Parto de esa cita para expresar que lo más importante no es encontrar quién es este internacionalista cubano: sea quien sea es símbolo de la solidaridad de Cuba con la República en una conflagración que fue, en verdad, la guerra del pueblo español contra el fascismo. Zapatero le adjudicó la ciudadanía estadounidense para entregarle la foto de aquél a Obama, equivocación que viene bien para recordar a tantos seres de infinidad de países que demostraron ser dos veces patriotas y cumplieron, conocieran o no la frase,con lo que Martí expresó: “Patria es humanidad”. Les vibraba el concepto en el alma.
Han pasado tantos años, quedan poquísimo sobrevivientes de la gesta, la confusión ataca. Lo trascendente es no olvidar aquellas batallas por lo más preciado del hombre y la mujer: la libertad. Sin chovinismo alguno, con sano orgullo, Cuba, en proporción, fue el país que más combatientes y comandantes (13) aportó. “Nuestro pueblo envió casi mil combatientes a luchar en España contra el fascismo… Esta es, a nuestro juicio, una de las más nobles contribuciones al movimiento revolucionario mundial de nuestro primer Partido Comunista, inspirador de esta acción solidaria”, expresó Fidel. Pasión crecida, con las armas en la mano o por los caminos de la enseñanza o la medicina, cuando el pueblo de la mayor de las Antillas conquistó el poder y comenzó a edificar el socialismo.
Quiero cortar el paso a la injusticia de plantear, como alguien hizo, que pocos negros y mestizos pelearon al lado de lo mejor de España, dos o tres llegaron a decir. Otros llevaron el número a 23. Primero, lo importante no es el color de la piel y sí el del corazón. Ahondemos: esa parte de la población cubana significaba la más explotada, discriminada y la más pobre de aquella sociedad prostíbulo. Le era más difícil tener dinero para costearse el pasaje hacia el territorio hispano o abrazar el exilio o buscarse la vida en los Estados Unidos, cuando el racismo era muchísimo más terrible allí que ahora, sin que esté derrotado del todo. Todavía hiere: en Arizona abofetea el rostro del planeta. Negro o mulato y latinoamericano era demasiado pecado para Norteamérica.. También al negro y el mulato estadounidenses les era harto dificultoso por parecidas razones. Tampoco había gran incorporación de mujeres: las ansias no les faltaba pero para ellas los obstáculos de diversas índoles eran enormes.
¿Quién es el brigadista de la foto? No es Isidro Díaz Gener como se publicó al principio. Sus rasgos son distintos e Isidro residía por esa época en Barcelona, donde había fundado hogar y se ganaba la vida sobre el ring, bajo el nombre de Isidro Delgado; durante la contienda bélica se incorporó al Quinto Regimiento y obtuvo el apodo cariñoso de Fandanguillo. Por tanto, no había venido desde USA o Cuba como el hombre que en la segunda fotografía aparece abrazando la bandera de la Centuria Guiteras que llevaba al frente a Rodolfo de Armas Soto, hombre de confianza de Guiteras, exiliado en USA, descendiente de canarios y estudiante de primer año de Veterinaria, vicepresidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en dicha escuela y no de Medicina como se ha escrito. El rostro aindiado de Miguel Ángel Lauzirica (Malayo) no tiene nada que ver con el de su camarada de trinchera retratado; además, éste había sido chofer de Chocolate durante la estancia del as por España y se quedó allí como masajista de púgiles: se puso del lado de los de abajo en los combates; Tampoco el músico Aquilino Navarro Cornejo y el obrero Gaspar Melchor González Rodríguez (Manatí) se parecen a la instantánea. Observo las caras morenas de otros valientes integrantes de este ejército de pueblo: los descarto, ninguno de ellos es.
Tres nombres con sus rostros me rodean: Basilio Cueria, Norberto Borges Aldama y Danilo Díaz Machado. El primero, por su atlético físico sobre todo, no puede ser.
Arriba lo bueno: estimo que la fotografía con la bandera se le tomó a Norberto, quien sí vino desde EE.UU., donde trabajaba en lo que podía, como miembro del grupo que llevaba el nombre del caído en El Morrillo, formando parte del batallón Abraham Lincoln organizado por el Partido Comunista de los Estados Unidos. La otra, con posterioridad a la fecha en que se dice, captó a Danilo Díaz Machado quien llegó con otro contingente en 1938. Esta es mi opinión. Y para respaldarla envió fotografías en la que están dichos héroes.
Aunque vuelvo a reflexionar sobre el asunto: lo esencial no es quién es el hombre de la foto sino el maravilloso impulso de ese ser inmortal por sus hechos, esté vivo o muerto, para adentrarnos en aquella epopeya tan de pueblo, tan humana, donde podemos encontrar raíces defensoras de la dignidad humana, magníficas para una etapa terrible en la que debemos ser, al menos, “…un tilín menos egoístas”, como canta nuestro Silvio.
No voy a quedarme en las líneas presentes: mandaré diversos escritos sobre aquellos protagonistas. Comienzo por Fandanguillo.