Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Bio­pi­ra­te­ría: ¿Nue­va normalidad?

Por Mar­ce­lo Val­ko*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 23 de agos­to 2020.

Plan­tear que la medi­ci­na es un gran nego­cio de miles de millo­nes no es nin­gu­na nove­dad, bas­ta ver como hoy en día a las dis­tin­tas cor­po­ra­cio­nes far­ma­céu­ti­cas de pri­mer nivel están lan­za­das en una fre­né­ti­ca carre­ra para encon­trar una vacu­na efec­ti­va con­tra el Covid-19 y no solo por el bien común. El pri­me­ro que demues­tre efec­ti­vi­dad y logre paten­tar­la se lle­na­rá de oro ven­dien­do millo­nes de dosis. Par­te del nego­cio sani­ta­rio se basa en esos oscu­ros fun­cio­na­rios de nues­tros paí­ses del área de salud que hacen lo impo­si­ble para que el sis­te­ma de salud públi­ca fun­cio­ne mal por encon­trar­se dete­rio­ra­do, obso­le­to o des­bor­da­do para que la gen­te que pue­da pagar­la se vuel­que al ámbi­to pri­va­do (pre­pa­gas médi­cas) que gene­ran increí­bles ganan­cias. Algu­nos inge­nua­men­te creen que un sis­te­ma de salud defi­cien­te es pro­duc­to de la negli­gen­cia de estos buró­cra­tas cuan­do en reali­dad es un com­por­ta­mien­to deli­be­ra­do que obe­de­ce a intere­ses por demás cla­ros. La ley del mer­ca­do con su “mano invi­si­ble” solo apun­ta y favo­re­ce una úni­ca cues­tión: el capi­tal, el lucro. Por otra par­te y cerran­do la tela­ra­ña de la “salud públi­ca” los médi­cos ter­mi­nan sien­do rehe­nes del sis­te­ma y aca­ban cap­tu­ra­dos por las mar­cas que los indu­cen a rece­tar sus “per­ma­nen­tes inno­va­cio­nes” farmacológicas.

Mate­ria prima

En ese mis­mo con­tex­to es per­ti­nen­te hablar de los insu­mos bási­cos de la far­ma­co­pea, la mate­ria pri­ma con la que se ela­bo­ran los reme­dios. El pun­to de par­ti­da es el des­cu­bri­mien­to de las vir­tu­des tera­péu­ti­cas de tal o cual orga­nis­mo bio­ló­gi­co, en gene­ral per­te­ne­cien­tes al mun­do vege­tal cuyas pro­pie­da­des fue­ron des­cu­bier­tas por dis­tin­tas comu­ni­da­des cuyo cono­ci­mien­to y modo de uti­li­za­ción fue tras­mi­ti­da de gene­ra­ción en gene­ra­ción. Exis­ten datos que indi­can que el 74% de los cono­ci­mien­tos tera­péu­ti­cos que hoy en día apli­ca la medi­ci­na son pro­duc­to de la cul­tu­ra tra­di­cio­nal de los pue­blos. Es nece­sa­rio pro­te­ger las áreas de mayor bio­di­ver­si­dad de nues­tro con­ti­nen­te que se encuen­tran en Chia­pas, par­te de Oaxa­ca, las yun­gas sal­te­ñas y las sel­vas del encla­ve ama­zó­ni­co que posee Ecua­dor, Colom­bia y por supues­to Bra­sil. Esos terri­to­rios estra­té­gi­cos son obje­to de una minu­cio­sa bio­pros­pec­ción por par­te de los gran­des labo­ra­to­rios pre­vio paso por las comu­ni­da­des para “des­cu­brir” los dis­tin­tos pro­duc­tos uti­li­za­dos. Es decir las empre­sas far­ma­céu­ti­cas se dedi­can a “des­cu­brir lo descubierto”.

“Plan­tas de hechicería”

Aun­que hoy resul­te inve­ro­sí­mil recién en el siglo XX el mer­ca­do advir­tió lo ren­ta­ble que resul­ta des­cu­brir lo des­cu­bier­to, paten­tar­lo y comer­cia­li­zar­lo. En los pri­me­ros siglos de la Con­quis­ta los pre­jui­cios y el des­pre­cio fue­ron más fuer­tes. Por ejem­plo el sacro teó­lo­go Joseph da Acos­ta tras reco­rrer dos virrei­na­tos neu­rál­gi­cos como Méxi­co y Perú, escri­be la His­to­ria natu­ral y moral de las Indias don­de se expla­ya tan­to sobre la con­for­ma­ción de la natu­ra­le­za como de la “moral” de sus gen­tes. Entre otras cosas, deja cons­tan­cia sobre dos árbo­les de “no poca supers­ti­ción” que fue­ron per­se­gui­dos y des­pre­cia­dos: la coca y el cacao. Dada la bre­ve­dad de la nota me deten­go en este últi­mo. Acos­ta seña­la: “Del cacao hacen un bre­ba­je que lla­man cho­co­la­te, que es cosa loca lo que les gus­ta. Los que no lo cono­cen les da asco por­que tie­ne una espu­ma arri­ba y un bor­bo­llón como de heces. Hay que ser muy valien­te para tra­gar­lo”. Has­ta el cho­co­la­te cayó en des­gra­cia. Sin embar­go en las pri­me­ras déca­das del siglo XX el pano­ra­ma cam­bió. Por ejem­plo a media­dos de los ´40 Nestlé la mayor pro­duc­to­ra de ali­men­tos pro­ce­sa­dos des­cu­brió la veta y lan­zó su mar­ca comer­cial Nes­quik en base al cacao que había sido uti­li­za­do hace miles de años por los olme­cas para hacer lo mismo.

Recuer­dos del futuro

Lo que ocu­rre de un tiem­po a esta par­te es gra­ve. Pode­ro­sos labo­ra­to­rios far­ma­co­ló­gi­cos de Euro­pa y Esta­dos Uni­dos apro­ve­chan­do los cono­ci­mien­tos bio­ló­gi­cos que los ori­gi­na­rios here­da­ron de sus ances­tros empa­que­ta­ron los des­cu­bri­mien­tos que “no des­cu­brie­ron” y los trans­for­ma­ron en “mar­cas” que ven­den recau­dan­do mucho dine­ro gra­cias a una inves­ti­ga­ción que no rea­li­za­ron. Eso se lla­ma Bio­pi­ra­te­ría, es decir pira­tas que en lugar de andar con un par­che en el ojo y pata de palo, van reco­rrien­do las comu­ni­da­des para espiar que recur­sos de la bio­di­ver­si­dad uti­li­zan para lle­var­los a su labo­ra­to­rio sin dar nada a cam­bio a quie­nes expe­ri­men­ta­ron duran­te gene­ra­cio­nes sobre el uso medi­ci­nal de una plan­ta deter­mi­na­da. Los labo­ra­to­rios paten­tan el reme­dio, lo regis­tran como úni­cos pro­pie­ta­rios. Esa explo­ta­ción comer­cial sin la auto­ri­za­ción de sus des­cu­bri­do­res es abso­lu­ta­men­te ile­gal. De ese modo un bien colec­ti­vo com­par­ti­do se pri­va­ti­za y que­da en muy pocas manos. En la actua­li­dad tras iden­ti­fi­car a los prin­ci­pios acti­vos de los recur­sos bio­ló­gi­cos son sin­te­ti­za­dos artificialmente.

La bio­di­ver­si­dad (recur­sos bio­ló­gi­cos) es un bien estra­té­gi­co que se trans­fie­re de regio­nes peri­fé­ri­cas al pri­mer mun­do como suce­de con el res­to de nues­tras mate­rias pri­mas a cam­bio de nada o de muy poco para su pro­ce­sa­mien­to regre­san­do a nues­tros pue­blos de modo muy one­ro­so. La pan­de­mia actual pone de mani­fies­to que la salud jun­to a la ali­men­ta­ción son temas prio­ri­ta­rios que no pue­den que­dar en manos de estos bio­pi­ra­tas. Es nece­sa­rio que la región ins­tru­men­te nor­ma­ti­vas lega­les para impe­dir un saqueo tan gra­tui­to como injusto.

¿De quién es el horizonte?

¿Aca­so la llu­via, el hori­zon­te o las nubes tie­nen due­ño? ¿Alguien pue­de cla­var un car­tel en el vien­to que diga “¡Esto es mío”! No son de nadie por­que le incum­ben a todos. El hori­zon­te le per­te­ne­ce al vien­to y el vien­to a las nubes y las nubes a la llu­via y la llu­via a las plan­tas a los ani­ma­les y a la gen­te. ¿Aca­so un pája­ro que ani­da en una rama se sien­te due­ño del árbol? Sim­ple­men­te lo habi­ta y agra­de­ce el segu­ro sos­tén de la rama. Del mis­mo modo un pez no se cree amo del rio, lo ama, que es dis­tin­to. Las mari­po­sas no se sien­ten pro­pie­ta­rias de las flo­res. Los pue­blos ori­gi­na­rios lo saben. Poseen esa sabi­du­ría hace mile­nios. Nun­ca se sin­tie­ron due­ños de la tie­rra sino par­te de ella. Saben que la Tie­rra es lo per­ma­nen­te y noso­tros y los que ven­drán des­pués, debe­mos cui­dar lo que es de todos y como es de todos no le per­te­ne­ce a nin­guno. Los que esta­mos hoy aquí y los que ven­drán maña­na somos pasa­je­ros. Todo lo que mue­re pasa a con­ver­tir­se en otra cosa, la natu­ra­le­za equi­li­bra sus ele­men­tos. Esa es la idea que debe­mos com­pren­der. Me podrán acu­sar de utó­pi­co. Pero es nece­sa­rio soñar, todos lo hace­mos, unos solo sue­ñan dor­mi­dos y otros soña­mos cuan­do esta­mos despiertos…


  • Mar­ce­lo Val­ko docen­te uni­ver­si­ta­rio y autor de una doce­na de tex­tos entre los que se des­ta­can Pedes­ta­les y Pron­tua­rios, El Malón que no fue, Caza­do­res de Poder, Peda­go­gía de la Des­me­mo­ria, Des­cu­bri-MIEN­TO; Ciu­da­des Mal­di­tas Ciu­da­des Per­di­das Los indios invi­si­bles del Malón de la Paz.

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