Por Eduardo Piñate R. Resumen Latinoamericano, 12 de octubre de 2020.
Creo que nadie duda en Venezuela y fuera de ella ‑salvo los definitivamente desquiciados por la propaganda reaccionaria- que las fuerzas bolivarianas tenemos la ofensiva política y social en el país. Ello es posible por la fuerza que ha acumulado nuestro pueblo en 21 años de revolución y sobre todo, en los últimos 7 años de inclemente agresión total del imperialismo. No han podido derrocar a Maduro, ni destruir la revolución, a pesar del revés del 2015, dado que la unidad, la conciencia política, la organización y la movilización de nuestro pueblo, ha sido muy superior a la fuerza del imperialismo y sus lacayos, de dentro y de fuera.
En estos días corre el cronograma electoral en el país y cada día que pasa nos aproximamos a una nueva y contundente victoria en las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional del 6 de diciembre, triunfo por el que todas las organizaciones políticas y sociales del chavismo tenemos que trabajar todos los días.
Pero en la economía estamos a la defensiva, desde el 2013 estamos resistiendo la agresión económica del imperialismo, expresada en el bloqueo, las medidas coercitivas unilaterales, el ataque al bolívar y el robo de nuestros activos en el exterior, entre otras acciones de guerra económica contra el pueblo venezolano que forman parte de la guerra total del imperialismo para destruir el más formidable obstáculo que tiene hoy para recolonizar el continente: la Revolución Bolivariana. Entonces, está planteado pasar de la resistencia a la ofensiva en la economía, para eso el Presidente Nicolás Maduro presentó y la Asamblea Nacional Constituyente aprobó, la «Ley Constitucional Antibloqueo para el Desarrollo Nacional y la Garantía de los Derechos Humanos».
La derecha criticó la ley con un discurso demagógico, hipócrita y falso. Cómo puede un Allan Brewer Carías cuestionar la Ley Antibloqueo con el argumento que viola la Constitución, él, precisamente él, que es el autor del decreto que acabó con la CRBV y todos los poderes públicos en la breve dictadura de Carmona Estanga en abril de 2002. La crítica desde partidos, grupos y personas que se asumen de izquierda ‑incluso chavistas‑, coinciden en que están hechas desde el dogmatismo y los prejuicios, no desde la realidad, hacen abstracción de la realidad que vive el país. Buena parte de ellos y ellas ‑no todos ni todas- no creen que en Venezuela estamos haciendo una revolución, porque no la estamos haciendo como dicen los manuales que estudiaron, que son las revoluciones socialistas, y tampoco creen en su liderazgo, algunos no creyeron ni en Chávez cuando estaba físicamente con nosotros y el propio Comandante Supremo los denunció en su momento. A ellos y ellas se les olvidó la sentencia leninista de que el marxismo no es un dogma, sino una guía para la acción; que el método marxista parte del análisis concreto de la realidad histórica concreta, no de los manuales.
Nosotros seguiremos diciendo y explicando todas las veces que sea necesario, que la Ley Antibloqueo es para enfrentar y derrotar la guerra que nos hace el imperialismo, la cual incluye el bloqueo, las medidas coercitivas unilaterales (comunmente llamadas sanciones) y otras medidas restrictivas que han causado un grave daño a la economía nacional y han impactado
negativamente el nivel de vida y la cotidianidad de nuestro pueblo. En esas condiciones de guerra total, no convencional contra la Patria, necesitamos actuar también de manera no convencional, para derrotar a un enemigo que nos bloquea y nos roba lo que pertenece al pueblo sin ningún reparo. Queremos que quede claro, no hemos resistido todos estos años para rendirnos ahora, no renunciaremos jamás al proyecto de Bolívar y Chávez, que es el Socialismo Bolivariano. Vamos a pasar a la ofensiva económica y productiva para construir nuestro modelo de economía productiva y diversificada, base material de nuestro socialismo, que junto a la ofensiva que tenemos en los ámbitos político y social, entre otros, vamos consolidando la hegemonía del bloque histórico popular, revolucionario y chavista.