Por Mónica Berger de White, Resumen Latinoamericano 7 de junio de 2020
Exigimos justicia en el esclarecimiento de su asesinato. Más importante aún, necesitamos visibilizar este tipo de persecución contra quienes practican la Medicina Tradicional y la Espiritualidad Maya en Guatemala, necesitamos crear consciencia y educarnos como sociedad para aprender a conocernos entre guatemaltecos, dejar de temernos, de perseguirnos.
Conocí al Abuelo Domingo Choc Che en una reunión de la Asociación de Concejos de Guías Espirituales Releb’aal Saq’e’ (ACGERS), con quienes trabajo desde el 2010. El Abuelo Domingo, Tata Mingo, vivía en la aldea Chimay, cerca de San Luis Petén. Era un gran Ajilonel, un maestro herbalista, un científico Maya experto en medicina natural. También era Ajq’ij, Guía Espiritual Maya, comprometido con preservar y transmitir el conocimiento ancestral sobre la protección de Madre Naturaleza y su medicina, a las nuevas generaciones y al mundo.
El Abuelo Domingo, junto a otros sabios Abuelos y Abuelas Q’eqchi’, trabajó incansablemente para sacar a la luz el valor de la sabiduría Maya. Por ello era parte de un equipo transdisciplinario de científicos mayas, guatemaltecos y europeos que trabajábamos juntos en dos grandes proyectos de investigación y desarrollo con la Universidad de Zurich en Suiza, el University College London, en Inglaterra, y la Universidad del Valle de Guatemala.
Hace tan solo unos meses el Abuelo Domingo caminaba por el bosque aledaño a su comunidad con nuestro equipo de la Unidad de Antropología Médica, en un viaje etnobotánico para identificar especies de plantas medicinales. Él explicaba a dos jóvenes estudiantes cómo hacer las invocaciones para pedir permiso a la esencia de la planta antes de cortarla, incluía todo el aspecto de la sabiduría y la ciencia Maya ancestral sobre su uso, cómo prepararla, almacenarla, aplicarla.
Estábamos trabajando un inventario de especies medicinales para poder documentar y proteger el conocimiento Q’eqchi’ de forma que quedara evidencia que todo esto es conocimiento indígena.
El Abuelo estaba ayudando a escribir un libro en el que quedaría la evidencia de la ciencia herbal maya Q’eqchi’, como un mecanismo de documentar la propiedad intelectual de su Pueblo. Él era parte de un esfuerzo de años por crear el Popol Jay de Poptún, la Gran Casa del Concejo, la cual incluía la implementación de un jardín botánico para preservar las especies medicinales que están amenazadas por la destrucción de Petén.
El Abuelo Domingo trabajaba con otros grandes médicos tradicionales de ACGERS para identificar los hábitats de estas especies y poder recrearlos en este jardín. Soñaba con poder tener resguardadas las plantas, las semillas, porque cada vez es más difícil encontrarlas.
A medida que la selva petenera es destruida sin piedad, el Abuelo Domingo soñaba con tener este espacio donde asegurar la existencia de estas plantas, donde poder enseñarle a las nuevas generaciones de Ajilonel el uso de la medicina ancestral, donde poder transmitir la espiritualidad Maya, la Ciencia Maya, a quien tuviera el corazón abierto para recibirla.
El Abuelo Domingo es un héroe del Pueblo Q’eqchi’. EL Abuelo Domingo ha sido convertido ahora en un mártir ante el grotesco asesinato público al que fue sujeto. Repudiamos este acto cruel y lleno de prejuicio e ignorancia.
Exigimos justicia en el esclarecimiento de su asesinato. Más importante aún, necesitamos visibilizar este tipo de persecución contra quienes practican la Medicina Tradicional y la Espiritualidad Maya en Guatemala, necesitamos crear consciencia y educarnos como sociedad para aprender a conocernos entre guatemaltecos, dejar de temernos, de perseguirnos.
Necesitamos entender, reconocernos, respetarnos en nuestra diversidad.
Abuelo Domingo, Tata Mingo, ha iniciado su trascendencia espiritual al no-tiempo, oramos por su alma, acompañaremos el camino espiritual que debe seguirse para que sea uno con la Luz Divina. Su ejemplo de vida nos guiará en el camino que hay que abrir en Guatemala, porque es tiempo de reescribir esta historia de temor y de odio hacia una de paz y respeto, de aprendizaje mutuo. Honramos su vida, Abuelo. Gracias por su valentía.
Li q’awa’ ku’ xtikib’ li xjalb’al li xwanjik sa’ li jun chik li yuam sa’ li kutaank K’at. Li xchahimal ut li xmusiq’ej moko tsachq ta, li xsachiq sa’ ruuchich’oc a’an teokq li xb’ehil naq moko ta b’aanumanq ta chik jusutaq li railal xe’ xbaanu li komon. Na koxloq’i li xyuam, sa’ komonil to k’anjelaq re xpatz’b’al naq li chaqrab’ ta t’aneeq sa’ xb’een li xe’ b’aanunk re li na’leb’ ut re naq tuqlaaq li nawon arin Guatemaal ut chixjunil ri ruchich’och.