Por Clodovaldo Hernández. Resumen Latinoamericano, 10 de septiembre de 2020.
Las elecciones parlamentarias y los indultos marcan las diferencias entre cuatro toletes opositores:
Modo “Mesa de Diálogo”
Cuando comenzaron a reunirse con el gobierno, los otros opositores los bombardearon con puputovs declarativas y tuiteras. Les dijeron hasta del mal que iban a morir y, con una petulancia muy característica de quienes se creen grandes, los apodaron “la Mesita”, porque supuestamente eran micropartidos y líderes con poca influencia.
A la vuelta de un año, han pasado a ser el único sector opositor que ha hecho algo constructivo por el país en muchos años. Lo más didáctico del asunto es que muchos de los que los maldijeron y depreciaron ahora les deben la libertad propia o la de algún familiar, pues fue gracias a la Mesa de Diálogo Nacional que se logró el indulto de 110 personas privadas de libertad o con procesos judiciales abiertos por una gama de delitos –dicho sea de paso- que bien le serviría a un estudiante de Derecho para memorizar el Código Penal.
El resto de la oposición también tendría que agradecerles (aunque sabemos que no lo harán, ni siquiera en el caso de que vuelvan a nacer) porque se cumplió su capricho de que cambiaran la directiva del Consejo Nacional Electoral, a pesar de que con el anterior fue que ganaron por paliza las elecciones de 2015.
Los opositores que entraron en este modo tienen una oportunidad de oro de convertirse en los líderes de un segmento muy importante del electorado que ha estado huérfano de representación debido a lo legendariamente malos que han sido los diputados por los que votaron hace cinco años. Ojalá de allí surja la oposición leal (con el país) con la que el comandante Chávez soñó, y que nunca tuvo.
Modo “salvar los muebles”
El segundo grupo opositor que se ha perfilado con la inminencia de las elecciones y con el decreto de indulto es el de los que preferían las otras opciones que “estaban sobre y bajo la mesa”, pero al verlas fracasar, una tras otra, han optado por tratar de salvar al menos los muebles.
En este grupo están los opositores que se rebelaron contra el plan de Juan Guaidó de ser reelecto presidente de la Asamblea Nacional en enero de este año, y los cuadros partidistas que han insurgido internamente contra las camarillas y los autócratas que manejaban a su antojo esas organizaciones políticas.
Ahora andan buscando la manera de encaramarse en el tren en marcha de las elecciones del 6 de diciembre, a ver si mantienen la curul que ya tenían o consiguen una para el próximo quinquenio.
En este tolete se han sumado ya algunos de los indultados y se estima que luego lo harán otros, por más que digan que prefieren seguir presos para no reconocer que el único aquí que puede otorgar ese tipo de beneficios se llama Nicolás Maduro.
Modo “autoproclamado continuo”
Subiendo en la escalera de los disociados están los opositores que se aferran a la convicción de que el diputado Guaidó todavía es el presidente de la Asamblea Nacional y alguna vez ha sido presidente encargado de la República.
Estas personas, en consecuencia, postulan las tesis de que la solución a los problemas políticos del país es no concurrir a las elecciones, que estas serán inválidas y que en enero, los diputados electos en 2015 seguirán siendo parlamentarios, Guaidó seguirá siendo eso que ya no es y también seguirá siendo lo que nunca ha sido. ¡Válgame el cielo!.
En fin, unas aberraciones tejidas con las otras y sostenidas en un solo y lamentable hecho: los jefes estadounidenses han dado la orden de que se siga adelante con el mismo señor, tal vez por aquello de que no se cambia de caballo a mitad de un río. Sobre todo porque el río por el que Donald Trump está cruzando está demasiado bravo.
Modo “gringos, no se rajen, vengan ya”
Por más extrema que parezca la postura de los guaidosistas continuistas, siempre hay alguien más +allá. En este caso, tenemos a la ultraderechista de la rancia oligarquía María Corina Machado, quien después de intentar inútilmente alzársele al comandante Chávez y al presidente Maduro, ha decidido sublevársele a Guaidó.
La doñita fashion le envió una carta muy ruda en la que lo acusa de varios pecados, siendo el principal de ellos que no aprovechó la disposición de Trump y de la pandilla de presidentes que siguen sus órdenes a pie juntillas para propiciar una invasión a Venezuela.
Por la forma como se ha expresado (por escrito y verbal), Machado está enviando el mensaje de que ella sí hubiese gestionado los bombardeos, los magnicidios y otras linduras propias de la gente chic y muy democrática que dirige el mundo. Está empeñada en demostrar que en esa oposición ella es más macha que los machos y solo le falta retar a Washington diciendo algo así como “¡No se rajen, gringos, vengan ya!”.
Cómo estará de encendida en llamas esta señora que hasta el genocida en serie Elliott Abrams tuvo que salir a recomendarle que se modere.
Fuente: Venezolana de Televisión
Publicado originalmente en Diario 4F