Áfri­ca. Una pla­ga de lan­gos­tas «de pro­por­cio­nes bíbli­cas» azo­ta el con­ti­nen­te /​Cua­tro cla­ves sobre la deu­da africana

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​15 de abril de 2020 – 

Áfri­ca. Una pla­ga de lan­gos­tas «de pro­por­cio­nes bíbli­cas» azo­ta el continente 

El con­ti­nen­te afri­cano está ante una alar­man­te situa­ción. No sólo por el avan­ce del coro­na­vi­rus, sino por la lle­ga­da de una pla­ga de lan­gos­tas, que pue­de poner en peli­gro la ali­men­ta­ción de los habi­tan­tes de Africa. 

La pren­sa inter­na­cio­nal cata­lo­gó a esta pla­ga que azo­ta a Afri­ca como de «pro­por­cio­nes bíbli­cas», dado que no se tenía regis­tro de una can­ti­dad semen­jan­te de lan­gos­tas en algún lugar del mun­do. Sin embar­go, algu­nos espe­cia­lis­tas seña­lan que podría ser com­pa­ra­da con otra simi­lar hace 60.

El Pro­gra­ma Mun­dial de Ali­men­tos había seña­la­do en su face­book la posi­bi­li­dad de que Afri­ca sufrie­ra la lle­ga­da de una gran inva­sión de lan­gos­tas, sin embar­go no se toma­ron recau­dos. Por ello, las cose­chas en Ken­ya, Etio­pía y Soma­lia corren serios riesgos.

La situa­ción que ame­na­za la ali­men­ta­ción de los agri­cul­to­res y sus fami­lias había sido adver­ti­da en febre­ro por la Orga­ni­za­ción de la ONU para la Ali­men­ta­ción y la Agri­cul­tu­ra. En estos días se están toman­do medi­das para res­guar­dar los cul­ti­vos agrí­co­las, pero la tarea resul­ta muy difícil.

Etio­pía es has­ta el momen­to el país afri­cano más afec­ta­do. Un millón de per­so­nas afec­ta­das en Etio­pía por la pla­ga de lan­gos­tas del desier­to que sacu­de Áfri­ca del Este nece­si­ta «ayu­da ali­men­ta­ria de emer­gen­cia», advir­tió hoy la Orga­ni­za­ción de la ONU para la Ali­men­ta­ción y la Agri­cul­tu­ra (FAO).

Estos insec­tos, pare­ci­dos en for­ma y tama­ño a los sal­ta­mon­tes, han arra­sa­do en los últi­mos meses unas 200.000 hec­tá­reas de cul­ti­vos y pro­vo­ca­do la pér­di­da de más de 356.000 tone­la­das de cereal (sor­go, maíz y tri­go) en el país, agre­gó el comunicado.

Una pla­ga de lan­gos­tas pue­de com­pren­der a alre­de­dor de 150 millo­nes de ejem­pla­res por kiló­me­tro cua­dra­do, y pue­den lle­gar a con­su­mir una pro­por­ción equi­va­len­te a los cul­ti­vos para ali­men­tar a 35.000 personas.


Cua­tro cla­ves sobre la deu­da africana

Unos cua­ren­ta paí­ses afri­ca­nos, inclu­yen­do a algu­nos de los más pobres del mun­do, se bene­fi­cia­rán de una sus­pen­sión de su deu­da duran­te 12 meses, una medi­da de emer­gen­cia deci­di­da por el G20 para ayu­dar a esas eco­no­mías vul­ne­ra­bles fren­te a la pan­de­mia de coronavirus.

– ¿De dón­de vie­ne la deu­da africana? –

Cuan­do se inde­pen­di­za­ron en los años 1960, varios paí­ses afri­ca­nos here­da­ron deu­das de la colo­ni­za­ción y se endeu­da­ron, asi­mis­mo, con la comu­ni­dad inter­na­cio­nal para cons­truir sus nue­vos Estados.

«Era algo muy ase­qui­ble por­que los tipos de inte­rés eran casi nulos. Pero la tra­ge­dia es que los Esta­dos afri­ca­nos se endeu­da­ron a tipos de inte­rés varia­ble», expli­có el eco­no­mis­ta togo­lés Kako Nubukpo.

A fina­les de los 1970, tras los cho­ques petro­le­ros, los tipos de inte­rés se dispararon.

«Los paí­ses afri­ca­nos tuvie­ron que empe­zar a pagar con tasas muy altas una deu­da que habían con­traí­do a tasas muy bajas. El aspec­to insos­te­ni­ble de la deu­da afri­ca­na nació en ese pre­ci­so momen­to», seña­ló Nubukpo.

Fue en ese perio­do cuan­do vie­ron la luz las polí­ti­cas de reajus­te estruc­tu­ral, con prés­ta­mos del Ban­co Mun­dial o del Fon­do Mone­ta­rio Inter­na­cio­nal a cam­bio de refor­mas para libe­ra­li­zar la economía.

Una ter­ce­ra ola de endeu­da­mien­to lle­gó en los años 2000, con el des­em­bar­co de Chi­na, que no tar­dó en con­ver­tir­se en el pri­mer acree­dor del continente.

«Sali­mos del colo­nia­lis­mo para inme­dia­ta­men­te caer bajo el yugo de la deu­da», lamen­tó el filó­so­fo came­ru­nés Achi­lle Mbem­be, entre­vis­ta­do por la AFP.

– ¿Es ver­da­de­ra­men­te posi­ble una sus­pen­sión o una anulación? –

El miér­co­les, varios acree­do­res esta­ta­les acep­ta­ron que se sus­pen­da duran­te doce meses el ser­vi­cio de la deu­da de los paí­ses más pobres del mun­do, entre los que se encuen­tran 40 Esta­dos africanos.

Un apla­za­mien­to, a fal­ta de una anu­la­ción, que solo repre­sen­ta­ría una peque­ña par­te de la deu­da total del con­ti­nen­te, que se esti­ma en 365.000 millo­nes de dóla­res, un ter­cio de los cua­les serían para China.

«Al con­tra­rio de lo que cono­ci­mos en los años 1980, don­de la deu­da se con­traía úni­ca­men­te con Esta­dos sobe­ra­nos, la deu­da afri­ca­na tam­bién la deten­tan aho­ra inver­so­res pri­va­dos, como los fon­dos de inver­sión», apun­tó Nubukpo.

Pues, ade­más de los prés­ta­mos con­ce­di­dos por cier­tos Esta­dos u orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les, a menu­do a unos tipos muy bajos, los paí­ses afri­ca­nos emi­tie­ron deu­da en los mer­ca­dos finan­cie­ros inter­na­cio­na­les, lo que difi­cul­ta­ría una mora­to­ria o una anu­la­ción de la deu­da, según Nubukpo.

– La deu­da afri­ca­na, ¿el mito de Sísifo? –

En los últi­mos años, se ali­vió deu­da de varios paí­ses afri­ca­nos, a tra­vés de una ini­cia­ti­va del Ban­co Mun­dial y del FMI en favor de los paí­ses pobres muy endeu­da­dos (PPME).

Pero esto tam­po­co obró mila­gros: por ejem­plo, el valor de la deu­da de la Repú­bli­ca del Con­go, que fue divi­di­da por tres en 2005, supera ya el 100% del PIB del país 15 años después.

«No hay que per­der de vis­ta la cues­tión de la mala gober­nan­za y de la corrup­ción, que gan­gre­nan a cier­tos regí­me­nes del con­ti­nen­te. Habla­mos de un ciclo infer­nal de endeu­da­mien­to para la finan­cia­ción de un desa­rro­llo que no lle­ga», expli­có Bakary Sam­bé, direc­tor del Tim­buk­tu Ins­ti­tu­te de Dakar.

Una opi­nión que com­par­te Nako Nubuk­po, quien recor­dó que «muchas eco­no­mías afri­ca­nas expor­tan mate­rias pri­mas sin trans­for­mar­las y de ese modo se pri­van de las posi­bi­li­da­des de crear valor, empleos, ingre­sos e impuestos».

Achi­lle Mbem­be, por su par­te, afeó «el sis­te­ma de la deuda».

«Te qui­tan una peque­ña par­te de la deu­da y, a cam­bio, te aña­den otro prés­ta­mo. Esto crea un círcu­lo infer­nal», criticó.

«Chi­na ha pues­to en mar­cha una eco­no­mía de cap­ta­ción con deu­das prác­ti­ca­men­te irreem­bol­sa­bles a cam­bio de meter mano en todos los recur­sos natu­ra­les esca­sos», seña­ló Mbembe.

– ¿Una opor­tu­ni­dad para for­jar una nue­va rela­ción con Occidente? –

«Debe­mos ins­tau­rar una mora­to­ria inme­dia­ta en el pago de todas las deu­das, bila­te­ral y mul­ti­la­te­ral […]. Pedi­mos tam­bién a todos los socios del desa­rro­llo de Áfri­ca que asig­nen sus pre­su­pues­tos», pidie­ron los jefes de Esta­do afri­ca­nos y líde­res euro­peos como Emma­nuel Macron o Ange­la Mer­kel en una car­ta publi­ca­da en el Finan­cial Times.

Pero ¿has­ta cuán­do dura­rá la rece­ta habi­tual de la rela­ción Occi­den­te-Áfri­ca, basa­da en sus­pen­der la deu­da y con­ti­nuar con las ayu­das al desarrollo?

«Hay que anu­lar de una vez por todas el pago de los intere­ses de la deu­da, cuyos mon­tos a menu­do supe­ran con cre­ces el prés­ta­mo ori­gi­nal», defen­dió Achi­lle Mbem­be, quien tam­bién recla­mó que los nue­vos prés­ta­mos sean some­ti­dos a «deli­be­ra­cio­nes demo­crá­ti­cas» de las pobla­cio­nes afectadas.

«Es cri­mi­nal que las gene­ra­cio­nes de hoy en día, en lugar de dejar un patri­mo­nio a las gene­ra­cio­nes futu­ras, les dejen unas deu­das impa­ga­bles», zanjó.

Itu­rria /​Fuen­te

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