Entre­vis­ta de Gara a Ainhoa Etxai­de, secre­ta­ria gene­ral de LAB «No con­tem­plo otro esce­na­rio que avan­zar en el proceso»

Ainhoa Etxai­de, (Hon­da­rri­bia, 1972), abor­da en esta entre­vis­ta una visión polí­ti­ca de la cri­sis eco­nó­mi­ca y de las cir­cuns­tan­cias en las que tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras deben afron­tar­la en Eus­kal Herria cuan­do todas las deci­sio­nes estruc­tu­ra­les sobre su futu­ro se toman des­de Madrid. Por ello, abo­ga por que tam­bién des­de el sin­di­ca­lis­mo se empie­cen a dar pasos para entrar ya en el deba­te sobre el mar­co que se quie­re para el país. LAB apues­ta, sin lugar a dudas, por la crea­ción de un Esta­do vasco.
Iña­ki IRIONDO
La cri­sis que afron­ta­mos demues­tra, en opi­nión de Ainhoa Etxai­de, que «los tra­ba­ja­do­res, la gran mayo­ría social, no tene­mos poder polí­ti­co, que está en manos del poder eco­nó­mi­co. Esta cri­sis, en gene­ral, es la expre­sión del fra­ca­so de los sis­te­mas par­la­men­ta­rios. Los repre­sen­tan­tes que eli­ge la ciu­da­da­nía no tie­nen poder. Lo tie­ne el poder eco­nó­mi­co. En el caso de Eus­kal Herria, esto es aún más gra­ve. Por lo tan­to, nece­si­ta­mos un deba­te muy serio sobre nues­tra reali­dad y nues­tro futu­ro. Estos mar­cos ago­ta­dos no nos per­mi­ten afron­tar la cri­sis como pue­blo. Y, ade­más, creo que el sin­di­ca­lis­mo nece­si­ta refle­xio­nar sobre cómo poder ser el con­tra­po­der que nece­si­tan los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras. En resu­men, el poder eco­nó­mi­co diri­ge la eco­no­mía y la cla­se polí­ti­ca y las ins­ti­tu­cio­nes están a su ser­vi­cio. Por lo tan­to, la capa­ci­dad de alter­na­ti­va está en estruc­tu­rar un con­tra­po­der real».
¿Cómo se pue­de recu­pe­rar ese poder per­di­do o arrebatado?
Hay que afron­tar el deba­te sobre qué ins­tru­men­tos nece­si­ta Eus­kal Herria para tener capa­ci­dad real para deci­dir sobre su futu­ro eco­nó­mi­co y social, que es lo que nos fal­ta. Ya hemos lle­ga­do al pun­to de encuen­tro de que los mar­cos actua­les están ago­ta­dos y no res­pon­den a las nece­si­da­des de Eus­kal Herria, pero hay que dar el siguien­te paso y cen­trar­nos en defi­nir el mar­co que que­re­mos y cómo vamos a avan­zar hacia él.
¿Recor­tes y decre­ta­zos son una mues­tra de esa fal­ta de poder?
Efec­ti­va­men­te. La úni­ca for­ma de hacer polí­ti­ca y diri­gir­se a los tra­ba­ja­do­res vie­ne por impo­si­ción. Y las deci­sio­nes estruc­tu­ra­les sobre empleo, pro­tec­ción social, qué mode­lo de sec­tor públi­co, inver­sio­nes y mode­lo fis­cal nece­si­ta­mos, se hacen des­de fue­ra de Eus­kal Herria, sin nin­gu­na posi­bi­li­dad de inter­ve­nir en el deba­te ni de tomar deci­sio­nes. Son deci­sio­nes que van a con­di­cio­nar nues­tro futu­ro y somos meros espectadores.
Ante eso, ¿qué se pue­de hacer?
Dejar de decir que el mar­co está ago­ta­do o que nece­si­ta­mos un cam­bio polí­ti­co, y entrar a ver cómo vamos a desa­rro­llar ese cam­bio polí­ti­co, cuá­les son las apues­tas que hay que hacer y cómo hacer­las. Es el momen­to de tomar incitativas.
Para el sába­do han con­vo­ca­do un acto con el lema «Deci­di­mos des­de hoy». ¿Se pue­de empe­zar a deci­dir des­de hoy?
Sí. Que se reco­noz­ca el dere­cho a deci­dir de este pue­blo nece­si­ta de un pro­ce­so polí­ti­co y de un tiem­po, pero la posi­bi­li­dad de deci­dir qué que­re­mos depen­de de noso­tros. Ante la situa­ción que vivi­mos, la prio­ri­dad polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca, sin­di­cal y social es defi­nir el cam­bio que que­re­mos. Ante la deri­va que lle­va el Esta­do espa­ñol, Eus­kal Herria nece­si­ta ser due­ña de su futu­ro. Tomar ini­cia­ti­vas hacia la crea­ción de un Esta­do vas­co sólo depen­de de noso­tros y hay que empe­zar ya.
¿Que sen­ti­do tie­ne crear un Esta­do vas­co cuan­do se obser­va que la cri­sis es inter­na­cio­nal y que las deci­sio­nes se toman muchas veces muy lejos?
Pero muchas de esas deci­sio­nes, como vemos, las toman los esta­dos y nin­gún esta­do cons­ti­tui­do renun­cia a su par­te de capa­ci­dad de tomar deci­sio­nes. Eso es lo que nece­si­ta­mos. En el ámbi­to inter­na­cio­nal tam­bién hay un deba­te sobre qué tipo de esta­do tie­ne mayor via­bi­li­dad, por ejem­plo en cuan­to a su tama­ño, y sobre la pro­tec­ción que un esta­do pue­de ofre­cer a su ciu­da­da­nía ante las embes­ti­das de la glo­ba­li­za­ción y los mer­ca­dos. Un país peque­ño como Eus­kal Herria pero con gran­des poten­cia­li­da­des, tie­ne via­bi­li­dad como esta­do. Y ése es el deba­te a abor­dar y pro­fun­di­zar. Ten­go más dudas sobre la via­bi­li­dad futu­ra del Esta­do espa­ñol que de un Esta­do vasco.
¿Y en ese camino cuál es el papel de LAB?
Nues­tro reto es hacer una ofer­ta inde­pen­den­tis­ta, una ofer­ta de nue­vo mode­lo eco­nó­mi­co y social, a los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras y abrir y arti­cu­lar este deba­te entre todos aque­llos que están enfa­da­dos y no ven sali­da. Tene­mos que inci­dir en la cla­se tra­ba­ja­do­ra y en el sin­di­ca­lis­mo para que abor­de ese deba­te. Y el con­jun­to del sin­di­ca­lis­mo, y en con­cre­to LAB, tene­mos que inci­dir en el deba­te polí­ti­co, deman­dar que haya res­pues­ta polí­ti­ca a la situa­ción de los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras. No para que los par­ti­dos se adhie­ran o apo­yen lo que hace­mos los sin­di­ca­tos, sino para que adop­ten com­pro­mi­sos hacia un nue­vo marco.
¿Cómo se incar­di­na LAB en la estra­te­gia de la izquier­da abertzale?
La izquier­da aber­tza­le ha hecho una apues­ta deci­di­da, fir­me y enten­de­mos que correc­ta en dos cues­tio­nes: pri­me­ro que Eus­kal Herria tie­ne que avan­zar hacia un Esta­do vas­co y para eso es nece­sa­rio arti­cu­lar un movi­mien­to inde­pen­den­tis­ta con capa­ci­dad de defi­nir una estra­te­gia efi­caz. Y, segun­do, ha toma­do la ini­cia­ti­va y adop­ta­do com­pro­mi­sos para mate­ria­li­zar el cam­bio polí­ti­co. Noso­tros nos situa­mos como una par­te más de la izquier­da aber­tza­le que com­par­ti­mos esa apues­ta como pro­pia y que­re­mos impulsarla.
¿Y cuál es el papel del res­to de sin­di­ca­tos de la mayoría?
Los sin­di­ca­tos vemos la nece­si­dad del cam­bio polí­ti­co para avan­zar en los cam­bios socia­les que nece­si­ta­mos y, por lo tan­to, el pro­ce­so demo­crá­ti­co, que es la for­ma de mate­ria­li­zar ese cam­bio, es el ins­tru­men­to que nece­si­ta­mos todos. Creo que el res­to de sin­di­ca­tos por sí mis­mo y la pro­pia mayo­ría sin­di­cal tie­ne que abor­dar la refle­xión sobre cuál va a ser nues­tro papel en ese pro­ce­so demo­crá­ti­co, cómo hacer que nues­tro papel sea efec­ti­vo para que ter­mi­ne en el cam­bio que necesitamos.
¿Se está haciendo?
Creo que sí. Cuan­do deman­da­mos que se deben cam­biar las polí­ti­cas y que los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras debe­mos par­ti­ci­par de for­ma deter­mi­nan­te en las deci­sio­nes, esta­mos situán­do­nos en un esce­na­rio que nos obli­ga a ver cómo dota­mos a los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras de esos ins­tru­men­tos de deci­sión, y eso nos lle­va al deba­te sobre la nece­si­dad de cam­bio de marco.
¿Van a bus­car des­de LAB algún acuer­do estra­té­gi­co en esa vía?
Cuan­do saca­mos el docu­men­to de febre­ro nues­tra tesis era que una res­pues­ta con­jun­ta a la cri­sis nos tenía que per­mi­tir abrir un nue­vo ciclo en el sin­di­ca­lis­mo abertzale.
Cuan­do se habla de acuer­dos, de alian­zas que entran en el terreno polí­ti­co, hay quien siem­pre pone sobre la mesa tam­bién la nece­si­dad de un paso deci­si­vo por par­te de ETA
Cual­quier alian­za estra­té­gi­ca pre­ci­sa de una cla­ri­fi­ca­ción del esce­na­rio polí­ti­co y ade­más hay que com­par­tir obje­ti­vo y estra­te­gia. El camino tie­ne que ser por vías exclu­si­va­men­te polí­ti­cas y demo­crá­ti­cas pero tam­bién hay que acor­dar objetivos.
En gene­ral sí hay una sen­sa­ción de espe­ra a ver qué va a hacer ETA. En abril la izquier­da aber­tza­le pidió una res­pues­ta posi­ti­va a la Decla­ra­ción de Bru­se­las y el tiem­po pasa…
La apues­ta de la izquier­da aber­tza­le es correc­ta y ade­más no tie­ne alter­na­ti­va. No vemos otro esce­na­rio que una izquier­da aber­tza­le dan­do pasos efec­ti­vos en esa apues­ta. Tra­ba­jan­do con­jun­ta­men­te y cada uno des­de su ámbi­to en fun­ción de esa apues­ta. Es cier­to que el tiem­po pasa pero tam­bién que la apues­ta se está con­so­li­dan­do y eso es lo importante.
En los medios se habla de rumo­res sobre pro­nun­cia­mien­tos de ETA. ¿Saben algo al respecto?
No y ade­más no entra­mos a espe­cu­lar qué pue­de hacer ETA. Hay una ini­cia­ti­va, como la Decla­ra­ción de Bru­se­las, que ha abier­to muchas expec­ta­ti­vas y no con­tem­pla­mos nin­gún esce­na­rio que no sea el de ir avan­zan­do en ese pro­ce­so. No tene­mos infor­ma­ción sobre esos rumo­res, lo que tene­mos es la segu­ri­dad de que en Eus­kal Herria hay que dar nue­vos pasos, que éste es el momen­to de dar­los, y de que los obs­tácu­los no van a estar en agen­tes vas­cos. Y uno de los mejo­res acti­vos del pro­ce­so demo­crá­ti­co es que nos obli­ga a todos a acor­dar un mode­lo de con­fron­ta­ción ante el Esta­do, a defen­der de mane­ra con­jun­ta los acuer­dos que adop­te­mos en Eus­kal Herria.
La mayo­ría sin­di­cal ha con­vo­ca­do una mani­fes­ta­ción para el día 12. ¿Qué impor­tan­cia le da?
Por decir­lo grá­fi­ca­men­te, es el siguien­te paso al camino abier­to con la mani­fes­ta­ción de febre­ro de 1994. Ya no sólo habla­mos de mar­co ago­ta­do sino de la nece­si­dad de abor­dar cuál es el mar­co que nos va a dotar a la cla­se tra­ba­ja­do­ra de los ins­tru­men­tos para poder hacer una defen­sa efec­ti­va de nues­tros dere­chos. Debe ser la mani­fes­ta­ción en la que, ante las últi­mas medi­das que se han toma­do des­de Madrid, Eus­kal Herria dice ya bas­ta y vamos a ser due­ños de nues­tro futu­ro. Al igual que las últi­mas medi­das han mar­ca­do un antes y un des­pués en la ges­tión de la cri­sis, esta mani­fes­ta­ción tie­ne que mar­car tam­bién un antes y un des­pués como pue­blo ante el mode­lo de impo­si­ción y ante el hecho de que deci­sio­nes tan tras­cen­den­ta­les se tomen des­de Madrid.
En el mani­fies­to había tam­bién una ape­la­ción a los par­ti­dos vas­cos a tomar posición…
Es que los par­ti­dos no pue­den ser meros obser­va­do­res ni se pue­den limi­tar a mar­car su posi­ción o a hacer crí­ti­ca polí­ti­ca. Es hora de asu­mir com­pro­mi­sos y tomar ini­cia­ti­vas. Los sin­di­ca­tos vimos que era hora de aunar fuer­zas, de enfren­tar la cri­sis con nues­tra capa­ci­dad de movi­li­za­ción y de hacer una pro­pues­ta que se con­cre­tó en diez medi­das. No vemos que en el ámbi­to polí­ti­co se haya abor­da­do la cri­sis con la mis­ma pers­pec­ti­va. Nece­si­ta­mos ini­cia­ti­vas a favor de un mar­co que nos dote de instrumentos.
Pero pue­de ocu­rrir que par­ti­dos que estén a favor del mar­co pro­pio pro­pon­gan medi­das que no gus­ten a los sindicatos…
La nece­si­dad de un nue­vo mar­co es una nece­si­dad de pue­blo, inde­pen­dien­te­men­te de los intere­ses que lue­go cada cual vaya­mos a defen­der. Aun­que tam­bién esta­mos segu­ros de que en un esce­na­rio en el que la capa­ci­dad de deci­dir depen­da de noso­tros mis­mos, la mayo­ría opta­rá por cam­biar de polí­ti­cas. El que está supo­nien­do el mayor obs­tácu­lo para cam­biar el mar­co es aquel al que no le intere­sa que se cam­bien las polí­ti­cas. Tam­bién aquí hay un deba­te de intere­ses. Tene­mos cla­ro que en el pro­ce­so para lle­gar a un nue­vo mar­co es indis­pen­sa­ble un acuer­do inter­cla­sis­ta. Y lue­go, cuan­do deci­da­mos noso­tros, en igual­dad de con­di­cio­nes, que la dere­cha defien­da lo suyo y la izquier­da defen­de­re­mos lo nuestro.

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