Emma Graham-Harrison, Angela Giuffrida en Roma, Helena Smith en Atenas y Liz Ford /Resumen Latinoamericano /6 de abril de 2020
En todo el mundo, a medida que las ciudades han entrado en confinamiento para frenar la expansión del coronavirus, los esfuerzos de la población por salvar vidas han expuesto a un mayor riesgo a un grupo vulnerable. Mujeres y niños y niñas que conviven con la violencia doméstica no tienen escapatoria de sus abusadores durante la cuarentena, y de Brasil a Alemania, de Italia a China, activistas y supervivientes dicen que ya registran un aumento alarmante de los abusos.
En la provincia de Hubei, el corazón del brote inicial del coronavirus, las denuncias a la policía de casos de violencia machista se han más que triplicado en una comarca durante el confinamiento de febrero, pasando de 47 al año pasado a 162 en lo que va de año, han contado activistas a medios locales. “La epidemia ha tenido un impacto enorme en la violencia machista”, ha declarado Wan Fei, una agente de policía retirada que fundó una ONG para luchar contra los abusos, a la web de Sixth Tone. “De acuerdo con nuestras estadísticas, el 90 % de las causas de violencia [en este periodo] están relacionadas con la epidemia de Covid-19.”
Es un patrón que se repite en todo el mundo. En Brasil, un centro público de acogida ya ha observado un fuerte aumento de los casos, que atribuye al confinamiento por el coronavirus, ha informado el canal brasileño Globo. “Creemos que ha habido un aumento del 40 o 50 %, y eso que ya había una gran demanda”, dice Adriana Mello, jueza de Río de Janeiro especializada en violencia machista. “Necesitamos mantener la calma para hacer frente a esta dificultad que tenemos ahora.”
El gobierno regional catalán ha informado de que el número de llamadas a su teléfono de asistencia ha aumentado un 20 % en los primeros días del periodo de confinamiento; en Chipre, las llamadas a un servicio de socorro similar aumentaron un 30 % en la semana posterior al 9 de marzo, cuando la isla registró el primer caso confirmado de coronavirus. “Ha sido un incremento fuerte y no deja de crecer”, ha afirmado Annita Draka, de la asociación para la prevención de la violencia doméstica, radicada en Nicosia, la capital de la isla. “Es un teléfono de asistencia abierto las 24 horas y no dejan de venir llamadas todo el rato.”
Estas cifras alarmantes solo abarcan los casos en que las mujeres tienen la posibilidad de pedir ayuda; muchas no pueden llamar porque temen ser espiadas por sus abusadores, y les impiden salir de casa. En Italia, activistas han informado de que las llamadas a los teléfonos de socorro han disminuido mucho, pero que a cambio están recibiendo mensajes de texto desesperados y correos electrónicos. “Un mensaje es de una mujer que se había encerrado en el cuarto de baño y escribió pidiendo ayuda”, ha declarado Lella Palladino, de EVA Cooperativa, un grupo de activistas para la prevención de la violencia contra las mujeres. “Sin duda tenemos una emergencia abrumadora en este momento. Hay más desespero porque las mujeres no pueden salir.”
Palladino dice que prevé que habrá un “aumento explosivo” del número de denuncias de abusos domésticos una vez se aflojen las restricciones del confinamiento.
Mara Bevilaqua, una activista de la casa refugio Lucha y Siesta en Roma, afirma que todos los espacios de refugio están abiertos y que ellas van en busca de mujeres que tratan de entrar en contacto por cualquier medio. “Aseguramos que se mantengan abiertos todos los canales de comunicación”, ha declarado. “Nuestro teléfono móvil está conectado todo el rato y las mujeres también pueden ponerse en contacto con nosotras por correo electrónico y Facebook.”
En España, donde las normas de confinamiento son extremadamente rigurosas y muchas personas reciben multas por incumplirlas, el gobierno ha declarado que las mujeres que salgan de casa para denunciar abusos no serán multadas. Sin embargo, el 19 de marzo se registró en el país el primer caso de muerte por violencia machista desde que comenzó el confinamiento cinco días antes, cuando una mujer fue asesinada por su marido delante de sus hijos en la provincia de Valencia.
El mayor peligro para las mujeres y los niños y niñas era un efecto secundario predecible del confinamiento por coronavirus, dicen activistas. El aumento de los abusos es un patrón que se repite en muchas emergencias, sea por conflictos, crisis económicas o brotes epidémicos, si bien las normas de cuarentena suponen un desafío especialmente grave. “Sucede en todas las situaciones de crisis”, dice Marcy Hersh, gestora de defensa humanitaria en Women Deliver. “Lo que nos preocupa es que justo ahora que aumentan los casos de violencia, las posibilidades de acceso a los servicios y la posibilidad de que las mujeres accedan a ellos van a disminuir. Este es el gran desafío.”
En muchos países ha habido llamamientos a favor de un cambio legal o de política en respuesta al mayor riesgo que corren las mujeres y los menores en cuarentena. En el Reino Unido, Mandu Reid, líder del partido Women’s Equality, ha reclamado que se dote a la policía de poderes especiales para sacar a los perpetradores de sus casas durante el periodo de confinamiento, y a las autoridades que renuncien a las tasas judiciales para las órdenes de protección. Un fiscal de Trento, Italia, ha ordenado que en situaciones de violencia doméstica, el abusador debe abandonar el hogar familiar en vez de la víctima, una decisión que el sindicato CGIL ha calificado de “fundamental”. “Estar confinados en casa debido al coronavirus es difícil para todos, pero resulta una verdadera pesadilla para las víctimas femeninas de la violencia de género”, ha señalado el sindicato en una declaración.
En Alemania, la presidenta del grupo parlamentario de Los Verdes, Katrin Göring-Eckardt, ha declarado que esta semana temía por las vidas de miles de mujeres atrapadas con maridos o compañeros violentos y ha pedido al gobierno que dé dinero para habilitar refugios seguros. “El espacio de las casas refugio para mujeres suele estar repleto incluso en tiempos normales”, ha explicado a medios alemanes, y ha urgido a las autoridades a estudiar la posibilidad de habilitar hoteles y casas de huéspedes vacías, así como a anular las condiciones para salir de casa para mujeres que son vulnerables. La vicepresidenta, Katja Dörner, ha dicho que las visitas al hogar deberían mantenerse en los casos en que se sospeche que los hijos e hijas están siendo maltratadas a pesar de las normas que prohíben todo contacto.
La policía del Estado de Uttar Pradesh, en India, un Estado con uno de los peores registros del país en materia de violencia machista, ha habilitado una nueva línea telefónica de socorro para casos de violencia doméstica al observar que el número de los mismos ha aumentado vertiginosamente. “Suprimamos el virus, no tu voz”, decía un anuncio en la portada de un periódico. La policía ha prometido que de cada caso se ocupará una agente femenina y que podía detener al autor de cualquier acto de violencia.
En Grecia, portavoces de las autoridades han declarado que están lanzando una campaña encaminada a ayudar a las mujeres a gestionar los problemas derivados del confinamiento. “Reconociendo que, en general, en tiempos de crisis esto es un problema, estamos trabajando día y noche para informar a la población”, ha dicho Maria Syrengela, jefa de la secretaría general de Política Familiar e Igualdad de Género. “Una vez se publiquen las cifras oficiales, la semana que viene, y conozcamos la verdadera magnitud del problema, difundiremos mensajes a través de la televisión, las redes sociales y la prensa. Pienso que sin duda el impacto económico de la crisis empeorará todavía más la situación.”
Artículo publicado en The Guardian
Kate Connolly en Berlín, Sam Jones en Madrid, Tom Phillips en São Paulo, Lily Kuo en Pekín y Annie Kelly también han aportado información.
Traducción: viento sur