Por Jorge Rachid, Resumen Latinoamericano, 21 mayo 2020
Es una pregunta que me hecho en reiteradas ocasiones y sólo he llegado a algunas aproximaciones que me gustaría compartir.
La primera de esas miradas, se refieren a que nos han mentido en la historia desde chicos y hemos asumido, por generaciones, que en 1810 nos liberamos de España, cuando en realidad resolvimos ser una provincia de las Cortes de Cádiz, en el exilio por la invasión napoleónica. La segunda mentira histórica cuando nos dijeron que en 1816 se había declarado la Independencia Argentina, nunca fue tal, fue de las Provincias Unidas de Sudamérica y los congresales eran altoperuanos y bolivianos de hoy, por esa razón el Acta está escrita en quechua, guaraní y aymara, además del español.
Alguien tenía que esconder la historia para construir otro relato y ese fue el creador de la Tribuna de Doctrina, que hasta hoy es el diario La Nación, creado por Mitre, para escribir la historia pos Caseros, escondiendo a los “argentinos” que se subieron a los barcos franceses e ingleses en Montevideo, ocuparon la isla Martín García, como antes Malvinas los ingleses solos, mataron a los heroicos soldados de Mansilla, y fueron partícipes de las batallas de la Vuelta de Obligado, Quebracho y Tonelero del lado del enemigo, que venía a crear la república Mesopotámica. Vieron porque no se lo contaron?
Entonces la historia nos relata que en el siglo XlX, los criollos eran “vagos y malentretenidos”, en el siglo XX “cabecitas negras agrandados peronistas”, en el siglo XXl “choriplaneros”, con ese desprecio de clase que siempre tuvieron los dueños del poder, aunque pocas veces aparecieron como tales. En efecto, como el tiburón en el mar, que les dice a los cardúmenes: “quédense tranquilos, que el mar es para todos”, pero son ellos los que comen y los peces los que sufren. Lo mismo sucede con los llamados “dueños del poder”, “el poder en las sombras” o últimamente “el círculo rojo”. Son los que el siglo XlX se quedaron con las tierras después del genocidio de los pueblos originarios, los que en el siglo XX abastecieron con barcos ingleses, la Armada Argentina que amenazó y bombardeo Buenos Aires, para derrocar al “tirano”, elegido democráticamente Perón y en el siglo XXl, esos mismos personajes, fueron a Wall Stret a ponerse a las órdenes de los Fondos Buitres que accionaban contra nuestro país.
Puede existir entonces una conciencia nacional con ese relato histórico dominante, en donde abreva la cultura neoliberal, en la conformación de sentido de las mayorías populares? La respuesta es que sí, porque existe previamente una conciencia americana, mestiza, morena, criolla, profunda, que viene del fondo de la historia de más de 10 mil años y que produjo ese sincretismo de subjetividades de los pueblos originarios, los zambos, los mulatos, los negros, los criollos y los inmigrantes, en una transculturización, superior a una acumulación simple de culturas.
Esa etapa superior es como la combinación genética que da vida a un nuevo ser, que tiene características de ambos progenitores, pero a su vez es diferente, es una nueva personalidad, que va construyendo un camino en si y por si.
Esa identidad americana, está afincada en los valores humanos, en la protección de la vida, en el cuidado de la Madre tierra y la naturaleza, que hoy pregona Francisco y desarrolló Perón en su documento sobre el Medio ambiente de 1972 y en el Modelo Argentino para un Proyecto Nacional de 1974, sesenta días antes de morir.
Es en época de crisis en donde aflora esa condición de la conciencia nacional, que se ve justamente por esa razón, sometida al ataque brutal e inhumano de un enemigo externo, con aliados internos, que nos quieren hacer vivir colonizados. Nos quieren convencer que es la mejor condición de vida ser obedientes, que nos deberíamos despreocupar de las “pavadas” como la Justicia Social, Independencia Econónmica , Soberanía Política, la Argentina Bicontinental, la recuperación de Malvinas, de nuestro peso argentino, de nuestra música y raíces históricas, de nuestros recursos naturales, de los débiles e incapaces. Acostumbrarnos a vivir en una sociedad individualista y egoísta, meritocrática, en donde sólo triunfan los fuertes y sucumben los inútiles, pobres o desclasados excluidos.
Por esa razón, por esa conciencia arraigada y un pueblo agotado en su paciencia, el neoliberalismo fue erradicado del gobierno de un solo golpe, en el primer round, hastiado el pueblo argentino de la mentira y el maltrato.
Pero ese sector no se rinde, prosigue el ataque en medio de una batalla por la salud y la reconstrucción nacional que está dando el conjunto del pueblo argentino en Cuarentena, junto a un gobierno nacional y popular de amplia coalición, lo cual puede hacerlo débil por momentos, pero capaz siempre de fortalecer esa identidad nacional y popular, latinoamericana y solidaria, en compromiso con un modelo biocéntrico de construcción social y productivo, que enfrente a los enemigos de la Patria.
Para eso y por eso, debemos fortalecernos en la batalla cultural que afianza nuestra identidad como pueblo en objetivo común de Patria Grande.