Gloria Leticia Díaz /Resumen Latinoamericano, 12 de abril de 2020
Una peligrosa secuela del confinamiento domiciliario durante la actual emergencia sanitaria es el incremento de la violencia intrafamiliar, particularmente contra las mujeres. Defensoras de las víctimas de estas agresiones relatan cómo se ha intensificado su trabajo en los refugios, pese a que la responsabilidad de proteger la integridad de las ciudadanas es del Estado, cuyas autoridades escatiman presupuesto, atención a las denuncias y medidas de protección.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Después de años de agresiones de su marido, de haberlo denunciado ante el Ministerio Público por lesiones y de haber sido orillada a la conciliación, M. comprendió que no saldría viva del encierro obligatorio por la emergencia sanitaria.por TaboolaEnlaces Patrocinados.
Con 27 años y dos niños, radicada en la Ciudad de México, M. mantenía vínculos con la organización Espacio Mujeres para una Vida Digna y Libre de Violencia, que le proporcionaba asesorías legales y psicológicas.
La última semana de marzo, después de una golpiza de su pareja, M. pensó: “Estando en casa todos los días, ahora sí mi marido me va a matar”.
Tomó la pequeña maleta que le recomendaron preparar las asesoras de Espacio Mujeres, aprovechó el momento en que su agresor se bañaba, llamó a sus dos hijos y con sigilo huyeron del domicilio familiar.
- llamó a una de sus hermanas para que la esperara en una estación del Metro y la acompañara a Espacio Mujeres para internarla a ella y a sus pequeños.
Una semana después del ingreso de M. al refugio, llegó T., de 23 años, con su hijo de siete. Salió a tirar la basura y ya no regresó a la vivienda que compartía con su pareja, su agresor, quien, tras decretarse la alerta sanitaria, la golpeaba con más saña y frecuencia.
Días después llegó J. tras un operativo de rescate; tuvo que ser transferida a los pocos días a otro estado, a un espacio similar, pues su golpeador, su esposo, es de alta posición económica y podría dar con ella si se mantuviera escondida en la Ciudad de México.
“Esas mujeres llegaron muy golpeadas, algunas con golpes internos que tienen que ser valorados por especialistas; son sobrevivientes del encierro obligatorio y que tuvieron la oportunidad de salir. A una ya le dábamos seguimiento, una se comunicó por Facebook y otra nos la envió una organización hermana. ¿Qué será de aquellas que no tienen acceso a redes sociales o redes de apoyo?”, se pregunta Pilar Sánchez Rivera, directora de Espacio Mujeres para una Vida Digna y Libre de Violencia, que forma parte de la Red Nacional de Refugios (RNR), conformada por 69 organizaciones.
En tiempo de coronavirus, casos como los mencionados muestran del incremento de agresiones a las mujeres en su propio domicilio, y se tiene previsto que se multipliquen como una de las secuelas del confinamiento, tomando en cuenta que la violencia feminicida cobró la vida de 164 mujeres en el primer bimestre de este año.
Esta cifra supera los 140 feminicidios registrados durante el mismo periodo del año pasado, que fue el más violento para las mujeres desde 2015, con la apertura de 983 carpetas de investigación por ese delito, de acuerdo con los registros de las 32 entidades federativas sistematizadas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Según el último reporte sobre violencia contra las mujeres –que abarca hasta el pasado 29 de febrero y concentra información de incidencia delictiva y llamadas de emergencia 911 – , han aumentado las agresiones. En los primeros meses del año se abrieron 466 carpetas de investigación por homicidios dolosos, contra 433 del mismo periodo del año pasado, y 9 mil 941 por lesiones dolosas, 501 más que en el primer bimestre de 2019.
En cuanto al servicio de emergencia al 911 en todo el país, cuyos reportes no siempre se traducen en querellas, entre enero y febrero se hicieron 40 mil 910 llamadas por violencia contra la mujer, cantidad que supera en 14 mil 303 las llamadas recibidas en el mismo periodo de 2019, año en que el sistema 911 levantó 197 mil 693 reportes por ese motivo.
El registro se incrementa de forma exponencial en las llamadas para denunciar “violencia familiar”, definida por el SESNSP como “hecho o acción que incorpora todas aquellas figuras típicas en las que, para su configuración, el victimario realiza en forma reiterada y continua actos de violencia física, verbal, moral o psicológica en contra de algún miembro de su familia”.
En el primer bimestre de 2020 se reportaron 105 mil 356 llamadas por violencia familiar, mientras que en el mismo periodo de 2019 fueron 98 mil 578 y en todo ese año se registraron 718 mil 019.
Fuente: Proceso