los pue­blos jóve­nes de Perú, en las fave­las de Bra­sil, o las Villas Mise­ria de Argen­ti­na. Tam­bién en el con­ti­nen­te afri­cano o en el medio orien­te don­de viven aglo­me­ra­do los pales­ti­nos de Gaza cer­ca­dos por el sio­nis­mo. En estos luga­res don­de esca­sea el agua, fal­ta sanea­mien­to bási­co y esta­ble­ci­mien­tos de salud, la muer­te pue­de ser mucho mayor.


Sin dudas, es la mayor tra­ge­dia de este siglo. No es algo nor­mal que tenía que pasar por­que los virus exis­ten. Los virus son par­te de la natu­ra­le­za y van a exis­tir y serán menos peli­gro­sos cuan­do la cien­cia los domi­ne. Pero aho­ra la ame­na­za es gra­ví­si­ma en este pla­ne­ta ya enfer­mo por la cri­sis sis­té­mi­ca que vivi­mos bajo la glo­ba­li­za­ción capi­ta­lis­ta. Hay dos epi­de­mias: el coro­na­vi­rus y el capi­ta­lis­mo. Tene­mos que com­ba­tir la epi­de­mia del coro­na­vi­rus cuan­do ya sufri­mos la epi­de­mia de este sis­te­ma en cri­sis, con una enfer­me­dad ter­mi­nal y que sobre­vi­ve agó­ni­ca­men­te por­que a los tra­ba­ja­do­res y los pue­blos les está cos­tan­do dotar­se de direc­cio­nes polí­ti­cas radi­cal­men­te alter­na­ti­vas al domi­nio del 1% sobre el 99% de la huma­ni­dad. Pero con esta cri­sis sale más a luz que este sis­te­ma no fun­cio­na para mejo­rar la vida de la socie­dad sino en fun­ción de la acu­mu­la­ción capi­ta­lis­ta de unos pocos, de las cor­po­ra­cio­nes, los ban­cos y de los ricos. Este sis­te­ma vive una cri­sis estruc­tu­ral, mul­ti­di­men­sio­nal, que se hace cró­ni­ca des­de el 2008.


La huma­ni­dad no quie­re morir y una van­guar­dia de cien­tí­fi­cos, de tra­ba­ja­do­res de la salud y de los que más sufren la epi­de­mia están comen­zan­do a com­pren­der con este virus letal que la mayor pan­de­mia es el capi­ta­lis­mo. La lucha con­tra el coro­na­vi­rus crea temor y deses­pe­ra­ción. El con­fi­na­mien­to pue­de ago­tar pero no ata las cabe­zas de la gen­te. En esta lucha por ter­mi­nar con la pan­de­mia del Covid 19 se está movien­do la con­cien­cia de los tra­ba­ja­do­res y los pue­blos. La pan­de­mia des­nu­da a un capi­ta­lis­mo neo­li­be­ral que des­qui­ció el sis­te­ma de los ser­vi­cios públi­cos de la salud, don­de los pro­gre­sos de la cien­cia médi­ca se ponen al ser­vi­cio de las ganan­cias y no de la pobla­ción. Clí­ni­cas pri­va­das equi­pa­das con alta tec­no­lo­gía pero hos­pi­ta­les públi­cos des­qui­cia­dos para la salud de los pobres. Se impu­so la irra­cio­na­li­dad capi­ta­lis­ta de que la salud sea una mer­can­cía para que lucre la inver­sión pri­va­da. Esta­mos ante un sis­te­ma que no solo ata­ca la vida de las per­so­nas sino la vida del pla­ne­ta. Se empie­za a ver que este sis­te­ma se ha trans­for­ma­do en depre­da­dor de la madre tie­rra con extrac­ti­vis­mos y des­fo­res­ta­cio­nes que rom­pen el equi­li­brio nece­sa­rio entre el hom­bre y el medio ambien­te lle­van­do al mun­do a una cri­sis cli­má­ti­ca que pue­de poner un lími­te a la vida en la tie­rra. La lucha por la vida es tam­bién la lucha por sal­var el pla­ne­ta. La cau­sa eco­so­cia­lis­ta que pare­cía una uto­pía hace años atrás cuan­do fue for­mu­la­da se vuel­ve aho­ra en una nece­si­dad inme­dia­ta. La pan­de­mia pone a luz que no solo se nece­si­ta de un nue­vo mode­lo de pro­duc­ción sino tam­bién de vida, de otra rela­ción del hom­bre con la natu­ra­le­za, de otra for­ma de vida social que se hace indis­pen­sa­ble para orga­ni­zar la sociedad.

Se empie­za a com­pren­der que nece­si­ta­mos otro orden mun­dial que per­mi­ta la dis­tri­bu­ción de la rique­za, que pre­ser­ve el pla­ne­ta, que pro­vea de edu­ca­ción, salud y vivien­da para todos. Se hace más enten­di­ble hoy que la alter­na­ti­va es socia­lis­mo o bar­ba­rie, como dis­yun­ti­va his­tó­ri­ca. O sal­va­mos la vida y al pla­ne­ta, o se hun­de en un cur­so trá­gi­co de muerte.

Cae de madu­ro que hay que socia­li­zar la salud, que tie­ne que haber un sis­te­ma úni­co para todos. Los pio­ne­ros de esta cam­pa­ña fue­ron los jóve­nes socia­lis­tas de EEUU que aumen­ta­ron enor­me­men­te y toma­ron cuer­po en el movi­mien­to polí­ti­co – social de apo­yo a la can­di­da­tu­ra de Ber­nie San­ders, quién levan­ta el Medi­ca­re para todos y el socia­lis­mo como nor­te en las entra­ñas del impe­rio más poten­te del mun­do, pola­ri­zan­do des­de la izquier­da una cla­ra alter­na­ti­va al utra­reac­cio­na­rio gobierno de Trump.


Como decía­mos al comien­zo, en la lucha por parar la epi­de­mia hay un con­flic­to entre dife­ren­tes intere­ses socia­les, un con­flic­to prin­ci­pal entre el capi­tal y la vida; entre los tra­ba­ja­do­res y los pobres de un lado y las gran­des cor­po­ra­cio­nes del otro. Los gobier­nos quie­ren parar la epi­de­mia sin com­pro­me­ter los intere­ses de las cor­po­ra­cio­nes y los Ban­cos. Pero han sur­gi­do dife­ren­cias entre los capi­ta­lis­ta como ocu­rre en toda cri­sis gra­ve. Algu­nos más irra­cio­na­les dicen que no debe parar la eco­no­mía y que hay que vol­ver al tra­ba­jo sin impor­tar­les la vida. Quie­nes más defien­de esta polí­ti­ca son los gobier­nos auto­ri­ta­rios: el cri­mi­nal Bol­so­na­ro en Bra­sil, que no quie­re parar la pro­duc­ción ni cerrar las escue­las, que níti­da­men­te defien­de la eco­no­mía con­tra la vida. De esa mane­ra, apun­ta a pro­mo­ver en la pan­de­mia una “lim­pie­za étni­ca”, que debi­li­ta­rá al pue­blo pobre negro que es el sec­tor más vul­ne­ra­ble. Trump no se que­da atrás, lo hace de mane­ra más cíni­ca cuan­do dice que hay que vol­ver a tra­ba­jar y que la eco­no­mía no debe parar. Y están los gobier­nos más pru­den­tes entre los que se encuen­tra la buro­cra­cia capi­ta­lis­ta de Chi­na, los gobier­nos euro­peos y aquí mis­mo en Lati­noa­mé­ri­ca algu­nos que pien­san que para dete­ner el virus y sal­var el sis­te­ma hay que dar palia­ti­vos para ase­gu­rar la cua­ren­te­na y abrir las reser­vas públi­cas así sea de mane­ra limi­ta­da con bonos, ren­tas bási­cas, gas­tos en salud, etc.

Ante esta situa­ción, un sec­tor social impor­tan­te se está movi­li­zan­do de mane­ra crea­ti­va, a pesar de la cua­ren­te­na, en los barrios y comu­ni­da­des y apro­ve­chan­do las redes para dispu­tar la opi­nión publi­ca exi­gien­do medi­das con­cre­tas que cubran las urgen­cias socia­les del momen­to. No se tra­ta de acep­tar solo palia­ti­vos, sino de exi­gir más para ase­gu­rar la vida de las per­so­nas. Y el cos­to lo tie­ne que pagar la gran empre­sa que hizo for­tu­nas inmen­sas con sus polí­ti­cas neoliberales.


Si se logran pro­gre­sos con medi­das con­cre­tas para dete­ner el avan­ce del coro­na­vi­rus, los tra­ba­ja­do­res y los opri­mi­dos esta­rán mejor para la siguien­te pan­de­mia que se vie­ne: la gra­ví­si­ma rece­sión eco­nó­mi­ca que según el jefe de la OCDE será mayor que la de los años trein­ta. En ese momen­to todos los capi­ta­lis­tas se uni­rán para que la cri­sis la paguen los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo, mien­tras que noso­tros defen­de­re­mos que la paguen ellos, que están lle­van­do al mun­do al bor­de de la extinción.


Esta­mos en la hora de ges­tar un gran movi­mien­to mun­dial en defen­sa de la vida y la natu­ra­le­za. Hay con­di­cio­nes para ello. El coro­na­vi­rus ata­có al mun­do cuan­do este esta­ba con­vul­sio­na­do por gran­des movi­li­za­cio­nes y rebe­lio­nes con­tra los gobier­nos neo­li­be­ra­les y espe­cial­men­te los más auto­ri­ta­rios. En la cor­di­lle­ra andi­na uno de los epi­cen­tros fue Chi­le, pero tam­bién en Perú, Ecua­dor y Colom­bia se die­ron gran­des luchas. La pri­ma­ve­ra ára­be rena­ce en el nor­te de Áfri­ca y en el Medio Orien­te. En Asia comien­zan las gran­des movi­li­za­cio­nes, en India y Pakis­tán, y se man­tie­ne la lucha demo­crá­ti­ca en Hong Kong. En Euro­pa, Fran­cia vol­vió a mos­trar por­que ha sido el don­de comen­za­ron las pri­me­ras revo­lu­cio­nes. Recien­te­men­te fue la huel­ga del trans­por­te como ante­rior­men­te fue el turno de los cha­le­cos ama­ri­llos. Hay movi­li­za­cio­nes con­tra el auto­ri­ta­ris­mo de Putin en Rusia y en los Esta­dos Uni­dos, jun­to al cre­ci­mien­to del socia­lis­mo, se da una olea­da de huelgas.

En estas luchas ha sur­gi­do una nue­va van­guar­dia radi­cal, que enca­be­zan las muje­res y los jóve­nes. Aho­ra en esta gue­rra los inter­na­cio­na­lis­tas tene­mos que tra­tar por todos los medios que con­ta­mos de apun­tar para todos estos sec­to­res un pro­gra­ma de urgen­cia común.

En este siglo XXI ya hubo serios inten­tos por uni­fi­car la van­guar­dia inter­na­cio­nal. Con la movi­li­za­ción de Seatle sur­gió el movi­mien­to alter­mun­dia­lis­ta que con­fron­tó con la glo­ba­li­za­ción capi­ta­lis­ta dan­do ori­gen al Foro Social Mun­dial que tuvo duran­te un perío­do un papel muy pro­gre­si­vo ya que per­mi­tió tener una ins­tan­cia para coor­di­nar la lucha inter­na­cio­nal lle­gan­do a con­vo­car una movi­li­za­ción en todo el mun­do con­tra la gue­rra en Irak.

Tam­bién sur­gie­ron los gobier­nos lati­no­ame­ri­ca­nos inde­pen­dien­tes del impe­rio en USA a caba­llo de gran­des movi­li­za­cio­nes y esta­lli­dos socia­les a fina­les del siglo XX; estos abrie­ron un cur­so nue­vo pero no lle­ga­ron a sos­te­ner­se y pros­pe­rar, pero deja­ron una valio­sa expe­rien­cia. La siguien­te ola fue la pri­ma­ve­ra ára­be y los indig­na­dos de Espa­ña, Gre­cia, que ali­men­ta­ron nue­vas expre­sio­nes inter­na­cio­na­lis­tas y dio vida a Occupy Wall Street. Ber­nie San­ders y su revo­lu­ción polí­ti­ca en los Esta­dos Uni­dos sur­ge de este pro­ce­so y es una res­pues­ta a la cri­sis en el país del nor­te. Tam­bién el movi­mien­to femi­nis­ta que cre­ce y sigue acu­mu­lan­do vic­to­rias par­cia­les, como el dere­cho de abor­to en más paí­ses. Se dan fuer­tes pro­ce­sos demo­crá­ti­cos que derro­tan regí­me­nes auto­ri­ta­rios en Sudan y se desa­fían otros en Arge­lia e Irán.


Las fuer­zas que que­re­mos cam­biar el mun­do y sal­var la vida pode­mos actuar de mane­ra más uni­da en el terreno inter­na­cio­nal. Hay una lucha común que se pue­de resu­mir en pro­pues­tas inmediatas:

1.- ase­gu­rar la cua­ren­te­na para dete­ner la epi­de­mia como acon­se­ja toda la cien­cia médica.

2.- nin­gu­na gran empre­sa, sal­vo las de ser­vi­cios bási­cos, pue­de obli­gar a tra­ba­jar a su pla­na labo­ral. Los suel­dos deben estar garan­ti­za­dos mien­tras dure el ais­la­mien­to social.

3.- ren­ta bási­ca para todos que ase­gu­ren el man­te­ni­mien­to de sus familias.

4.- sus­pen­sión del cobro de luz, agua, alqui­le­res, cese del cobro de hipo­te­cas, deu­das e intere­ses bancarios.

5.- cen­tra­li­za­ción públi­ca de todos los hos­pi­ta­les y el sis­te­ma de salud para ase­gu­rar la aten­ción de todos de mane­ra gratuita.

6.- recur­sos públi­cos y pri­va­dos para enca­rar la emer­gen­cia; que las gran­des empre­sas paguen sus deu­das tri­bu­ta­rias, que apor­ten el 20% de su capi­tal a fon­do un humanitario.

7.- cese del pago de la deu­da exter­na; pri­me­ro la salud del pue­blo, lue­go los com­pro­mi­sos con los acree­do­res. Revi­sión de la deu­da externa.

8.- segu­ri­dad en base a la orga­ni­za­ción social; con­trol veci­nal y popu­lar, no a sali­das mili­ta­ris­tas y repre­si­vas que impi­dan al pue­blo opi­nar y organizarse.

Nada será igual que antes. Pue­den los amos del mun­do inten­tar rever­tir la cri­sis como en el pasa­do con­de­nan­do a la huma­ni­dad a sufri­mien­tos mayo­res pero no la tie­nen con­si­go por­que la cri­sis gene­ra­da por el virus Covid 19 es tam­bién la expre­sión de su cri­sis y de su mayor fra­ca­so. Algo nue­vo está por nacer de la mano de esa resis­ten­cia que se extien­de como un pode­ro­so antí­do­to con­tra la pan­de­mia del capi­ta­lis­mo, con­tra la explo­ta­ción social y el exter­mi­nio del pla­ne­ta. Algo nue­vo y supe­ra­dor va a sur­gir de esta cri­sis. Nue­vas fuer­zas y nue­vos líde­res emer­gen en toda esta resis­ten­cia a las dis­tin­tas for­mas de opre­sión del gran capi­tal. Hay que unir­los en la soli­da­ri­dad, en las luchas y en las con­tien­das polí­ti­cas. Más aho­ra que va que­dan­do en evi­den­cia el ros­tro pér­fi­do del gran capi­tal que ante­po­ne sus intere­ses a la vida del pla­ne­ta. Nos toca tomar la pos­ta de nues­tros médi­cos y enfer­me­ras para estar en la pri­me­ra línea con­tra la pró­xi­ma pan­de­mia, la del capi­ta­lis­mo en su mayor cri­sis y por ello mis­mo más peli­gro­so. Pero las fuer­zas de la his­to­ria están de nues­tro lado, no será posi­ble que un sis­te­ma cla­sis­ta per­du­re para siem­pre, de cada cri­sis sur­gen sus enterradores.

Por­tal de la Izquierda*

Itu­rria /​Fuen­te

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