Resumen Latinoamericano*, 3 abril 2020.-
Está claro que, por mucho que quieran utilizar la actual pandemia para justificar y hacernos tragar la profunda crisis (otra) del sistema capitalista que se está fraguando, las clases dominantes y su medios están nerviosos ante la eventualidad de que el pueblo llano se quiera desparasitar del coronavirus, pero también de los emporios financieros y empresariales sanguijuelas.
Por muestra, ahí tenemos el editorial de Le Monde de hoy 2 de abril “Face à la pandémie de Covid-19, les dividendes peuvent attendre” (Frente a la pandemia del Covid-19, los dividendos pueden esperar). Básicamente pide a los capitalistas que sean inteligentes y dejen de serlo (capitalistas) durante un tiempecito, no vaya a ser que lo dejen de ser para siempre.
Así, llega a requerir a los bancos que durante esta crisis “utilicen lo esencial de sus capitales para apoyar la economía y no para recompensar a sus accionistas [ya que] sufrirían ellos también las consecuencias de las quiebras en cascada”. Más adelante afirma que estos “últimos años los accionistas se han beneficiado ampliamente de las enormes cantidades de liquidez inyectadas por los bancos centrales, gracias a las cuales los índices bursátiles han alcanzado elevadas cotas”. Y finaliza llamándoles a que “entren en razón”… si no quieren perderla. No otra cosa se deduce cuando concluye que “ese tiempo ya pasó. Si cada uno no es capaz de tomar su parte en los esfuerzos a favor de los intereses de todos, la demagogia y el populismo se encargarán de redefinir las reglas el reparto del valor de la forma más brutal” (negritas nuestras, Insurgente).
Habla Le Monde de demagogia. ¿Acaso no se lleva el periódico de “referencia” francés la palma de la demagogia especulando con que los especuladores y capitalistas se vuelvan generosos y dejen de ser lo que son? Se entiende su nerviosismo, ya que con una calle lejos de ser domada, no sería de extrañar que los chalecos amarillos osaran emular a los “sans culottes” (los sin calzones, los sin nada) y decidieran retomar su “toma de la Bastilla” y la guillotina. Sí, para acabar de una vez por todas con tantos recortes sociales y laborales con que también se ha sacrificado al pueblo francés en el altar de los beneficios indecentemente astronómicos de banqueros y otros parásitos capitalistas. Beneficios que, además y como reconoce el propio Le Monde, no han venido ni siquiera del respeto a la “economía de mercado”, sino de la utilización descarada de los Estados y de sus bancos centrales. Nada de esto suena raro a este otro lado de los Pirineos. Así que no es de extrañar que el socio de Le Monde en este País nuestro termine a no tardar por pedirle prestado el editorial de marras. À suivre.