Boltxe Kolektiboa
Editoriala
Llevábamos décadas escuchando todo tipo de opiniones acerca de la supuesta superioridad del capitalismo sobre el socialismo. No defendemos un sistema socialista que de la espalda al pueblo trabajador así que admitimos la necesidad de mejora de las prácticas socialistas que al día de hoy pueden ser juzgadas como parte de la Historia. De las que persisten, se escandalizan quienes no nos conocen de que Boltxe Kolektiboa defienda el derecho de la República de Corea a defenderse de las agresiones norteamericanas o las provocaciones de sus occidentalizados vecinos del Sur, o del apoyo total que damos a Cuba y a todos los pueblos que hoy están en el Alba, también a los que sufren golpes de estado para torcer ese camino, como el pueblo mártir y hermano de Honduras.
Se escandalizan, quienes no nos conocen. Pero nuestro análisis pretende ser equilibrado, entendemos que sobran subjetividades y sectarismos en la política real de los movimientos populares muchas veces. Hemos aprendido que nuestras razones de fondo a veces deben esperar en aras al avance conjunto, a reconocer que la lucha de clases posibilita que con paciencia todos los debates sean posibles.
Defendemos a los pueblos hermanos, a las compañeras y compañeros que transitan por la lucha de clases con el socialismo de los pueblos como bandera. Por eso, nuestros mejores aliados son los stalinistas honrados, los trotskystas honrados, las personas libertarias honradas, las trabajadoras y trabajadores anónimos que tantas lecciones de grandeza nos dan cada día.
Nos reafirmamos más en el camino que estamos transitando. Unidad, para luchar. Aportar a las reflexiones y que aporten a las nuestras. Por eso no es extraño que converjamos con personas que entre sí nos creemos tan diversas y sin embargo, en los principios somos tan idénticas. Con distintos tonos, con distintos dejes. Y tan iguales.
Y nos parece que este es el camino. A poner encima de la mesa lo que nos une, con la humildad obrera que nos ha creado como militantes. Boltxe Kolektiboa hemos cometido errores, cometemos errores y cometeremos errores. Estamos dispuestos a reconocerlos, sin dudar. Nos gustaría que esta dinámica se abra paso en la izquierda real, ni familias políticas ni sectarismos injustificados nos aportan nada. Quien más hace por la clase obrera es quien más esté en disposición de ceder su minuto de gloria en interés del proyecto popular que permitan sumar fuerzas frente al capitalismo moribundo y por tanto, doblemente cruel y peligroso.
El capital no cederá sus privilegios fácilmente, que nadie se llame a engaño. Es la lucha de clases la que debe llevar los intereses populares al lugar social que les corresponden, al poder. Sin poder, el pueblo trabajador no es nada.
Pero no todo poder es popular. Es hora de desterrar verticalismos para decidir desde la base y luchar juntas y juntos.
Todo se cae, todo era mentira, el capitalismo es tan solo una vulgar estafa muerta. Ya ni pueden robar como hacían antes al tercer mundo. Ahora, las respuestas armadas a la OTAN empantanan sus ejércitos, como si de nuevas cruzadas fallidas se tratáse.
El futuro se pinta del color de la pobreza y el desempleo para el Pueblo Trabajador en Euskal Herria o en otros lugares y pueblos hermanos.
Hemos llegado al punto en que nuestra clase espera respuestas de quienes decimos ser elementos conscientes de ella. La consciencia se demuestra en la lucha porque quienes no hemos creado la crisis, no la paguemos mil veces. En la lucha frontal por los derechos democráticos de los pueblos sometidos por el imperialismo oligárquico españolista del que son cómplice necesario nuestras propias burguesías autóctonas, que no nacionales.
En la lucha por la retirada de las tropas criminales de la OTAN y otras misiones imperiales, de Líbano, de Irak, de Afganistán o de la OEA de Haití o la OUA de Somalia.
Los pueblos no tenemos razón alguna para combatirnos, es la hora de la paz entre los pueblos y la guerra entre las clases.
Y ha llegado la hora de la lucha por la recuperación de las libertades democráticas, por la Amnistía para las presas y presos Políticos, la reinserción de las presas y presos sociales en una sociedad justa.
Estamos ante la tarea pendiente de la Ruptura Democrática con el neo franquismo al que se sumaron todas las fuerzas políticas reformistas y burguesas que hoy creen ser parte de la real politik solo por ser parlamentarias.
Tenemos ante nosotras y nosotros la enorme responsabilidad de crear nuestros espacios democráticos de abajo arriba, de fortalecer los espacios sociales, de construir un frente con los movimientos sindicales anti burocráticos, de acabar con el patriarcado asesino, con los espectáculos de violencia contra animales indefensos, de levantar una sociedad basada en la igualdad entre los géneros y la solidaridad entre las víctimas de este sistema que se desmorona, sin sectarismos, con autocríticas y estrategia unitaria.
El tiempo del sectarismo debe ser cosa del pasado, nos lo piden nuestros pueblos y nuestra clase.