Esta­dos Uni­dos. Los crí­me­nes con­tra la huma­ni­dad en Áfri­ca, ocul­tos a ple­na luz del día.

Por Rosa Moro*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 01 de agos­to de 2020.

Exis­te hoy un con­flic­to peren­ne de baja inten­si­dad que se ha cobra­do el mayor núme­ro de víc­ti­mas mor­ta­les de la his­to­ria recien­te, solo supe­ra­do por la segun­da gue­rra mun­dial. Está tenien­do lugar ocul­to a ple­na luz del día, en el cora­zón de Áfri­ca, en la región de los gran­des lagos. Los paí­ses afec­ta­dos son Ruan­da, Ugan­da, Burun­di y la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go. Entre todos pue­den supe­rar fácil­men­te los 10 millo­nes de muer­tos en las últi­mas tres décadas.

2 DE AGOSTO DÍA DEL GENOCIDIO CONGOLEÑO

9 DE AGOSTO – DÍA INTERNACIONAL DE LOS CRÍMENES ESTADOUNIDENSES CONTRA LA HUMANIDAD

El des­tino

Des­de 2015, los con­go­le­ños de todo el mun­do con­me­mo­ran a sus muer­tos encen­dien­do velas por todo el mun­do cada día 2 de agos­to, el día del Geno­ci­dio Con­go­le­ño, la fecha en la que por segun­da vez y con total des­ca­ro e impu­ni­dad, Ruan­da y Ugan­da inva­die­ron su país ase­si­na­do, saquean­do y vio­lan­do, some­tien­do al país más rico de Áfri­ca al con­trol efec­ti­vo de Ruan­da, has­ta nues­tros días.

El 9 de agos­to es el Día Inter­na­cio­nal de los Crí­me­nes Esta­dou­ni­den­ses Con­tra la Huma­ni­dad, a tan solo una sema­na de dife­ren­cia, pare­ce mar­ca­do por el des­tino. Una sema­na de due­lo para estos pue­blos afri­ca­nos por una gue­rra cri­mi­nal que un día alguien defi­nió como «100% res­pon­sa­bi­li­dad de Esta­dos Unidos».

Cosas del des­tino, fue el ura­nio con­go­le­ño, el de la mina de Shin­ko­lob­we en el alto Katan­ga, el que lle­va­ban las bom­bas ató­mi­cas que se lan­za­ron con­tra Naga­sa­ki e Hiroshi­ma, el 9 y 12 de agos­to de 1945. Ya en 1939, Albert Eins­tein advir­tió a Roo­se­velt que, si que­ría la bom­ba ató­mi­ca pri­me­ro, man­tu­vie­se ale­ja­dos a los ale­ma­nes de las minas del sur­es­te con­go­le­ño. El ura­nio cono­ci­do en sus inves­ti­ga­cio­nes pre­vias para obte­ner la bom­ba ató­mi­ca era de una con­cen­tra­ción del 1%, el de la mina de Katan­ga era de una con­cen­tra­ción del 75%. La com­pa­ñía bel­ga Union Miniè­re era pro­pie­ta­ria de la mina y se lo ven­día a EEUU en un plan ultra-secre­to, con la cola­bo­ra­ción de Gran Bre­ta­ña. Muchos con­go­le­ños murie­ron extra­yén­do­lo con las manos des­nu­das, prác­ti­ca­men­te como escla­vos1. Bien podrían sumar­se a las víc­ti­mas de las bom­bas ató­mi­cas, pero des­co­no­ce­mos el número…

Matri­mo­nio de con­ve­nien­cia entre EEUU y Ruanda

Al tér­mino de la gue­rra fría, tras la caí­da del blo­que sovié­ti­co, Esta­dos Uni­dos bus­có alia­dos en el con­ti­nen­te afri­cano para con­tro­lar direc­ta­men­te las reser­vas de mate­rias pri­mas estra­té­gi­cas, no solo para tener­las a su dis­po­si­ción, sino sobre todo para evi­tar que nin­gún com­pe­ti­dor tuvie­ra acce­so a las mis­mas. EEUU aho­ra como úni­ca poten­cia mun­dial que­ría res­que­bra­jar ‑y lo hizo- la influen­cia fran­ce­sa en la región cen­tral afri­ca­na e implan­tar “su pro­pia colo­nia” des­de la que con­tro­lar sin socios el con­ti­nen­te ente­ro. Esta agen­da con­fluía a la per­fec­ción con la de dos hom­bres: Yowe­ri Muse­ve­ni de Ugan­da y Paul Kaga­me de Ruanda.

En los últi­mos años 80, tan­to Muse­ve­ni como Kaga­me esta­ban exi­lia­dos de sus res­pec­ti­vos paí­ses, pero tenían la ambi­ción de hacer­se con el poder de Ugan­da el pri­me­ro y de Ruan­da el segun­do. Los dos eran alia­dos en su plan expan­sio­nis­ta en la región. Esta­dos Uni­dos vio en estos dos paí­ses la vía de acce­so per­fec­ta para des­es­ta­bi­li­zar y con­tro­lar el codi­cia­do gran Con­go. Los dos tuvie­ron para sus res­pec­ti­vas rebe­lio­nes todo tipo de apo­yo, for­ma­ción, entre­na­mien­to, finan­cia­ción, armas, embar­gos y blo­queos a los gobier­nos que que­rían derro­car, cober­tu­ra diplo­má­ti­ca y mediá­ti­ca… Ahí dio comien­zo una serie enca­de­na­da de crí­me­nes con­tra la paz, con­tra la huma­ni­dad, de gue­rra, etc que for­man par­te todos de la mis­ma gue­rra: la con­quis­ta del cen­tro de Áfri­ca y sus recur­sos por par­te de EEUU, y con ello domi­nar todo el continente.

El inves­ti­ga­dor con­go­le­ño Patrick Mbe­ko dice sobre las ambi­cio­nes del actual hom­bre fuer­te de EEUU en Áfri­ca, Paul Kaga­me y su gru­po rebel­de, el FPR: «Esta ambi­ción hege­mó­ni­ca de un gru­po de inte­lec­tua­les y mili­ta­res tutsis ruan­de­ses no habría teni­do la más míni­ma opor­tu­ni­dad de mate­ria­li­zar­se si las pode­ro­sas agen­cias de ser­vi­cios espe­cia­les ame­ri­ca­nas y bri­tá­ni­cas que esta­ban al ace­cho no hubie­ran asu­mi­do ese pro­yec­to expan­sio­nis­ta para uti­li­zar­lo para sus pro­pios fines. Así se creó un “matri­mo­nio de Con­ve­nien­cia” entre los dos, una espe­cie de socie­dad basa­da en un con­tra­to secre­to de win-win».

Ocul­to a ple­na luz del día

Este con­flic­to está total­men­te ocul­ta­do a la vis­ta de la opi­nión públi­ca mun­dial. Uno de los meca­nis­mos más efec­ti­vos para ocul­tar este autén­ti­co holo­caus­to en la era de la infor­ma­ción y las redes socia­les, es la frag­men­ta­ción de la reali­dad en múl­ti­ples narra­ti­vas, que impo­si­bi­li­tan la com­pren­sión, logran­do que la opi­nión públi­ca se sien­ta des­co­nec­ta­da de la reali­dad de los her­ma­nos afri­ca­nos. Inclu­so ali­men­ta el mito del sal­va­jis­mo de los afri­ca­nos: “siem­pre se están matan­do entre ellos y es difí­cil com­pren­der por qué…”

Los frag­men­tos que se cono­cen de este con­flic­to, de for­ma inco­ne­xa, cuan­do en reali­dad son par­te de la mis­ma gue­rra, son por ejem­plo el famo­so geno­ci­dio de Ruan­da, el col­tán que se usa para nues­tros telé­fo­nos móvi­les, las vio­la­cio­nes masi­vas de muje­res en el este de la RDC… Segu­ra­men­te todos los lec­to­res sabrán algo o mucho de todos estos frag­men­tos, pero muy pocos han lle­ga­do a la con­clu­sión de que todo for­ma par­te de una úni­ca gue­rra híbri­da, mediá­ti­ca, eco­nó­mi­ca, de depre­da­ción y genocida.

Unos 500 civi­les tutsis masa­cra­dos por la mili­cia hutu yacen en una igle­sia don­de fue­ron ase­si­na­dos en Ruan­da, el 17 de junio de 1994

El geno­ci­dio de Ruan­da, 100% res­pon­sa­bi­li­dad de EE.UU

El FPR de Paul Kaga­me inva­dió Ruan­da el 1 de octu­bre de 1990. Come­tió todo tipo de actos terro­ris­tas y crí­me­nes de lesa huma­ni­dad, siem­pre ampa­ra­do, ase­so­ra­do y finan­cia­do por EEUU, que lle­vó a cabo una gue­rra eco­nó­mi­ca y mediá­ti­ca con­tra el legí­ti­mo gobierno ruan­dés que esta­ba sien­do ata­ca­do, debi­li­tán­do­lo has­ta su exte­nua­ción. Los medios y ONG inter­na­cio­na­les hacían res­pon­sa­ble a ese gobierno de las peno­sas con­di­cio­nes que EEUU y sus orga­nis­mos esta­ban impo­nien­do al pue­blo ruan­dés. Esta gue­rra que des­en­ca­de­nó el gran holo­caus­to del que esta­mos hablan­do, nun­ca hubie­ra sido posi­ble sin el matri­mo­nio de con­ve­nien­cia del que habla Mbeko.

Entre­vis­ta­do por el cana­dien­se Robin Phil­pot, el ex secre­ta­rio gene­ral de la ONU, Bou­tros Bou­tros Gha­li reite­ró en varias oca­sio­nes que el geno­ci­dio de Ruan­da de 1994 fue res­pon­sa­bi­li­dad de los Esta­dos Uni­dos, «El geno­ci­dio de Ruan­da es 100% res­pon­sa­bi­li­dad de EE.UU… Los Esta­dos Uni­dos, con el enér­gi­co apo­yo de Gran Bre­ta­ña, hicie­ron todo lo posi­ble para evi­tar que la ONU envia­ra tro­pas a Ruan­da para dete­ner los com­ba­tes. Y tuvie­ron éxi­to…», según reco­ge el autor en su libro “Rwan­da and the New Scram­ble for Afri­caen el que docu­men­ta a la per­fec­ción esta rela­ción de cómo se ha entra­do por la peque­ña Ruan­da, aso­cián­do­se con un gru­po cri­mi­nal, el FPR, para aca­pa­rar las rique­zas de Áfri­ca, y se ha ven­di­do a esa ban­da cri­mi­nal como los sal­va­do­res y moder­nos diri­gen­tes de Áfri­ca, cuan­do la reali­dad es que sus crí­me­nes son los más mor­tí­fe­ros, des­de la Segun­da Gue­rra Mundial.

Millo­nes de muer­tos solo son daños colaterales

Uno de los mayo­res exper­tos en este con­flic­to, el came­ru­nés Char­les Ona­na, comien­za así su libro “Ces tueurs tutsi au coeur de la tra­gé­die Con­go­lai­se”, publi­ca­do en 2009: «6 millo­nes, 7 millo­nes, 8 millo­nes… 10 millo­nes… ¿Cuán­tos muer­tos, en la Repú­bli­ca Demo­crá­ti­ca del Con­go? es difí­cil de decir. Hace mucho tiem­po que el con­ta­dor inter­na­cio­nal de víc­ti­mas con­go­le­ñas se ha para­do.»

Y esas víc­ti­mas con­go­le­ñas siguen aumen­tan­do cada día, has­ta hoy, mien­tras usted lee esto. La últi­ma masa­cre, al escri­bir estas pági­nas, ha teni­do lugar en la loca­li­dad de Kipu­pu, en el Kivu Sur, pro­vin­cia del este de la RDC, don­de “al menos 220 per­so­nas han sido masa­cra­das, muje­res vio­la­das, casas incen­dia­das y gana­do roba­do”, según el dia­rio Beni Lube­ro, el día 21 de julio de 2020. Cada vez que me invi­tan a hablar de este con­flic­to, reto a la audien­cia a bus­car en goo­gle las últi­mas masa­cres come­ti­das en el este de la RDC y me apues­to a que no han pasa­do 10 días des­de la últi­ma. Siem­pre acier­to… ¿Se ima­gi­nan a cuán­to pue­den haber ascen­di­do las víc­ti­mas con­go­le­ñas, hoy, en 2020?

A todos los muer­tos del Con­go, hay que sumar los cien­tos de miles de muer­tos de Burun­di y Ugan­da, masa­cres que nos han con­ta­do como étni­cas, pero que for­man par­te de la mis­ma gue­rra impe­ria­lis­ta norteamericana.

Y no nos olvi­de­mos de sumar los millo­nes de muer­tos de Ruan­da, antes, duran­te y des­pués del famo­so geno­ci­dio. Duran­te el geno­ci­dio no murie­ron sola­men­te 800.000 tutsis y hutus mode­ra­dos, como reza la ver­sión ofi­cial, sino que murió más de un millón de per­so­nas, en su mayo­ría hutu, según el estu­dio de los inves­ti­ga­do­res esta­dou­ni­den­ses Chris­tian Daven­port, del Cen­tro de Estu­dios Polí­ti­cos, Uni­ver­si­dad de Michi­gan, y Allan Stam, de la Escue­la de Polí­ti­ca Públi­ca Frank Bat­ten, de la Uni­ver­si­dad de Vir­gi­nia. Su aná­li­sis rigu­ro­so de los datos de la vio­len­cia polí­ti­ca en el tiem­po y el espa­cio duran­te los 100 días del geno­ci­dio, con­clu­yó que el núme­ro de víc­ti­mas supe­ra­ba con cre­ces el millón de per­so­nas. Según el cen­so de Ruan­da de 1994, ela­bo­ra­do en 1992, el núme­ro de Tutsis que vivían en el país era de 601.427 y, según datos ofi­cia­les, sobre­vi­vie­ron entre 130.000 y 300.000 (depen­de de la fuen­te), lo cual arro­ja un balan­ce bas­tan­te con­tra­rio a la ver­sión ofi­cial, con res­pec­to a quién murió y quién mató a quién en esos días. La ver­sión de los inves­ti­ga­do­res, que jamás lle­gó a publi­car­se por inter­fe­ren­cias del gobierno esta­dou­ni­den­se, es que la iden­ti­dad étni­ca de las víc­ti­mas no fue tan rele­van­te como se nos cuen­ta, y que debie­ra ana­li­zar­se esta gue­rra sin poner el foco en lo étni­co, sino más bien en lo político.

Hay otras fuen­tes que afir­man que los muer­tos de la etnia hutu rela­cio­na­dos con el lla­ma­do geno­ci­dio ron­dan más bien la cifra de dos millo­nes de per­so­nas. Esta fuen­te no mere­ce­ría men­ción si no fue­ra por­que se basa en la estra­te­gia del pro­pio FPR. En 1999, el ex ofi­cial mili­tar del FPR Chris­tophe HAKIZIMANA envió una car­ta a la Comi­sión de Inves­ti­ga­ción de la ONU encar­ga­da de exa­mi­nar las accio­nes de la ONU duran­te el geno­ci­dio ruan­dés, en la que deta­lla la estra­te­gia del FPR ‑del que for­ma­ba par­te enton­ces- y cal­cu­la­ban que habían aca­ba­do con unos dos millo­nes de hutus.

Todos estos millo­nes de muer­tos son meros “daños cola­te­ra­les” del imperio…

Y la hipo­cre­sía ¿no debe­ría ser un agra­van­te en los crí­me­nes de EEUU con­tra la huma­ni­dad? Es dolo­ro­so para las víc­ti­mas sopor­tar duran­te años la pro­pa­gan­da occi­den­tal y sus cere­mo­nias, como los dis­cur­sos de Bill Clin­ton y Made­lei­ne Albright, dos de los máxi­mos res­pon­sa­bles de este holo­caus­to afri­cano, llo­ran­do lágri­mas de coco­dri­lo en sus dis­cur­sos dicien­do que su error fue “no inter­ve­nir a tiem­po”, cuan­do la reali­dad es que inter­vi­nie­ron con mano fir­me para que su pro­te­gi­do Paul Kaga­me y su gru­po obtu­vie­ra la vic­to­ria para ellos a cual­quier precio.

Fuen­te: RedhAr­gen­ti­na

*Rosa Moro es licen­cia­da en perio­dis­mo y una de las mayo­res espe­cia­lis­tas del Esta­do en fuen­tes de infor­ma­ción afri­ca­nas. Ha tra­ba­ja­do duran­te muchos años en orga­ni­za­cio­nes espe­cia­li­za­das en Áfri­ca, entre las que pode­mos des­ta­car Áfri­ca Fun­da­ción Sur o la Fede­ra­ción de Comi­tés en Soli­da­ri­dad con Áfri­ca Negra. En la actua­li­dad, pres­ta bue­na par­te de su tiem­po al Comi­té Umo­ya de Madrid, así como a dife­ren­tes acti­vi­da­des de la Fede­ra­ción, y al Fren­te Anti­im­pe­ria­lis­ta Inter­na­cio­na­lis­ta (FAI).

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