Resumen Latinoamericano, 02 de junio de 2020
Nos sostienen las redes feministas
Vivas, libres y desendeudadas nos queremos
En estos días de aislamiento y de incertidumbre por el
futuro frente a la pandemia global, frente al aumento de las violencias
machistas, los femicidios, travesticidios y transfemicidios, cuando las
compañeras trans y travestis son desalojadas de sus viviendas en hoteles por la
voracidad inmobiliaria, cuando lloramos por la muerte evitable de Ramona
Medina, compañera militante de la villa 31, cuando exigimos por las niñas que
en Santiago del Estero y Corrientes necesitan aborto legal y por las violaciones
de niñas y jóvenes, venimos a insistir en que nos sostenemos en las redes
feministas, internacionalistas y transfronterizas, afrofeministas e indígenas,
porque son nuestra fuerza, y desde ahí venimos a insistir que la deuda es con
nosotras y nosotres.
Queremos poner en primer lugar la deuda con la historia
trágica del colectivo trans, travesti, llena de muertes evitables por la falta
de una decisión política, que se resume en tres palabras: treinta y cinco años
de promedio de vida. Aún hoy seguimos muriendo en la cama de algún hotel de
cuarta, enfermas de injusticia y sin un sistema de salud que nos atienda, mal
comidas y mal vividas, en la espantosa miseria a la que nos condenan todos los
días por lo que somos. Hemos pedido, rogado y hasta suplicado al estado argentino
que ponga fin a este genocidio.
Pero no logramos que nos escuchen. Se conformaron con una
ley que nos abrió las puertas a la civilización , pero nadie nos invitó a comer
en su mesa. Exigimos el derecho a una vida digna, una vida en paz, al fin y al
cabo… ¡una vida! Necesitamos políticas públicas concretas, no parches, ni
salidas de urgencia, exigimos todos los derechos que nos negaron: salud,
educación, vivienda y trabajo. Llegó la hora de empezar por las últimas, ¡cupo
Laboral Trans/travesti ya!
Porque la deuda es con nosotras y nosotres exigimos que se
apruebe de manera urgente el impuesto a las grandes fortunas y que se
investigue la deuda externa, fraudulenta e ilegítima, porque queremos que la
crisis la paguen los responsables del saqueo y del endeudamiento de los últimos
años de políticas neoliberales, los bancos y las empresas beneficiadas por el
agronegocio que envenenan nuestros territorios. Las mismas que hoy presionan
con despidos y suspensiones para levantar la cuarentena y no resignar ni un ápice
de sus millonarias ganancias. Si no, ¿quién va a pagar la crisis desatada por
este nuevo virus cuyas causas sin duda hay que buscarlas en la depredación del
planeta por la ambición capitalista? Para que la tierra y nuestros cuerpos
dejen de ser territorio de conquista, para que las semillas y el agua sean un
bien común, para poner en el centro la vida decimos ¡Ni Una Menos!
Lo que nos muestra esta crisis es que las violencias que venimos denunciando hace años se profundizan y tirar abajo el patriarcado se torna innegociable. Lo que estamos viviendo no es más que la muestra más visible de un sistema heterociswinkapatriarcal que se sostiene con la descarga cada vez más brutal de explotación sobre nosotres. Por eso sentimos esta crisis, que es económica, sanitaria, habitacional y ecológica, en la sobrecarga del trabajo doméstico en las casas y del trabajo territorial. El 90% de los espacios comunitarios que tienen a cargo la alimentación de les vecines son sostenidos por mujeres.
Mientras las entidades financieras triplicaron ganancias millonarias en los últimos meses, se triplicaron las tareas comunitarias. ¡Por eso necesitamos una reforma tributaria ya! Reclamamos políticas públicas de alcance territorial y presupuesto adecuado y planes de vivienda con perspectiva de género y etnicidad que garanticen el pleno acceso a este derecho para todxs, para lxs que estamos en las villas y en los barrios, en situación de calle y en riesgo de estarlo, para lxs internadxs, lxs presxs, y otrxs en situaciones de encierro, ¡ahora!
Queremos que se haga efectiva la prohibición de desalojos, que se discuta una nueva Ley de Alquileres, que se suspendan los despidos en todo el territorio y que no salgamos más endeudades de esta crisis por cubrir necesidades vitales. Porque la cuarentena sin acceso a Internet es aislamiento, exigimos la plena democratización de la tecnología entendiendo que en esta era la conectividad digital es un derecho humano.
Sentimos la sobrecarga las docentes y las enfermeras, las
cuidadoras domiciliarias y las que debemos ahora entrenarnos en el teletrabajo.
Lo sabemos las viejas que sufrimos una discriminación histórica, pero hoy se ve
aún más acentuada, por que este sistema productivista, capacitista y machista
nos posiciona al final de las jerarquías de las vidas que merecen ser vividas. Lo
sabemos las trabajadoras de la economía popular que seguimos sosteniendo
comedores y merenderos en los barrios, las tareas de cuidado se acumulan, sin
ser reconocidas ni remuneradas, sin que se respeten nuestros derechos
laborales. Somos las que tejemos redes y acompañamos. A nuestros espacios
recurren mujeres víctimas de violencia, se hacen talleres, se brinda
asistencia, se da apoyo escolar, se vacuna, se festeja, se hacen velorios. Hoy
gritamos fuerte, todas juntas, porque no queremos llorarnos, queremos
festejarnos. No queremos aplausos para quienes ponen el cuerpo, queremos
salario universal y derechos contra la precarización de nuestras vidas.
Nosotras, las trabajadoras esenciales, queremos salarios dignos que no nos
obliguen al pluriempleo porque nuestra precariedad es la precariedad también de
las políticas públicas que hoy atienden a la población más expuesta al contagio.
Queremos derechos para las trabajadoras sexuales. Exigimos políticas
integrales para personas en situación de explotación sexual que garanticen el
derecho al trabajo. Exigimos el pleno cumplimiento de la ley de cupo laboral de
personas con discapacidad en el empleo público. Queremos niñeces trans
contenidas con amorosidad y derechos. También las migrantas y disidencias
migrantes debemos ser incluidas dentro de las ayudas gubernamentales: es
fundamental que el IFE llegue también a las familias migrantes, así como la AUH
y el AUE sin restricciones, muchas de nosotras somos madres y estamos a cargo
del cuidado de nuestras familias. ¡Somos sujetes de derechos de los países que
habitamos! Seguimos exigiendo la derogación del DNU 70⁄2017 antimigrante, así
como la reunificación de las familias que fueron separadas a causa de este
decreto y exigimos la regularización migratoria urgente. ¡Ni una migrante
menos!
En las villas, donde están explotando las cifras de contagios, seguimos con las mismas urgencias. Necesitamos que se tome como prioritario lo que está pasando en las barriadas y territorios. No es un gobierno particular, es una violencia racista que es estructural e institucional. Nosotras estamos harta de llorarnos. ¡Ni Una Ramona Menos! Para eso hay que hablar de Ramona y de su feminismo villero, de los días que pasó sin agua, de su fuerza militante que la llevó a denunciar, a exponerse, a tramar con otres. Y por eso ahora conocemos su nombre. Como conocimos el de Beatriz Mechato Flores, la vendedora ambulante migrante que murió escapando de la cotidiana persecución de la Agencia Gubernamental de Control de Lunesse (ex UCEP) y de la policía porteña de Horacio Rodríguez Larreta para que no le saquen su mercadería, apenas empezada la cuarentena.
Para hacer realidad la consigna Ni Una Menos, reclamamos que se apruebe la Emergencia Nacional en Violencia de Género. Queremos 100 mil promotoras en prevención de violencia, para que se reconozca y se remunere el trabajo de acompañamiento que día a día realizamos, siendo un nexo con los dispositivos del Estado que son los que deben dar respuestas. También reclamamos por las promotoras rurales que llegan a los territorios donde el Estado no llega. Por la independencia económica y habitacional, por una red de refugios en todo el territorio. Urge que en los Comité de Crisis incorporen la perspectiva de género y el trabajo de las promotoras. Que se intervenga en los territorios garantizando derechos, antes que desplegando fuerzas de seguridad. Reclamamos mayor presupuesto para el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Sabemos que la violencia machista se incrementa en
cuarentena: el confinamiento se convirtió en un infierno para miles que deben
pasar las 24 hs del día con sus agresores. Exigimos la protección para las
mujeres, trans, travestis, lesbianas y no binaries, mujeres con discapacidad e
hijes víctimas y el aislamiento de los violentos. Seguimos pidiendo
acompañamiento, que se tomen las denuncias, que les profesionales que nos
atienden estén capacitades, no nos presionen y no nos expongan. No queremos
instituciones patriarcales que nos juzgan y revictimizan.
Queremos poder sentirnos seguras cuando pedimos ayuda. Por
eso seguimos luchando contra la justicia heterocispatriarcal, y no nos
olvidamos los disciplinamientos que ejercen sobre nuestras libertades, seguimos
firmes alzando nuestra voz por Higui, Marian Gómez y Luz Aime. ¡Ni una menos!
Porque la deuda es con nosotras y nosotres, la Campaña
Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ha cumplido quince
años de militar su proyecto de IVE y exigimos su aprobación ¡ya! y saque de la
clandestinidad de una vez a todas a las decisiones vitales que solo nosotras y
nosotres podemos tomar sobre nuestros cuerpos. Decimos ¡Ni Una Menos! porque ya
no se puede tolerar que se tome a las infancias de rehenes para que sigan
gestando como si fueran incubadoras, porque el chineo sigue siendo la forma en
que el patriarcado colonial ejecuta de forma más brutal, la dominación sobres
las niñas y adolescentes indígenas, porque la Interrupción Legal del Embarazo
ya es un derecho y nadie se los puede negar, ni en Santiago del Estero ni en
Corrientes, que tienen que suscribir ¡ya! el protocolo de ILE, ni en ningún
otro territorio, hospital o centro de salud. El aborto es una cuestión de salud
pública y no pueden seguir muriendo personas con capacidad de gestar por no
acceder a este derecho.
Queremos respeto a la autonomía e integridad de los cuerpos gordos, patologizados y estigmatizados desde la infancia. Queremos acceso a la salud sin violencia: basta de discriminación, no somos un índice ni un riesgo. Exigimos la implementación de la Ley Nacional de Talles: vestirnos no puede ser un privilegio, nuestro cuerpo no puede ser castigado económicamente por su diferencia.
Afirmamos el derecho de todas las personas intersex a la
integridad corporal, a la verdad y la reparación. Exigimos el cese inmediato de
todas las formas de violencia médica contra los cuerpos intersex y el acceso de
todas las personas intersex a nuestras historias clínicas, nuestras partidas de
nacimiento y a la cobertura de salud. La diversidad corporal no es una
patología a ser tratada, curada o eliminada.
Para que la prevención de la violencia machista sea efectiva
y sostenida en el tiempo, exigimos que la Educación Sexual Integral tenga
perspectiva feminista y no se frene por el poder de lobby de las Iglesias y los
dogmas fundamentalistas. Y nos pronunciamos contra los golpes de estado en
Bolivia y Honduras, contra el terrorismo de estado asesinando a lideresas y
líderes sociales en Colombia y contra la fascistización de la política en
Chile, Brasil y Ecuador. Exigimos libertad inmediata a Milagro Sala, Mirta
Guerrero, Graciela López, Gladys Díaz, Patricia Cabana, María Condori, Adriana
Condori, Mirta Aizama y Angelina Lesieux. Con presas políticas no hay
democracia. Libres las queremos. No más presas por luchar.
Las mujeres, lesbianas, travestis y trans cuidadoras que
cultivamos marihuana para la salud, no queremos que se nos criminalice ni a
nosotras, ni a nuestras plantas. El cannabis es esencial en tiempos de pandemia
donde nuestra única forma de acceder a nuestra medicina es autocultivo.
Solicitamos su adhesión en la ley 27350 ¡ya!
Reclamamos que ni una mujer más sea separada de sus hijes
por su condición de discapacidad y que se garanticen lxs asistentes de apoyo a
la maternidad cuando sea necesario. Exigimos que no se permita ni una sola
esterilización forzosa más contra mujeres y niñas con discapacidad. Tenemos
derecho a elegir si queremos o no ser madres. Exigimos ser tenidas en cuenta en
la ESI que comprenda las perspectivas de género y discapacidad. Reclamamos que
las medidas para protegernos de la violencia machista tengan accesibilidad.
Necesitamos poder acudir por ayuda y encontrar lenguaje sencillo, que las apps sean accesibles con lectores de pantalla y que haya servicios de videollamadas con intérpretes de lengua de señas y toda vía de comunicación alternativa para que ninguna se quede fuera. Muchas para maternar y colaborar con sus hijes en las tareas escolares se encuentran con materiales inaccesibles. No queremos ser invisibilizades, asexuades ni anulades. Cuando decimos que vivas, libres y desendeudadas nos queremos, sabemos que otras gargantas se tensan en el mismo grito y eso nos da fuerza, nos estimula el deseo, nos ofrece la certeza de que vamos a cambiarlo todo. Que somos capaces de parar el mundo en huelgas feministas que trascienden las fronteras y se extienden desde las montañas del Kurdistán hasta las selvas tropicales de nuestra Abya Yala, haciendo visible que nuestra potencia y nuestros trabajos sostienen el mundo y que queremos y exigimos que gire en otro sentido, contrario a la extracción capitalista, contra el racismo estructural e institucional, la xenofobia y de los clasismos que ahora agitan la pandemia, contra las operaciones financieras que expropian nuestro tiempo, nuestro alimento, nuestra salud. Por esto, abrazamos a nuestrxs hermanxs afroamericanxs y latinxs que se han levantado contra el racismo y el fascismo en Estados Unidos para decir ¡ya basta!.
Queremos y estamos construyendo, con estas redes feministas, un mundo otro en el que todas las existencias tengan espacio, en el que la memoria viva de nuestras ancestras, de las luchadoras de otros tiempos, nos renueve la fuerza y la imaginación, en el que las niñeces y las vejeces sean dignas, sin violencias ni estereotipos, y en el que podamos pensar las crianzas y los cuidados como una relación recíproca y comunitaria.
Hoy tenemos que salir con la boca tapada, pero nada tapa
nuestro grito y las muchas maneras de decirlo: Ni una travesti menos, Ni una
trabajadora menos, Ni una trabajadora sin salario menos, Ni una afro menos, Ni
una indígena menos, Ni una migrante menos, Ni una negra menos, Ni una sin
tierra, Ni una sin vivienda, Ni una muerta más por aborto clandestino. Y todas
las otras maneras en que esta consigna que se convirtió en un movimiento de
transformación en cada territorio, en cada lugar de trabajo, en cada casa, en
cada lugar de estudio y de activismo pueda ser dicha. Decimos Ni Una Menos,
vivas, libres y desendeudadas nos queremos y lo decimos juntas y juntes.
Decimos, hoy más que nunca, que las redes feministas,
transfronterizas, afrofeministas e indígenas, son nuestra fuerza.
Firmas: Colectivo NiUnaMenos ‚Feminismo Villero La Poderosa Colectivo, NiUnaMigrante, Menos Colectivo Intersex Plurinaciona,l Movimiento Trans Nadia Echazú, Grupo Matamba, Columna Antirracista, Asamblea Feminista Villa 31 y 31 bis, Red de Mujeres y Disidencias de la Villa 21-24 y Zavaleta Red Feminista Villa Soldati, Feministas de Abya Yala Movimiento Peronista Trans y siguen las firmas