En estas condiciones de cautiverio doméstico los trabajadores nos vemos obligados, unos a engrosar las filas del paro sin ingresos para subsistir ya el mes que viene, otros que conservan su empleo, se ven obligados a arriesgar su vida y su salud y la de los suyos yendo a trabajar, todos con el tiempo, si esto continúa, nos veremos obligados a elegir entre morir de hambre o de coronavirus, los más “afortunados” obligados a teletrabajar en condiciones de confinamiento e incluso algunos, puede que reciban algunas ayudas algún tiempo del gobierno “progresista” que globalmente servirán para aflojar la soga al cuello sobre el conjunto de la clase trabajadora y mantener la paz social mientras siguen adelante con sus planes.
Gracias a la pandemia estamos viendo cuanto les importa a los empresarios, la gran patronal, la COE, la banca y el gobierno “progresista” nuestra salud y nuestra vida, ello queda al descubierto con su gestión de esta crisis y con los dos mensajes contradictorios que nos mandan desde el gobierno y los poderes económicos “quédate en casa” y “sal para ir a trabajar”. En que quedamos, en que quedan,… pues en que la salud del mercado está por encima de la salud de los trabajadores, quedan en que para que la acumulación de capital continúe, para que los beneficios y el enriquecimiento de esa minoría propietaria de los medios de producción siga, hay que alimentar a la infernal maquinaria de producción capitalista con las vidas de las/es trabajadoras/es, ahora más todavía si cabe que en épocas sin pandemia (en las que suele resultar a 3 muertos diarios por accidente laboral), son los modernos sacrificios de vidas en el altar del “crecimiento económico” para adorar al dios mercado.
Gracias a la pandemia vamos viendo como el capitalismo además de no ser compatible con la vida de la naturaleza no es compatible ni con la vida humana.
Gracias a la pandemia y a la momentánea y fugaz medida del gobierno “progresista” de “hibernar de la economía” hemos podido ver que si las trabajadoras/es dejamos de trabajar y nos vamos a casa, la producción para, y la población no tendrá los bienes necesarios para la reproducción de la vida; alimentos, medicinas, suministros, transporte, etc. Hemos podido tener la constatación práctica de que somos nosotros quienes creamos la riqueza, no son los empresarios, ni el gobierno, ni los créditos de la banca, ni el mercado…somos, los trabajadoras/es. Frente a lo que nos dicen tanto en tiempo de crisis como bonanza: “no muerdas la mano que te da de comer”, gracias a la pandemia, muchas/os más trabajadoras /es han visto que no hay, mano alguna que nos de comer. Que somos nosotras y nosotros quienes damos de comer a toda la sociedad, quienes movemos el mundo. Así que, si aparece una mano que no es la tuya en cuestión de “comida”, lo más seguro es que sea para quitártela. Nosotros decimos, muérdela con rabia, para que se pongan a trabajar igual que tú, igual que nosotros, si quieren comer, para que vivan de su trabajo y no del nuestro y no del tuyo.
Gracias a la pandemia vamos viendo que no somos individuos aislados que al interactuar con otros forman la sociedad, somos seres sociales, producimos y vivimos socialmente, estamos interconectados ahora se hace más evidente que lo que les pasa a otros nos afecta a nosotros.
Gracias a la pandemia, muchos se refuerzan en la idea de la ineptitud e incapacidad de los que nos gobiernan y de toda la clase política en su conjunto, a quienes responsabilizan por su “mala” gestión de los padecimientos que sufrimos los trabajadores y el pueblo y contra quienes dirigen sus críticas e indignación. No les falta razón pero sí profundización y punto de vista desde los intereses globales de los trabajadores y el pueblo. Más que una mala gestión del gobierno, es una gestión al servicio de los intereses del capital. Este gobierno, y cualquier gobierno, de izquierdas, de derechas o mediopensionista es una institución de este estado liberal burgués capitalista, el cual representa y defiende los intereses fundamentales de la clase capitalista propietaria de la banca y de los principales medios de producción, y de todos aquellos que les sirven. El papel de cualquier gobierno en estas democracias occidentales liberales, como en un “matrix” moderno, o una suerte de teatrillo de guiñol, es ocultar a quienes verdaderamente tienen el poder, están ocultos en la trastienda y manejan los hilos, condicionando la toma de decisiones fundamentales. El gobierno sirve para ocultar a quienes son los verdaderos responsables de nuestros padecimientos, servirles gestionando el sistema y aplicando políticas que no pongan en cuestión sus intereses y en su caso, recibir y encajar la indignación y la ira de los trabajadores y el pueblo, para cambiarlo por otro que siga realizando la misma función y las mismas políticas con matices y adaptadas a la situación.
Y si la ira de los de abajo corre riesgo de desbordarlos, todavía pueden reconducirlo cambiando el régimen de democracia burguesa liberal a dictadura o viceversa. Esta jugada, les aguanta 40 o 50 años en la historia de España, para seguir dominándonos y explotándonos, cada vez que la hacen. Un tal Carl Marx ya dijo hace más de siglo y medio que: todos los gobiernos de los estados burgueses capitalistas no son más que el consejo de administración de los intereses globales de toda la clase capitalista. Es decir, los gobiernos, no son más que mamporreros, mayordomos de los poderes económicos nacionales y transnacionales. Ahí tenéis a los políticos que han gobernado que acaban al servicio de transnacionales y multimillonarios, enriquecidos legal e ilegalmente mediante las puertas giratorias, la evasión de impuestos, los paraísos fiscales, etc.
¿Qué hacemos? ¿Cómo luchamos? La lucha de la clase obrera no se circunscribe solo al primero de Mayo, pero sí que hoy renovamos y recargamos nuestro compromiso de lucha por nuestra liberación y la de toda la sociedad reivindicando la obra, el pensamiento, el ejemplo, el sufrimiento, la sangre e incluso la vida de los que nos precedieron en esa lucha por la liberación aceptando y asumiendo con humildad, orgullo y apasionamiento todo ese rico patrimonio.
Somos herederos y fueron nuestros predecesores los trabajadores huelguistas mártires de Chicago, condenados a muerte la mayoría de ellos, quienes reivindicaban y consiguieron la jornada de 8 horas, que hoy vuelve a ser no ya una reivindicación, sino una quimera para muchas trabajadoras/es.
También nos reclamamos herederos de todos los que han luchado contra la explotación y por la liberación de la clase obrera y el pueblo andaluz.
También nos reclamamos herederos de quienes fueron el pueblo originario andaluz, Al-andalus, la primera civilización de occidente en nuestra tierra que acabó con el feudalismo, realizó repartos de tierras y alcanzó las mayores cotas de su época en desarrollo de las artes, la ciencia, la filosofía, la cultura y libertad
También nos reclamamos herederos de los republicanos federales andaluces y anarquistas quienes nos dejaron la Constitución Andaluza de 1883, como programa revolucionario y quienes encabezaron en nuestra tierra la revolución cantonal aplastada a sangre y fuego por la I republica.
Nos reclamamos herederos del andalucismo histórico revolucionario de Blas Infante, su pensamiento, obra y lucha para articular y desarrollar un programa revolucionario para la liberación y soberanía de Andalucía y del pueblo trabajador andaluz, representado esencialmente por los jornaleros.
Nos reclamamos herederos de la revolución en marcha contenida en la clase obrera, el pueblo y sus organizaciones revolucionarias durante el periodo de la II república española, revolución aplastada a sangre y fuego por el golpe fascista y posterior dictadura de casi 40 años.
Nos reclamamos herederos y fueron nuestros inmediatos predecesores Félix Ribera, y otros camaradas de nuestro sindicato, arrestados y torturados durante el franquismo por encabezar en Huelva las luchas obreras y por pertenecer a la O.R.T., “de valiente comportamiento, liberados tras el apoyo y la solidaridad de los obreros y del pueblo”, literal decía una nota en la prensa de la época.
Nos reclamamos herederos y fueron nuestros predecesores los comunistas, como nuestro camarada, Antonio Jaramago, que recientemente nos ha dejado, pero comunistas de primera especie como decía Blas Infante, “comunistas resultado del trabajo propio”, “comunistas que aspiran, mediante el esfuerzo propio a engrandecer su vida para darla toda a la comunidad”.
Hagamos honor y gloria a todos ellos, a su vida, a su pensamiento, a su ejemplo y a su memoria, por los que fueron, por los que somos, por los que serán; por nuestros mártires, por nuestros muertos; por nuestros hijas/os construyamos las bases para acabar con el capitalismo de la faz de la tierra, trabajemos por la socialización bajo control obrero y vecinal de los medios de producción en cada municipio andaluz, como base para organizar una sociedad y un estado para la vida, la felicidad y la libertad de todos.
¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!¡VIVA ANDALUCÍA LIBRE!
Francisco Vílchez
Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.
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