Jesus Mari Larrazabal (Zumaia, 1948), es catedrático de Filosofía, máster de Lógica y licenciado en Ciencias Económicas. Militó en LAIA y fue de los electos expulsados de Gernika por cantar el «Eusko Gudariak» ante el Rey español. Hoy es el único parlamentario de EA en la Cámara de Gasteiz y miembro de la dirección del partido, donde ha alcanzado un peso importante en los últimos años.
Jesús Mari Larrazabal lleva unos meses como parlamentario y ya ha llegado a la conclusión -«profunda, no superficial»- de que en la Cámara se discute «de muchas cosas que no tienen ninguna relevancia». Sostiene que hay «una dispersión de temas para que las cosas que son importantes no se aborden».
¿Qué es lo importante?
Por ejemplo, habría que abordar la crisis económica con rigor, viendo cuáles son los orígenes, las causas y no sólo yendo a los efectos. Este es el «gobierno renove» que va poniendo parches a distintos sectores. Hay que ir al fondo. Está bien, por ejemplo, cubrir necesidades de asistencia social, pero habrá que abordar por dónde encauzar el sector público para un cambio del modelo económico y financiero. Eso aquí no aparece. Por otra parte, cada vez que se habla de una iniciativa que puede ser interesante para dar un paso en la normalización política, eso degenera en debates sobre pequeñeces que hacen que la causa central quede ahogada. Y cada vez que se trata de abordar lo que este Parlamento refleja, si la mayoría parlamentaria tiene legitimidad social, todo queda en que la ley es la ley, etcétera. Yo no entiendo debates como el de la «E gótica» de la Ertzaintza. Lo que habrá que abordar es qué está haciendo este gobierno con todos los elementos diferenciadores de la identidad vasca. Están desmontando todo lo que había y en cuatro años las consecuencias van ser muy duras.
La pasada semana EA presentó su propuesta base de acuerdo soberanista. ¿Cuáles son las claves del documento?
Es un texto de síntesis de la discusión que ha habido en las bases de EA desde setiembre. Una discusión obligada porque el congreso de junio estableció unas bases muy claras de cambio de rumbo, teniendo en cuenta la salida del gobierno ‑manos libres- y la entrada en la oposición con un único parlamentario, reflejo de los malos resultados electorales tras un proceso que la Ejecutiva Nacional anterior intentó abrir y que quedó frustrado. Aquel proceso no gustaba a los cismáticos, que dejaron el partido. El congreso se puso serio y hubo unas resoluciones que cambian el rumbo del partido. Después, para que no hubiera ninguna duda, como respuesta a la detención de Rafa, Arnaldo y el resto de dirigentes, la Asamblea Nacional da en octubre un paso más y articula claramente que el esfuerzo del partido en el corto plazo va a ser la consecución de un espacio político independentista que agrupe a EA desde su opción socialdemócrata y a otros desde otras opciones sociales. Pero define claramente que ese espacio independentista tendrá carácter estratégico. No será una confluencia coyuntural.
¿Qué significa eso?
Pues, por ejemplo, ¿tiene el PNV sitio en ese espacio independentista? El PNV se declara soberanista, pero el independentismo lo tiene aparcado hasta la víspera del Aberri Eguna, cuando suele hablar también del derecho de autodeterminación, aunque el resto del año no aparece. La resolución de la Asamblea Nacional establece que hay un «nivel 1», el de esa confluencia estratégica de independentistas, desde el que pasaremos al «nivel 2» en el que se abre el abanico a fuerzas abertzales no independentistas. Ahí estamos hablando de lo que es hoy en día el PNV en su praxis política. Y nos abrimos también a fuerzas como Ezker Batua, Alternatiba, etcétera.
Es decir, habría un núcleo central y luego otro más amplio para ir hasta Maltzaga, como diría Telesforo Monzon…
Exactamente. Caminaríamos por la derecha con unos y por la izquierda con otros. Esa diferencia de planos es importante, se establece una confluencia estratégica y lo otro serían unidades de acción coyunturales.
En el documento se habla de que esa confluencia independentista tenga respaldo en las urnas. ¿Qué se quiere decir?
Ese punto pasó por distintas redacciones durante el debate pero, y al final se dice, de modo amplio, que se estudien las fórmulas para esta confluencia pueda tener el refrendo de la sociedad vasca. Esto no significa que se someta a refrendo sino buscar un apoyo a esa confluencia soberanista independentista en convocatorias electorales. No aparece así escrito pero lo que está apuntando es que hay que buscar fórmulas, difíciles en estos momentos. Después del golpe de octubre ha llegado el de noviembre y a nadie le extrañaría que pudiera llegar otro en febrero. Esos golpes están pensados por quien tiene la sartén por el mango para imposibilitar la reorganización de la izquierda abertzale y la confluencia soberanista independentista que estamos propugnando desde diferentes sectores políticos y sindicales y que está pidiendo la base social. Como van a hacer todo lo posible para evitar que esa confluencia encuentre fórmulas electorales, hay que hacer todo lo posible para hallarlas. Y lo primero es estar deter- minados a hacerlo. En esto es en lo que desde EA queremos avanzar. Vamos a ver qué fórmulas hay, pero no en vísperas electorales, sino con antelación. Y si una fórmula se cierra por parte del Gobierno español, buscar otra, y si se cierra ésa, otra. Evidentemente, si se cierran todas, la cosa sería muy seria.
¿Cómo cree que habría que responder a los golpes de octubre y noviembre?
Esos golpes tienen un objetivo muy claro: intentan desarticular algo que se empieza a articular, y lo hacen yendo a la supuesta cabeza. Su error es pen- sar que desarticulando cabezas, una detrás de otra, se va a desarticular un movimiento que tiene ya raíces muy profundas. El movimiento será capaz de generar nuevas cabezas que lo lleven adelante. Eso está claro en la izquierda abertzale y si vienen contra EA, lo mismo. Da igual. La determinación está tomada.
Pero, además, el Gobierno está tratando de provocar, a mi juicio, una reacción de ETA. Desea, quiere, necesita una reacción de ETA. Y por eso es muy importante que tengamos todos muy claro que hay que tener el corazón caliente pero la cabeza fría. A pesar del horror y el terror que está causando todo esto, no hay que caer en provocaciones y las respuestas tienen que ser claras, contundentes y unidas. Con determinación de que no vamos a agachar la cabeza. Nos van a tener siempre de frente y en frente. Que nadie caiga en la provocación de responder como el Gobierno busca que se le responda. El Gobierno quiere que ETA responda y ETA tiene que darse cuenta de que eso es lo que quiere el Gobierno y que es lo que no conviene ni a la sociedad vasca ni, fundamentalmente, a la confluencia estratégica del soberanismo independentista.
¿EA está dispuesta a participar de esa respuesta contundente?
Sí. Tenemos que hacer nuestro trabajo, nuestro proceso interno, y las cosas van bien en las bases de EA, en la Asamblea Nacional, en las coordinadoras territoriales… Ayer mismo, yo y otros compañeros estuvimos en la manifestación de Bilbo. Hay que hacerles ver que estamos en contra y que no van a romper nuestra determinación de hacer algo nuevo sobre bases nuevas. Eso lo vamos a mantener por encima de todo.
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