El Mando del Ejército de Estados Unidos en África (US AFRICOM) ha manifestado su intención de que haya presencia militar norteamericana en Túnez de cara a la posible intervención en Libia ante la implantación de Rusia en esta área del norte de África, algo que no está siendo bien visto desde las altas esferas del gigante estadounidense.
AFRICOM emitió un comunicado oficial señalando que el general al mando Stephen Townsend había comunicado al ministro de Defensa tunecino, Imad al-Hazqi, mediante llamada telefónica, que existe la disposición de alojar comandos en su territorio.
“Estamos estudiando con Túnez nuevas formas de abordar las preocupaciones de seguridades comunes, y esto incluye el uso de nuestra brigada para asistencia de seguridad”, recogió la nota oficial, en lo que supone una iniciativa que podría suponer un futuro envío de tropas estadounidenses a Libia.
El Partido de los Trabajadores tunecino rechaza la presencia de tropas estadounidenses en el país
El Partido de los Trabajadores tunecino ha rechazado la presencia de militares estadounidenses en el país. Además unidad para impedir que Tunez “se convierta en una base militar de las fuerzas estadounidenses para intervenir en la hermana Libia y transformarla en una nueva Siria”. Y se opone a “todas las formas de intervención extranjera en la hermana Libia, ya sea desde el eje turco del país o desde el eje de los Emiratos Árabes Unidos y sus aliados”.
Además afirman que “Las fuerzas nacionales y populares libios deben asumir su responsabilidad de poner fin a las intervenciones extranjeras y los conflictos armados civiles y reconstruir el estado libio sobre nuevas bases, nacionales, democráticas y progresistas” que generen permita al pueblo libio vivir en su país en condiciones de seguridad y seguridad Decisión.
Un juego geopolítico muy complicado en Libia
De todos es sabido ya la gran presencia de Rusia en Libia, dando soporte al Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés) dirigido por el mariscal Jalifa Haftar, que trata de acabar con el último gran núcleo de resistencia de su rival, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), en la capital de Trípoli. Todo ello en el marco de la guerra civil que en el Estado libio se lleva desarrollando desde 2014 entre diversos actores que tuvieron protagonismo en la caída de la dictadura de Muamar el Gadafi.
Haftar, aliado con el otro Ejecutivo de la ciudad oriental de Tobruk, argumenta que busca acabar con el feudo de Trípoli al denunciar que allí se alojan elementos del terrorismo yihadista, entre los cuales están mercenarios sirios enviados por Turquía (aliado del GNA del primer ministro Fayez Sarraj); para así propiciar posteriormente un proceso democrático. Por su parte, el Gobierno tripolitano denuncia lo que consideran un golpe de Estado rebelde contra un poder legímito, que además es reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 2016.
La postura de EEUU pone en un compromiso a Túnez, habida cuenta de la posición en la que podría quedar el país tunecino ante ciertas facciones de Libia si permite la presencia militar estadounidense como posible punta de lanza para intervenir en el vecino territorio libio frente al bando formado por Haftar y Rusia.
Precisamente, el país presidido por Vladimir Putin ha enviado un segundo lote de cazas rusos MiG-29, entregados en las últimas horas a Siria y que están listos para operar ahora a principios de junio en favor del LNA, según anunciaron fuentes militares. La entrega se hizo con un acto simbólico en la base aérea rusa de Hemymin, en la provincia de Latakia.
Cabe destacar que el conflicto libio se ha internacionalizado en los últimos meses. Por un lado, el GNA recibe el sustento de Turquía, Qatar e Italia; mientras, por otro, el LNA recibe el citado apoyo de Rusia y de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Francia. Y es que este país del norte de África es muy apreciado por su situación en el arco mediterráneo y por sus reservas de petróleo, lo que añade aún más interés sobre una guerra civil de Libia que dura ya bastante años.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, suscribió un acuerdo con el primer ministro del GNA, Fayez Sarraj, en virtud del cual le otorgaba apoyo militar con su Ejército y con los citados milicianos sirios pro-turcos procedentes de la guerra de Siria (vinculados a ex filiales de grupos terroristas como Al-Qaeda, según divulgaron diversos medios); pacto que también servía para repartir zonas económicas en el Mediterráneo, claves para la prospección de gas, algo que provocó la protesta internacional de Chipre y Grecia. De hecho, el país heleno denunció ante la comunidad internacional la violación de las fronteras marítimas de las islas griegas.
Por su parte, Túnez ha estrechado recientemente lazos con Turquía en materia de defensa. El portal web defensa.com informaba a finales de mes de abril de la venta por parte de la empresa turca Aselsan de una gran cantidad de sistemas portátiles de interferencia de frecuencia Kangal a Túnez. Estos podrían ser instalados en vehículos de transporte de tropas a modo de protección contra ataques. En los últimos meses, la nación euroasiática se ha convertido en uno de los proveedores más importantes de Túnez, algo que no ven con muy buenos ojos algunos países del Mediterráneo como Francia o Grecia.
Además, el sitio web de Africa Intelligence informó el pasado mes de febrero de que el Ejército de Túnez tenía previsto comenzar a operar drones armados de las Industrias Aeroespaciales Turcas (TAI, por sus siglas en inglés). Según esta información, el conglomerado estatal turco firmó un primer contrato de exportación para su modelo Anka en enero. Este contrato se firmó apenas un mes después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, visitase por sorpresa Túnez, donde habló con su homólogo sobre el conflicto de Libia y sobre las tensiones regionales provocadas por el reciente acercamiento entre Ankara y el GNA.
Todo ello en un momento en el que Estados Unidos ve con ojos recelosos el expansionismo de Rusia en el norte de África, detectando como necesario el refuerzo de su posicionamiento en esta área estratégica para defender sus intereses y evitar el crecimiento exacerbado de un adversario político como es la nación rusa.
Fuente: www.atalayar.com /www.albadil.info
Francisco Vílchez
Andaluz de Granada (1980). Grado en Humanidades en la UGR. Pluriempleado en el sector servicios y aficionado a hablar de lo que la prensa no dice ni pío.
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