por Tomás Castanheira,Resumen Latinoamericano, 27 de julio de 2020.
Después de que la empresa de automóviles Renault anunciara el despido de 747 empleados en su planta en São José dos Pinhais, en el estado sureño de Paraná, más de 7,000 de los trabajadores de la fábrica votaron por unanimidad a favor de una huelga, que comenzó el miércoles. Esta reducción de empleos se suma al despido de otros 300 trabajadores con contratos temporales a mediados de mayo. El final de sus contratos fue anticipado por la reducción de la corporación de hasta el 70 por ciento de sus horas y salarios, que fueron financiados por el gobierno brasileño.
La ira entre los trabajadores de Renault estalló por el hecho de que la mayoría de los despedidos esta semana fue debido a lesiones relacionadas laborales o incluso debido a contagios de coronavirus.
“Hay varios empleados, varios amigos, que tienen problemas respiratorios y han sido despedidos porque están en riesgo”, dijo un trabajador entrevistado en el piquete. “Nos enteramos de personas que dieron positivo al COVID-19 pero aun así fueron despedidas”.
El trabajador informó que lo despidieron mientras estaba en medio de una licencia por un accidente laboral y que recibió el aviso por correo electrónico. “Estoy aquí no solo por mí mismo, sino también por los demás”, dijo. “Hay un compañero de trabajo despedido que se estaba operando; su cirugía fue ayer.
“Hiciste tu parte, pero eres solo otra estadística, solo otro número”, declaró. “Desafortunadamente, eso es lo que sucede en las grandes corporaciones. Están obteniendo ganancias; estás dando tu sangre; estás trabajando horas extras … He trabajado los sábados y domingos. Pero una vez que te lastimas y ya no puedes ayudar al 100 por ciento, adiós”.
El miércoles por la noche, la policía atacó la línea de piquete con cientos de trabajadores y sus familias en las puertas de la fábrica. Al exigir que dejaran pasar los autobuses de la compañía, la policía apuntó con sus armas a los trabajadores y arrestó a cuatro delegados sindicales.
La destrucción de empleos en Renault-Nissan está teniendo lugar en el contexto de un desempleo vertiginoso en Brasil. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, desde el comienzo de la pandemia hasta mayo, se eliminaron alrededor de ocho millones de empleos en el país. Por primera vez desde que comenzó la encuesta, más de la mitad de la población brasileña en edad de trabajar está desempleada.
La explosión de la crisis social ha sido frenada, hasta ahora, en gran parte debido a la ayuda de emergencia de 600 reales (alrededor de US $115) ofrecida por el Ggobierno, que llegó al 43 por ciento de los hogares brasileños en junio. El pago tiene programado acabarse a fines de agosto.
La crisis que enfrentan los trabajadores brasileños tiene sus raíces en lo que son esencialmente procesos internacionales. Los recientes despidos en las fábricas brasileñas son parte de los planes de Renault-Nissan para recortes masivos de empleos y cierres de plantas en todo el mundo, los cuales fueron anunciados por las corporaciones en mayo.Article continues below the form
Después de recibir un rescate de €5 mil millones del Gobierno francés, Renault anunció planes para recortar 15,000 empleos en todo el mundo, 4,600 de ellos en Francia. Nissan, por otro lado, desde 2019 ha declarado su intención de recortar 12,500 empleos. Después del inicio de la pandemia, aumentó esta amenaza a 20,000 puestos de trabajo.Planta de Renault en São José dos Pinhais, Paraná
El mes pasado, miles de trabajadores de Nissan en España se declararon en huelga contra el cierre de la planta de la compañía en Barcelona, que amenazó con eliminar 2.500 empleos y otros 20.000 vinculados indirectamente a su producción.
En medio de esta situación, el Sindicato de Trabajadores Metalúrgicos de la región de Curitiba, que dirige la huelga, y los sindicatos brasileños en su conjunto, buscan desviar la huelga de trabajadores de Renault hacia un programa nacionalista de competencia por empleos e inversiones internacionales.
Una declaración firmada por todas las federaciones sindicales, incluida la CSP-Conlutas liderada por los morenistas, declaró: “Rechazamos la actitud intransigente de la gerencia actual de la planta de Renault en São José dos Pinhais/PR, porque sabemos que la compañía ha estado recibiendo incentivos fiscales del Gobierno del estado de Paraná precisamente para generar y mantener empleos”.
Las inversiones a las que se refirieron fueron provistas bajo el programa “Paraná Competitivo”, que ha estado proporcionando exenciones fiscales masivas a Renault y otras grandes corporaciones transnacionales, creando condiciones más rentables para que establezcan sus plantas en el estado en lugar de otras regiones de Brasil u otros países.
Dichos programas, defendidos por los sindicatos e implementados ampliamente por los Gobiernos del Partido de los Trabajadores, bajo programas como “Inovar-Auto”, representan los intereses de la clase capitalista y solo abren el camino a nuevas rondas de recortes salariales y de empleos. Este es precisamente el programa por el que los sindicatos han estado luchando en las últimas semanas en sus manifestaciones a favor de una “Agenda de reanudación de la producción”.
El único camino a seguir para los trabajadores de Renault es confrontar directamente el afán de lucro de la empresa. El carácter transnacional de las compañías automotrices también plantea la necesidad de que los trabajadores brasileños coordinen su lucha con los trabajadores automotrices a nivel internacional, que sufren los mismos ataques.
Esto solo será posible mediante la creación de comités de base, políticamente independientes de los sindicatos, que lucharán no solo por el empleo sino también por el derecho a trabajar en condiciones seguras definidas y reguladas por los propios trabajadores.
fuente: El Porteño