Opi­nión. Fut­bol y sio­nis­mo histérico

Por José Steins­le­ger. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 14 de junio de 2020. 

El anti­se­mi­tis­mo es una cier­ta per­cep­ción de los judíos que pue­de expre­sar­se como el odio a los judíos. Las mani­fes­ta­cio­nes físi­cas y retó­ri­cas del anti­se­mi­tis­mo se diri­gen a las per­so­nas judías o no judías y/​o sus bie­nes, a las ins­ti­tu­cio­nes de las comu­ni­da­des judías y a sus luga­res de cul­to […]” (Reso­lu­ción 1142020, Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res, Bue­nos Aires, 8 de junio de 2020).

Aun­que el voca­blo anti­se­mi­tis­mo se pres­ta a con­fu­sión (los no judíos tam­bién pue­den asu­mir­se como semi­tas, y de hecho los ára­bes de Pales­ti­na tam­bién son semi­tas), dicha reso­lu­ción es tras­cen­den­te. El Esta­do argen­tino (¡por fin!) fijó posi­ción fren­te a la per­cep­ción de marras, que explí­ci­ta o implí­ci­ta­men­te pre­di­có la Igle­sia cató­li­ca des­de fina­les del siglo XIX, con per­ver­sos alcan­ces en la socie­dad del país rioplatense.

Has­ta ahí lo polí­ti­ca­men­te correc­to. Sin embar­go, ape­nas expe­di­da la reso­lu­ción, la inco­rrec­ción polí­ti­ca ter­gi­ver­só sus con­te­ni­dos. Fue el caso del Cen­tro Simón Wie­senthal, en pala­bras de su direc­tor de Rela­cio­nes Inter­na­cio­na­les, Shi­mon Samuels, difun­di­das en el tóxi­co por­tal sio­nis­ta ‘Info­bae’, entre otros:

«La adop­ción por par­te de Argen­ti­na de la defi­ni­ción que equi­pa­ra anti­sio­nis­mo con anti­se­mi­tis­mo va en la direc­ción correc­ta, como la deci­sión de cali­fi­car a Hez­bo­lá como gru­po terro­ris­ta, de hace un año…»

Por cier­to, en tra­mo alguno la reso­lu­ción de marras aso­cia anti­sio­nis­mo con anti­se­mi­tis­mo. Así como tam­po­co men­cio­na a Hez­bo­lá, uno de los par­ti­dos polí­ti­cos más repre­sen­ta­ti­vos de Líbano. Pero así fun­cio­na el sio­nis­mo, expre­sión ideo­ló­gi­ca racis­ta que al aso­ciar polí­ti­ca y reli­gión, res­pon­de a los intere­ses de la enti­dad terro­ris­ta, neo­co­lo­nial y ane­xio­nis­ta lla­ma­da Israel.

Una con­fu­sión nada ino­cen­te que, afor­tu­na­da­men­te, han escla­re­ci­do inte­lec­tua­les judíos des­pre­jui­cia­dos con libros como La indus­tria del holo­caus­to, de Nor­man G. Fin­kels­tein; La ame­na­za inte­rior, de Yakov M. Rab­kin, o La revo­lu­ción sio­nis­ta ha muer­to, con tex­tos com­pi­la­dos por Michael Warschawsky.

Aho­ra bien. Si el espa­cio impi­de tra­tar con pro­fun­di­dad asun­tos com­ple­jos como el refe­ri­do, es posi­ble que algo de luz arro­je, por ejem­plo, un sim­ple par­ti­do de fut­bol de la Copa Liber­ta­do­res. Me refie­ro al cele­bra­do en la pri­me­ra sema­na de abril, entre el Inter­na­cio­nal de Por­to Ale­gre y el Pales­tino de San­tia­go de Chile.

Enton­ces, la minús­cu­la Orga­ni­za­ción Sio­nis­ta de Río Gran­de del Sur advir­tió a la CBF, la Com­me­bol y el Minis­te­rio Públi­co bra­si­le­ño, que se incu­rri­ría en gra­ves vio­la­cio­nes a la ley bra­si­le­ña de per­mi­tir­se el uso de la cami­se­ta ofi­cial de Pales­tino. En efec­to, la cami­se­ta luce en los hom­bros un mapa de Pales­ti­na y los colo­res de su ban­de­ra, que “mues­tra fron­te­ras ante­rio­res a la crea­ción del Esta­do (de ‘Israel’) en 1948”, según la refe­ri­da organización.

El Club Depor­ti­vo Pales­tino se fun­dó en 1920, cuan­do Israel no exis­tía. Y en 2014, en nom­bre de la comu­ni­dad judía chi­le­na, la ins­ti­tu­ción depor­ti­va había sido mul­ta­da por la Aso­cia­ción Nacio­nal del Fut­bol Pro­fe­sio­nal (ANFP), por usar en su cami­se­ta un mapa de la Fran­ja de Gaza. Des­de Por­to Ale­gre, en car­ta abier­ta publi­ca­da en Face­book, el con­se­je­ro del Inter Fabio Lavinsky, pidió que se tomen “los cui­da­dos nece­sa­rios para que la afi­ción de ‘Pales­tino’ no haga mani­fes­ta­cio­nes ofen­si­vas a los judíos duran­te el par­ti­do” (sic).

Pero más intere­san­te fue el comen­ta­rio de Sebas­tián Waten­berg, pre­si­den­te de la Fede­ra­ción Israe­lí de Río Gran­de del Sur, que en el medio local judío Gau­chazh seña­ló que «Los ale­ga­tos de los sio­nis­tas no repre­sen­tan el sen­ti­mien­to de toda la comu­ni­dad judía del Estado.»

Waten­berg agre­gó: «Tene­mos mucho res­pe­to y cui­da­mos mucho de nues­tra ima­gen y de la rela­ción armó­ni­ca con la comu­ni­dad pales­ti­na local, con la que tene­mos un diá­lo­go bas­tan­te avan­za­do y pací­fi­co. Yo que­ría hacer hin­ca­pié en este pun­to: la orga­ni­za­ción sio­nis­ta actúa como repre­sen­tan­te de la dere­cha israe­lí, y no tie­ne legi­ti­mi­dad para hablar en nom­bre de la comu­ni­dad judía. Tene­mos serias diver­gen­cias con ellos.»

Final­men­te, no pasó nada. El par­ti­do se des­en­vol­vió sin agre­sio­nes. El Inter derro­tó al Pales­tino (3−2), y el pre­si­den­te Jair Bol­so­na­ro (ex capi­tán de reser­va del Ejér­ci­to bra­si­le­ño, ex cató­li­co deve­ni­do en neo­pen­te­cos­tal y fir­me alia­do de Tel Aviv), fes­te­jó la vic­to­ria sin­tien­do, posi­ble­men­te, que Dios siem­pre jue­ga en favor de Bra­sil [excep­to cuan­do jue­ga con­tra los alemanes].

* Fuen­te: La Jornada

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