Resumen Latinoamericano /Notas /11 de agosto de 2020.
Reinaldo Iturriza es un reconocido intelectual. Sociólogo graduado en la Universidad Central de Venezuela, ha escrito varios libros y se ha desempeñado en altos cargos políticos en su país. Entre 2013 y 2014, fue ministro del Poder Popular para las Comunas y luego, entre 2014 y 2016, condujo la cartera de Cultura.
En la primera entrega de esta entrevista exclusiva con Notas, analiza las razones por las que Venezuela, asediada por las sanciones económicas («medidas coercitivas unilaterales», según su definición), ha logrado notables resultados en la prevención y combate contra el coronavirus.
Asimismo destaca la ineficacia de estas agresiones impulsadas centralmente por EE.UU. y la Unión Europea ya que, pese a que llevan años, no han logrado su objetivo: derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. «Esa cuenta que sacan quienes toman estas decisiones: asfixiamos la economía del país y la gente se va a levantar contra su gobierno, eso implica un desconocimiento y, al mismo tiempo, un profundo menosprecio por el pueblo venezolano», asegura.
– Venezuela sufre desde hace años una crisis económica que ahora se ha superpuesto con la crisis sanitaria del coronavirus. Sin embargo, en lo que respecta a la pandemia, el país muestra mejores indicadores que otros vecinos regionales como Brasil, Chile o Perú ¿A qué crees que se atribuyen estos resultados?
– En líneas muy generales creo que existe una relación bastante clara, directa y elocuente entre las cifras de contagio, las víctimas fatales y el neoliberalismo. No puede ser casual en lo absoluto que, al menos en Sudamérica, los cinco primeros países en números de contagios sean aquellos gobernados por presidentes neoliberales.
Más allá de cada caso particular, y de la ineficacia de algunos procedimientos puntuales, la tendencia ha sido privilegiar o anteponer los intereses del capital. Y ahí estamos viendo las consecuencias. Creo que ese es el caso de Brasil, Colombia, Chile, Ecuador y Perú.
En el caso de Venezuela hay que reconocer, y es sintomático que esto sea silenciado sistemáticamente a escala global por los medios, que el gobierno actuó con premura, anticipándose a lo que podía ser una situación caótica. Más o menos de la misma forma, por cierto, que el gobierno argentino, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
Eso se tradujo en que acá en Venezuela pudimos, como sociedad, conjurar una expansión del virus.
A manera de ejemplo, el uso que se le ha dado al Sistema Patria, que tiene una amplísima cobertura (según recuerdo, hay alrededor de 18 millones de personas registradas sobre 30 millones de habitantes) ha permitido informar y detectar la presencia de síntomas. A partir de esa información el gobierno desplegó una amplia campaña.
Y es destacable, igualmente, que la amplísima mayoría de venezolanos y venezolanas acataron el llamado de mantener la cuarentena, la distancia social, etc.
Como es normal, el número de casos ha venido aumentando y tiene que ver con la necesidad del ciudadano común y corriente de salir a la calle a resolver su economía. Esto sumado a la decisión gubernamental de flexibilizar parcialmente la cuarentena para que la economía venezolana no se paralice.
– En este contexto, Venezuela sigue enfrentando las sanciones económicas estadounidenses que golpean ‑sobre todo- al pueblo venezolano ¿Qué impacto tiene esto hacia el interior de la sociedad venezolana? ¿ha conseguido cumplir el objetivo de la Casa Blanca de resquebrajar el proyecto chavista y su posibilidad de continuidad?
– Aquí en Venezuela decimos que las mal llamadas sanciones son medidas coercitivas unilaterales. Ni EE.UU., ni la Unión Europea, ni nadie tiene potestad para estar sancionando. Por eso son medidas coercitivas unilaterales y arbitrarias que afectan fundamentalmente al conjunto de la sociedad venezolana.
Han sido propagandizadas como sanciones que van dirigidas contra un liderazgo político involucrado en hechos de corrupción o vinculado, supuestamente, con el narcotráfico. Todo según la fraseología de los sancionadores. Se trata de un pretexto bastante burdo.