Por Vanessa Gonzaga. Resumen Latinoamericano, 19 de agosto 2020.
Fundamentalistas religiosos intentaron invadir este domingo 16 de agosto el Centro Integrado de Salud Amauri de Medeiros (CISAM), en Recife, estado de Pernambuco, al nordeste del país, para impedir el aborto legal de una niña de 10 años, embarazada por haber sido violada por su tío.
A la paciente le negaron su derecho en el Hospital Universitario Cassiano Antônio Moraes (HUCAM), en el estado de Espírito Santo, y viajó a la capital pernambucana exclusivamente para interrumpir su embarazo. Después de la expulsión de los extremistas por un grupo de mujeres feministas, el procedimiento fue realizado con seguridad y la niña está bien.
Brasil, por ley, permite el aborto en casos de embarazo causado por violación y en los casos en que hay riesgo de vida para la madre o anencefalia del feto.
Durante el día, grupos conservadores permanecieron frente al CISAM y criticaron la realización del procedimiento, incluso después de la autorización del Tribunal de Justicia de Espírito Santo. Estuvieron en el lugar parlamentarios contra el aborto, como los diputados Clarissa Tércio Partido Social Cristiano (PSC), Cleiton y Michelle Collins, ambos del Partido Popular (PP), el concejal Renato Antunes (PSC), el diputado estadual Joel da Harpa (PP) y la ex diputada Terezinha Nunes (Movimiento Democrático Brasileño).
El episodio fue uno de los más comentados del día en las redes sociales. La niña era víctima de violencia hace cuatro años.
La Investigación Nacional sobre Aborto, realizada en 2015 por el Instituto de Bioética, Derechos Humanos y Género (ANIS) en asociación con la Universidad de Brasilia (UNB), mostró que una de cada cinco mujeres entre 18 y 39 años ya se había realizado por lo menos un aborto hasta los 40 años, totalizando casi 500 mil intervenciones. Los números pueden ser mayores, ya que la investigación no incluyó adolescentes, mujeres en áreas rurales ni mayores de 49 años.
* Fuente: Brasil de Fato Pernambuco