Por Nara Lacerda. Resumen Latinoamericano, 12 de agosto de 2020.
La marca de 100 mil muertes y casi tres millones de casos de covid-19 en Brasil intensifica el debate sobre la necesidad de medidas más efectivas para el aislamiento social. Junto con las pruebas en masa, la cuarentena se considera la acción más efectiva para contener la propagación de la enfermedad mientras no hay vacuna. Según proyecciones de la plataforma Geocovid, si todas las medidas de distanciamiento fueran canceladas hoy, en treinta días el número de infectados por el coronavirus sería superior a 7,2 millones de personas.
Utilizando un estudio del Instituto Brasileño de Geografia y Estadística (IBGE) sobre el traslado de personas entre municipios, la iniciativa evalúa el impacto que el coronavirus tendría en un Brasil con vida normal. Combinando recursos de geotecnología e inteligencia, el sistema también analiza la información sobre la propia enfermedad, en una fórmula que toma en consideración los infectados sintomáticos, quien tiene síntomas leves de la enfermedad, aquellos que necesitan internación, los que llegan a ir a UCI, los pacientes que se recuperan y los casos fatales. Todos los datos usados son oficiales y públicos, divulgados por las secretarias de salud de los estados y disponibles para toda la población.
El trabajo reúne universidades, empresas de tecnología y organizaciones del tercer sector, en un equipo multidisciplinario formado por científicos, geocientíficos, investigadores en epidemiología y salud pública, ingenieros de computación, además de programadores y analistas. Uno de los integrantes de ese grupo, Washington Franca Rocha, profesor de la Universidad Estadual de Feira de Santana e investigador en geotecnología, afirma que los análisis pueden servir de guía para definiciones sobre políticas de recuperación de la economía y resalta que el posible escenario resultante del fin del aislamiento social sirve como alerta.
“Si usted toma nuestras proyecciones iniciales y comparara con las ciudades, principalmente del interior, durante un buen tiempo muchas ciudades del interior no tenían ningún caso y se dudaba que llegaran allá. Pero, en nuestros modelos decíamos van a llegar, porque el flujo está abierto. Pero ahí, lo que sucedió, es que algunas ciudades comenzaron a crear medidas de contención. ¿Hubo confinamiento? No. No vimos ninguna ciudad cerrada. Se crearon algunas barreras. Pero mantenemos la proyección sin supresión de flujo, porque necesitamos mostrar a los gestores y a la población lo que probablemente va a suceder si todo está abierto. Va a pasar esto. La proyección es esta”.
La Geocovid también estima la demanda hospitalaria que se generaría sin las medidas de aislamiento. Las conclusiones llevan a la interpretación de que el sistema de salud de Brasil podría llegar a un grado de agotamiento total, que nunca fue observado en la historia. En treinta días serían necesarias más de 63,5 mil camas de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Actualmente, según datos de la Asociación de Medicina Intensiva Brasileña (AMIB), el país cuenta con 45.848 camas de UCI.
Si el escenario proyectado sin aislamiento social es dramático, también es verdad que las medidas puestas en práctica por estados y municipios, desde que el virus fue identificado oficialmente en Brasil, ayudaron a salvar vidas. Un estudio de la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro (UFRRJ) muestra que la cuarentena reduce fuertemente las tasas de transmisión. La cuenta que se hace es la siguiente: cuando el aislamiento crece 1% las infecciones caen 37%. Los investigadores de la UFRRJ descubrieron también que el sistema de salud brasileño economizó, por lo menos R$ 17,5 billones con las acciones de distanciamiento, eso sólo en lo que dice respecto a los gastos con camas de UCI.
Otra forma de evaluar los impactos del aislamiento social en Brasil es el análisis sobre el crecimiento de casos de Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SRAG), una de las principales consecuencias de covid-19. La Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) hace ese monitoreo y divulga los datos semanalmente en el Boletim InfoGripe.
En el levantamiento más reciente, referente al período de 26 de julio al 1 de agosto, se identificó una señal de leve caída en los números, pero los casos y defunciones continúan en nivel considerado “encima de muy alto”. El investigador de la Fundación Fiocruz, Daniel Villela, que trabaja en el Observatorio Covid-19 de la institución, detalla lo que viene siendo observado.
“Más del 95% de lo que está siendo notificado hoy (de los casos de SRAG) es covid-19. Cuando miramos la curva, allá en el inicio, en marzo, comenzó a tener un crecimiento muy intenso. En las regiones Norte, Nordeste eso sucedió muy claramente y en las regiones Centro Oeste, Sur y Sudeste esa curva da una frenada. Entonces, eso es una evidencia. En aquel momento, los gobiernos estatales y municipales implementaron varias medidas de aislamiento. La curva llega a frenarse un poco y después, más adelante, comienza a acelerarse de nuevo. ¿Entonces, que habría sucedido si no se hubiera hecho aislamiento allá atrás? Usted tendría una explosión de casos. Dado que en aquel momento los servicios de salud estaban menos preparados, usted iba a tener un número de defunciones mucho mayor. Ya está siendo una tragedia, sabemos, pero iba ser algo mucho más dramático.”
La percepción se repite en otros países. Un estudio de la Universidad de California (Estados Unidos), publicado en junio en la revista científica Nature señala, que por lo menos 62 millones de personas podrían haberse infectado sin restricciones a la circulación y a viajes en naciones como China, Francia, Italia y Corea del Sur. En la misma publicación, una investigación del Imperial College de Londres (Inglaterra) calcula 3 millones más de muertes en 11 países europeos sin la cuarentena. Entre esas naciones están Italia, España, Reino Unido, Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia y Alemania. En Brasil, con índices de desarrollo inferiores y problemas estructurales, que van desde viviendas precarias, falta de agua tratada y saneamiento básico hasta la informalidad de los trabajadores, la catástrofe ciertamente sería potencializada.
Para justificar la falta de un direccionamiento nacional de aislamiento social, el gobierno de Jair Bolsonaro viene diciendo que cumple una determinación del Supremo Tribunal Federal. En abril, el STF decidió por unanimidad que estados y municipios tienen poder para determinar reglas de aislamiento. La definición respondía a amenazas del gobierno federal de revertir medidas de protección a la población tomadas por gobernadores y alcaldes. En la visión del Supremo, los entes de gobierno, las instancias necesitarían trabajar colectivamente.
No obstante, en diversas ocasiones, no sólo Jair Bolsonaro, sino representantes del Ministerio de Salud afirmaban que estaban impedidos por la corte de tomar medidas. En paralelo, el presidente defendía la reanudación de la normalidad, participaba en manifestaciones, iba las calles y causaba aglomeraciones y minimizaba el potencial de destrucción del coronavirus. La abogada, Tania Maria de Oliveira, integrante de la Coordinación Ejecutiva de la Asociación Brasileña de Juristas por la Democracia (ABJD), explica que la definición del STF prevé responsabilidad compartida y no prohíbe o exime al gobierno federal de actuar en esa cuestión.
“El gobierno federal nunca, en momento alguno, hizo un plan de contención de la pandemia. Muy al contrario. La decisión del Supremo fue una respuesta al gobierno federal, que quería mantener el comercio abierto. La responsabilidad compartida, jurídicamente hablando, significa exactamente lo que la interpretación gramatical permite verificar: es compartida. Significa decir que no existe una jerarquía, sino que la responsabilidad es de todos. Dentro de su responsabilidad, el gobierno federal tendría la obligación de hacer una planificación de contención de la expansión del virus.”
Aunque las medidas de aislamiento sean comprobadamente eficaces para disminuir los números de infecciones y muertes por el coronavirus y que hayan surtido determinado efecto en Brasil, no fueron suficientes para disminuir las curvas de contagios y defunciones. Según datos levantados por la Inloco, startup brasileña especializada en geolocalización, el índice nacional estaba en cerca de 36% el 06⁄07. De todas las unidades de la federación, apenas el estado de Acre estaba con más del 40% de la población en casa. La tasa ideal para contención de la pandemia es de como mínimo 70%.
Edición: Michele Carvalho
Traducción: Pilar Troya
* Fuente: Brasil de Fato