Argentina. Cuarentena en peligro. ¿Salir de cualquier modo?

Argen­ti­na. Cua­ren­te­na en peli­gro. ¿Salir de cual­quier modo?

Julio C Gam­bi­na /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​4 de abril de 2020

Argen­ti­na está bien con­cep­tua­da mun­dial­men­te por anti­ci­par polí­ti­cas de “ais­la­mien­to” de su pobla­ción para pre­ve­nir el coro­na­vi­rus, mori­ge­ran­do la cur­va de con­ta­gios. El argu­men­to por la “vida y la salud públi­ca” es cri­ti­ca­do por el poder eco­nó­mi­co y sus comu­ni­ca­do­res ante la pará­li­sis de bue­na par­te de la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca y las difi­cul­ta­des que con­lle­va. Ese accio­nar de la crí­ti­ca, meca­nis­mo mediá­ti­co pro­pa­gan­dís­ti­co median­te, actúa sobre la reali­dad de una par­te impor­tan­te de la socie­dad que desa­rro­lla su acti­vi­dad eco­nó­mi­ca de mane­ra “infor­mal”, al con­ta­do, por fue­ra del sis­te­ma ban­ca­rio, quien tam­bién pre­sio­na por el levan­ta­mien­to, aún par­cial de la cuarentena.

El epi­so­dio del vier­nes 3 de abril, con miles de bene­fi­cia­rios de jubi­la­cio­nes y AUH hacien­do colas en las enti­da­des finan­cie­ras que abo­nan esos bene­fi­cios dis­pa­ró una ace­le­ra­ción de la deman­da por apre­su­rar la sali­da de la cua­ren­te­na, aún par­cial­men­te. Eran mayo­res rom­pien­do el ais­la­mien­to dis­pues­to, abru­ma­dos por sus nece­si­da­des coti­dia­nas y sin acce­so a ingre­sos en una orga­ni­za­ción eco­nó­mi­ca que exi­ge tener dine­ro para con­su­mir y sobrevivir.

Levan­tar o fle­xi­bi­li­zar la cua­ren­te­na es un deba­te intere­san­te, que en gene­ral no dis­cu­te el mode­lo pro­duc­ti­vo y de desa­rro­llo. Por ejem­plo: ¿la sali­da de la cua­ren­te­na supo­ne dis­cu­tir otra for­ma de aten­der la pro­duc­ción y el abas­te­ci­mien­to de ali­men­tos? ¿Debe reto­mar­se la for­ma mer­can­til subor­di­na­da a las gran­des trans­na­cio­na­les de la ali­men­ta­ción y a los gran­des cen­tros comer­cia­les para la dis­tri­bu­ción con des­tino al con­su­mo? ¿Por dón­de tran­si­ta­ría lo alternativo?

Deba­tir la banca

Este últi­mo inte­rro­gan­te supo­ne inclu­so poner en dis­cu­sión el papel de la ban­ca, y no solo por el epi­so­dio de miles de per­so­nas, mayo­res de edad, suje­tos vul­ne­ra­bles de la pan­de­mia, expues­tos a rom­per el aislamiento.

¿Por qué no pagan bene­fi­cios socia­les y pre­vi­sio­na­les todos los ban­cos? ¿Por qué no uti­li­zar el fon­do ges­tio­na­do por los ban­cos al ser­vi­cio de finan­ciar las nece­si­da­des actua­les deri­va­das de la pan­de­mia, inclu­so para modi­fi­car el mode­lo pro­duc­ti­vo y de desa­rro­llo? Son muchos los empren­di­mien­tos socia­les des­ple­ga­dos en los terri­to­rios de la pobre­za en el país, con insu­fi­cien­te capa­ci­dad de dine­ro para inver­tir en fuer­za de tra­ba­jo y medios de pro­duc­ción, sean equi­pos, mate­ria­les, herra­mien­tas, mate­rias primas.

Algu­nos sugie­ren la colo­ca­ción de una LETRA del Ban­co Cen­tral, obli­ga­to­ria para todas las enti­da­des finan­cie­ras, con ren­di­mien­tos limi­ta­dos para las enti­da­des. Eso ya lo hizo Domin­go Cava­llo en los 90´, obli­gan­do a colo­car deu­da, inclu­so a la ANSES, todo lo cual cayó en el default del 2001; pero tam­bién se hizo “volun­ta­ria­men­te” en tiem­pos de Macri, ofre­cien­do esas letras con tasas de inte­rés de más del 80% de ren­di­mien­to, caso de las Lebac, Leliq, etc. No hay nove­dad en el ins­tru­men­to, sí en el para qué. Ello supo­ne uti­li­zar una par­te de la capa­ci­dad pres­ta­ble de las enti­da­des para apli­car­lo a aten­der la pan­de­mia, pero tam­bién para otra polí­ti­ca eco­nó­mi­ca, espe­cial­men­te en la PRODUCCIÓN de bie­nes y servicios.

Otros pro­po­nen direc­ta­men­te la “nacio­na­li­za­ción de los depó­si­tos”, como en el pri­mer gobierno pero­nis­ta, o en el de 1973 – 76, de modo que el cré­di­to se cana­li­za por redes­cuen­tos del BCRA según sea la orien­ta­ción de la polí­ti­ca eco­nó­mi­ca, algo común en muchos paí­ses. Más aún, se sos­tie­ne la nacio­na­li­za­ción de la ban­ca, para ter­mi­nar con la extran­je­ri­za­ción de una his­to­ria que vie­ne des­de la aún vigen­te ley 21.526 de Enti­da­des Finan­cie­ras for­mu­la­da y apli­ca­da des­de 1977, en Dic­ta­du­ra y con Mar­tí­nez de Hoz ministro.

Inclu­so, se pos­tu­la la socia­li­za­ción de la ban­ca, para que en la ges­tión par­ti­ci­pe el Esta­do, las tra­ba­ja­do­ras y los tra­ba­ja­do­res de los ban­cos y el con­jun­to de la socie­dad intere­sa­da en dis­cu­tir la orien­ta­ción del cré­di­to para otro mode­lo pro­duc­ti­vo y de desarrollo.

Con la “cua­ren­te­na” veni­mos bien en mate­ria de acha­ta­mien­to de la cur­va de con­ta­gios y así debié­ra­mos con­ti­nuar, sabien­do que no toda la pobla­ción pue­de hacer cua­ren­te­na, enton­ces, ¿qué hacer?

La reali­dad impo­ne fle­xi­bi­li­zar, pero no de cual­quier mane­ra. Se requie­re pla­ni­fi­ca­ción del Esta­do con par­ti­ci­pa­ción popu­lar, espe­cial­men­te en los terri­to­rios de la pobre­za acre­cen­ta­da en déca­das de hege­mo­nía neo­li­be­ral, la Dic­ta­du­ra geno­ci­da y los 90´, ape­nas con­tra­rres­ta­da en pocos perio­dos por casi medio siglo des­de 19756. No se debie­ra salir de la cua­ren­te­na de cual­quier mane­ra, ni aten­dien­do la deman­da de ganan­cia de los sec­to­res más con­cen­tra­dos de la eco­no­mía local.

Como deci­mos, el sis­te­ma finan­cie­ro es cla­ve, espe­cial­men­te la auto­ri­dad mone­ta­ria, el BCRA. Entre los acti­vos más pre­cia­dos del Ban­co Cen­tral están más de 44.000 millo­nes de dóla­res, los que pue­den, en par­te, uti­li­zar­se para ase­gu­rar insu­mos exter­nos para una lógi­ca de pro­duc­ción que modi­fi­que la orga­ni­za­ción eco­nó­mi­ca actual. Ello supo­ne no uti­li­zar­los, tal como ocu­rre en la actua­li­dad, para can­ce­lar prés­ta­mos del exte­rior o con des­tino a la fuga de capi­ta­les. Sino que, todas las divi­sas que pasen por el BCRA sean uti­li­za­bles para el plan de trans­for­ma­ción que esbo­za­mos en estas líneas. No salir de cual­quier mane­ra de la cua­ren­te­na, sino de acuer­do a un plan con par­ti­ci­pa­ción popular.

¿Qué nor­ma­li­dad?

Entre el 30 y el 40% de la pobla­ción eco­nó­mi­ca­men­te acti­va del país tran­si­ta por la eco­no­mía infor­mal. Es par­te de la deman­da por salir del ais­la­mien­to y reto­mar la “nor­ma­li­dad”.

¿Pue­de gene­rar­se otro sen­ti­do de “nor­ma­li­dad” en el ámbi­to de la pobla­ción que sufre la infor­ma­li­dad? No hay solu­ción buro­crá­ti­ca o tec­no­crá­ti­ca al pro­ble­ma, se requie­re un inmen­so meca­nis­mo de pro­ta­go­nis­mo y par­ti­ci­pa­ción social, que inclu­ya la expe­ri­men­ta­ción de quie­nes ya desa­rro­llan tareas pro­duc­ti­vas en empren­di­mien­tos de auto­ges­tión de la eco­no­mía popular.

Han vuel­to las ollas popu­la­res a las barria­das empo­bre­ci­das, las que pue­den orga­ni­zar enca­de­na­mien­tos pro­duc­ti­vos y de ser­vi­cios, hacia atrás y hacia ade­lan­te, res­pec­to de quie­nes pro­veen los ali­men­tos y como ampliar la cade­na de dis­tri­bu­ción. Son meca­nis­mos para dis­cu­tir el enca­re­ci­mien­to de los pre­cios, inclu­so cier­to des­abas­te­ci­mien­to que se reco­no­ce en estos tiem­pos irregulares.

Está cla­ro que no alcan­za con los con­tro­les actua­les, debi­li­ta­dos con años de pres­cin­den­cia del Esta­do en la ges­tión y con­trol de los pre­cios. Invo­lu­crar a la socie­dad en la pro­duc­ción y dis­tri­bu­ción es un mejor y más efec­ti­vo meca­nis­mo de con­fron­ta­ción a la fija­ción de pre­cios por sec­to­res con poder y, capa­ci­dad para aumen­tar pre­cios. Insis­ta­mos que hay que acer­car recur­sos eco­nó­mi­cos a los más nece­si­ta­dos sobre la base de una pla­ni­fi­ca­ción con par­ti­ci­pa­ción popu­lar. La pro­duc­ción inclu­ye a la salud, ya que hay que pla­ni­fi­car la pro­duc­ción de infra­es­truc­tu­ra hos­pi­ta­la­ria, los medi­ca­men­tos y uten­si­lios nece­sa­rios para la acti­vi­dad; inclu­so los sala­rios e ingre­sos de trabajadoras/​es de la salud.

Salir de la cua­ren­te­na supo­ne dis­cu­tir la inver­sión públi­ca, en qué sec­to­res y con qué fines. Un tema estra­té­gi­co remi­te a la deu­da públi­ca exter­na, más cuan­do en esta sema­na se con­ti­nuó con la can­ce­la­ción, uti­li­zan­do divi­sas que son esca­sas y nece­sa­rias para sus­ten­tar una polí­ti­ca que atien­da la gra­ve­dad del momen­to de pan­de­mia, pero tam­bién impres­cin­di­ble para supe­rar el mode­lo pro­duc­ti­vo y de desa­rro­llo, que nos per­mi­ta salir, pro­gre­si­va­men­te, de la cua­ren­te­na. Y no para reto­mar el rum­bo de la nor­ma­li­dad de las ganan­cias, sino de otra nor­ma­li­dad, la de la satis­fac­ción de las amplias nece­si­da­des sociales. 

Itu­rria /​Fuen­te

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