Resumen Latinoamericano, 22 de septiembre 2020.
El maestro de actores participó de la conferencia de prensa que este martes representantes de la toma de Guernica hicieron frente al Obelisco junto a organizaciones sociales, sindicales y la izquierda.
Este martes, a horas de que comience el plazo fijado por el juez Martín Rizzo (a pedido del fiscal Juan Condomí Alcorta) para el desalojo de la ocupación del predio de Guernica, representantes de las familias amenazadas fueron al Obelisco, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, para hacer oír su voz.
Estuvieron acompañados de diversas organizaciones sociales, gremiales y políticas de izquierda (todos los partidos que conforman el FIT-Unidad entre ellas). También se hicieron presentes para apoyar el reclamo de tierra y vivienda diversas personalidades. Entre ellas estuvo el legendario actor argentino Norman Briski.
El maestro de actores tomó el micrófono durante unos pocos minutos. “Trato de pensar qué sería lo que hay que decir en este lugar, con estos compañeros y con esta estupidez tan grande que nos acompaña”, arrancó Briski. La “estupidez” es el Obelisco, lo que hizo despertar varias risas.
“Creo que hay una obra de teatro que se llama Esperando a Godot (risas)… y nosotros estamos esperando al fiscal, estamos esperando la vacuna, estamos esperando al Gobierno, estamos esperando al Gobernador, estamos esperando a la puta que lo parió… ¡No esperemos más!”, y arrancó un aplauso de todes les presentes.
El actor les dijo a los representantes de la toma de Guernica: “¿Y ustedes nos dicen gracias a nosotros, cuando con ustedes renace la posibilidad de la lucha? Nos están haciendo un favor de sacarnos del colchón de mierda, de que hablemos por Skype y no venir o estar acá con Guernica. Eso es lo que está pasando. Tenemos que dejar de esperar y la calle es lo único que es nuestro, por eso estamos aquí”.
“Gracias a ustedes, que son el emblema fundamental para poder seguir luchando por una sociedad más justa. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!”, terminó su discurso Norman Briski y los aplausos volvieron a estallar.