A raíz de una carta, donde varios mercenarios cubanos intentan ofrecer una imagen tan idílica como falsa, rogando a Washington que flexibilice las restricciones contra Cuba (de pedir el levantamiento del bloqueo, nada de nada), Reinaldo Escobar, alias “Macho Rico”, esposo de la bloguera Yoani Sánchez, entiende que se ha abierto un debate enriquecedor entre mercenarios de diferentes opiniones y un solo amo: Estados Unidos.
Y aunque resulte imposible enriquecerse parloteando con terroristas (a no ser que se refiera al goloso dinero), nuestro hombre explica que la polémica sólo pretende llegar a un consenso. ¿Y cual es ese consenso? Pues más de lo mismo: imponer el capitalismo que hoy agoniza en el mundo rico, y que jamás funcionó en el mundo pobre, porque su condición sine qua non para generar riqueza, pasa por la explotación de los países subdesarrollados.
Al final de su “reflexión”, Reinaldo menciona, de manera sibilina, la “noche de los cuchillos largos” (que ya su joven esposa citara el día que se le olvidó escribir sus monótonas letanías sobre papas y yucas) y, por supuesto, la necesaria genuflexión ante el amo, con estas palabras: “Algún día tendremos discusiones (…) el dilema entre justicia y perdón (…) y las presumibles devoluciones (…) Aprendamos ahora, después no habrá tiempo.”
Pues claro que no habrá tiempo. Para entonces ya no existirá el capitalismo tal como lo conocemos. Y mucho menos ese capitalismo “sui géneris” que pregona su mujer, la chica de las malangas y los boniatos.
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