A estas alturas de curso uno ya no se sorprende por nada ni por nadie. Sobre el día 22 o 23, no recuerdo a ciencia cierta, me encontraba atento a esa caja tonta denominada televisión. El canal es lo de menos, era creo, uno de esos programas supuestamente “informativos” y de “debate” en los que habitualmente aparece el Sr. Gabilondo, un periodista inteligente donde los halla, siempre con esa actitud progre que dulcifica y tanto humaniza al sistema, es decir al capitalismo.
Gabilondo, este demócrata de toda la vida, de esos que defienden el Estado de Derecho con mayúsculas. Y digo Estado, por supuesto garantista…cuando convenga claro, en donde no hay clases sociales ya que todos y todas somos ciudadanos y en donde la razón se impone y predomina frente a esos nacionalismos sin Estado, primitivos y sentimentales que no pueden ser racionalizados y por lo tanto encauzados dentro de un país constitucionalmente perfecto, en el que se permite la defensa de todo tipo de pensamiento, of course.
Además todos los trabajadores y trabajadores en estos Estados democráticos europeos de la UE sabemos que podemos negociar de igual a igual con nuestro patrón, no entendemos algunos la necesidad de convenios colectivos ni historias raras. ¿Quién no conoce el nivelón intelectual, honesto y productivo del empresariado de este país imperialista denominado España?, y si alguien se atreve a cuestionar lo que digo y afirmo que se le haga una interpelación al respecto a un gran profesional del mundo del capital, nada más y nada menos que al jefe de una mafia conocida como CEOE. En Euskal Herria tiene alguna sucursal que no se diferencia en mucho y que se apoya hábilmente en el txistu y la txapela mientras hacen sus negocios mientras la resistencia vasca paga con sangre, sudor y lágrimas la defensa de la libertad nacional y el socialismo para Euskal Herria.
Pero mira tú por donde, al tipo este, al Sr. Gabilondo me refiero, se le escapa con el transcurso de los minutos del programa una afirmación por la que a algunos y algunas se nos ha tachado de intolerantes y defensores de la irracionalidad. Supongo que todos los lectores de este susodicho artículo desean saber qué demonios dijo el tan distinguido periodista… pues bien, Gabilondo se permitió el lujado de decir que: “… de qué vale votar a un partido u otro, a la izquierda o la derecha, si en el fondo todos tienen que aplicar las medidas del FMI”. Y se queda tan ancho…, tan ancho como cuando el totalitario Alcalde de Bilbao, Sr. Azcuna, no tuvo empacho en afirmar que: “…para realizar trabajos urbanos en la capital vizcaína no era necesario contar con ningún partido. Todo se reduce a una buena gestión”.
Y esa es la madre del cordero, una buena gestión del capitalismo. Estos demócratas progres, como Gabilondo e incluso Azcuna, que milita en un partido de derechas como el PNV y se autodenomina de izquierdas… ¡hay que joderse!, no tienen remedio y lo que es peor, son los responsables directos del discurso anticomunista.
Seamos sinceros… quien mejor que ellos para evitar un desgaste de la gestión capitalista… ¿eh?, menudo chollo tienen los burgueses… Progres guais y sindicatos vendidos proponiendo la defensa de lo “menos malo” mediante una comprensión racional de lo irracional, una vez más, de lo que está sucediendo en esta globalización neocon.
Defensa a ultranza del capitalismo en crisis que con una redistribución fiscal, con apretarse el cinturón, una reformilla del mercado laboral y denunciar los “excesos del sistema en su fase actual neoliberal…” va a recuperarse, eso sí, ayudado por un aumento del consumo. A eso se limitan estos canallas de la pluma y el politiqueo barato, el reformismo en estado puro heredado de los Pactos de la Moncloa.
La burguesía neoliberal lo jode todo y los progres lo parchean. Un invento que los comunistas sabemos que viene de lejos. Esto último también se puede comprobar en los libros de historia cuando los socialdemócratas alemanes aprobaron los créditos de guerra y lanzaron a la clase trabajadora alemana a las trincheras de la Primera Guerra Mundial a partirse la cara y morir contra los trabajadores de otros países.
Estos periodistas y politicastros de baratillo se agarran como lapas a un dicho muy manido para ejercer de pragmáticos de extremo centro: “la política es el arte de lo posible” o ese otro muy utilizado en debates de todos conocidos…: «Yo también luché por la democracia».
Nosotros y nosotras desde Euskal Herria gritamos alto y claro que como dijo Ernesto Gebara: “la política es el arte de hacer posible lo imposible”.
Un saludo desde Euskal Herria, ¡salud y república vasca!