Por Ana Mina Azozomox y Ann Sansaor /El Salto /Resumen Latinoamericano, 12 de octubre 2020.
En el barrio de Friedrichshain, noreste de Berlín, se encuentra Liebig34 un proyecto con 30 años de vida que ahora se encuentra bajo amenaza de desalojo.
A principios de los 90, coincidiendo con la caída del muro y el proceso de unificación de Alemania (el 3 de octubre de 1990), se produjo una ola de okupaciones, buena parte en la zona oriental de la ciudad. La desaparición de la República Democrática Alemana creó un vacío legal sobre las casas que pertenecían al Estado y el gobierno de Berlín Este optó por no intervenir en la mayoría de los casos. Esto facilitó que se okuparan alrededor de 139 casas en esta parte de la ciudad, de las cuales cerca de 40 se encontraban en el barrio de Friedrichshain. Una de ellas fue Liebig34, ocupada en junio de 1990, apenas unos meses antes de la unificación que este año acaba de cumplir su 30 aniversario.
Ahora, a unos días de que se alcance la fecha decretada para su desalojo, dos de sus 40 ocupantes (Frida y Sasha) explican cuál es la situación y trayectoria del proyecto en la escena berlinesa de entonces y ahora.
Frida nos explica que al principio “en Liebig34 se reunía una red de casas okupadas de Friedrichshain para discutir las estrategias políticas y la continuidad de los proyectos”. En ese momento, muchas de las casas estaban abiertas a negociar una regularización, aunque gran parte de las autoridades rechazaban esa posibilidad. Pero, según Frida, “después de los disturbios durante el desalojo de Mainzerstrasse, en noviembre de 1990, donde existían 12 casas okupadas, empezó un proceso de negociación y legalización”. Esto se realizó a través de mesas de mediación organizadas en los ayuntamientos de los barrios de Mitte, Prenzlauer Berg, Friedrichshain y Lichtenberg. Finalmente, el proceso condujo a la regularización de muchos de estos inmuebles entre ellos Liebig34.
Más tarde, en 2008, momento en el que cambió la propiedad del edificio y tras un intento fallido de comprar la casa de manera colectiva, se negoció un contrato de 10 años con su actual propietario: Gijora Padovicz. Éste obligó a las inquilinas a firmar un contrato como local comercial y no como vivienda —es decir, con menos garantías — . El contrato expiró en 2018 momento en el que empezó el proceso para la expulsión de sus habitantes. Esta es una situación que, actualmente, se repite en muchos de los proyectos colectivos en Berlín.
Política queerfeminista en la izquierda radical berlinesa
Liebig34, se define hoy como anarko-queer-feminista. No fue así desde el principio. A finales de los 90, casi una década después de su okupación, la casa se definió como un espacio de mujeres, lesbianas y trans, aunque en ese momento estaba abierta a la participación de hombes cis. Entre finales de los noventa y primeros dosmil se vuelve a producir un cambio de perspectiva cuando se excluye la presencia de hombres cis en la casa —excepto en la parte de la distribuidora “Daneben” — . Es entonces cuando pasa a nombrarse como proyecto queer-feminista. En palabras de Frida “esto no fue una decisión de un día para otro, ya hacía tiempo que no había tantos hombres cis en la casa”. Para Frida, la casa es “un espacio para aprender, tomar un respiro de los espacios dominados por hombres cis, sentirse ‘comode y segure’, poder expresarse de otro modo y combatir el patriarcado”.
Además, ambas coinciden en que el concepto queer que utilizan en la casa “es inclusivo, porque es amplio y no una categoría cerrada, sino mas bien actúa como un término paraguas, que puede contener muchas formas de identidad que no están predefinidas”. Por eso también subrayan que aunque la casa se define como queer-feminista no existe una definición única dentro de ésta. El objetivo del proyecto es “crear una forma de vida colectiva” que sea abierta e inclusiva. Por eso, explican, el idioma utilizado en la casa es el inglés para alejarse de un perfil exclusivamente alemán. No obstante, como afirma Shasha, “esa apertura y diversidad se ha visto muy limitada en los últimos tiempos por el clima de represión y amenaza constante que hace muy difícil a algunos perfiles más vulnerables participar del proyecto o habitar la casa”.
Luchas antigentrificación y derecho a la ciudad
Tras la unificación, la ciudad de Berlín también se abrió a los nuevos inversores y a los modelos de transformación urbana propios de otras capitales europeas. Y en este cambio el Este de la ciudad sufrió una fuerte presión del sector inmobiliario, el cual afectó y afecta, también, a los proyectos de vivienda colectiva y espacios sociales que se habían instalado allí tras la caída del muro. Actualmente, Friedrichshain es un barrio que vive una fuerte tensión entre dos modelos de ciudad: la nueva y aséptica construcción de pisos para personas con poder adquisitivo, y los modelos de convivencia comunitaria sostenida por proyectos de corte no mercantil como es el caso de Liebig34.
La situación en que se encuentran estos proyectos anti gentrificación ha llevado a crear redes de solidaridad entre ellos. Además de articular campañas de defensa común, también se intenta proteger un modelo de ciudad que está bajo amenaza. Una de ellas es Kein Haus Weniger (Ni una casa menos), una iniciativa
que trabaja para preservar los proyectos culturales y habitacionales amenazados en Berlín. Esta campaña recibe apoyo de grandes personalidades como Spivak, Elfriede Jelinek, Donna Haraway o, Paul B. Preciado.
Liebig34 cuenta con un bar, la Infoladen Daneben (distribuidora), una Küfa regular (comedor popular), actividades y talleres
Además, Shasha y Frida apuntan que “esta iniciativa es interesante porque señala, precisamente, el hecho de que muchas personas conocidas hoy del mundo de la cultura berlinesa empezaron su trayectoria en la escena alternativa de los 80 en espacios que actualmente están en peligro de desaparecer. Con ello se demuestra que la existencia de alternativas a los circuitos comerciales abren un campo a la creación y la creatividad”. No obstante, estos valores son los que a su vez, paradójicamente, utilizan los sectores institucionales y mercantiles para hacer una marca con la que vender mejor la ciudad de puertas hacia afuera.
Asimismo, Shasha señala, “la existencia de espacios como Liebig34 resulta fundamental para posibilitar la socialización y politización de gente joven y de personas sin recursos” que, de otro modo, pierden la posibilidad de tener lugares de encuentro en la ciudad hiper mercantilizada. Y añade “el barrio será definitivamente otro si desaparecen los espacios colectivos y comunes”. Liebig34 cuenta con un bar, la Infoladen Daneben (distribuidora), una Küfa regular (comedor popular), actividades y talleres que en los últimos tiempos se han visto restringidos a cuestiones prácticas de autodefensa del espacio. Es por eso que la actividad actual se centra en tejer alianzas entre diferentes proyectos que están en riesgo. Como el bar Syndicat, espacio histórico para colectivos situado en el barrio de Neukölln, desalojado por 700 policías después de 30 años de existencia .
Interkiezionale es una de estas redes de apoyo que surge para defender los proyectos colectivos amenazados por la presión inmobiliaria, entre ellos locales cooperativos, viviendas colectivas,
centros culturales para jóvenes, etc. Esta iniciativa desarrolla una amplia gama de actividades como la actual llamada internacional a “Conectar las luchas urbanas ‑Defender los espacios autónomos” en la que se organizan días de acción y debate en Berlín entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre.
¿Quién es Padovicz?
Con todo, el proyecto Liebig34 lleva amenazado de muerte desde el 31 de diciembre de 2018, cuando terminó el contrato que tenían con el propietario: Gijora Padovicz. Éste es un promotor inmobiliario que, desde los años 90, se dedica a la compra y renovación de edificios en Berlín. El grupo Padovicz ya es propietario de mas de 240 casas, muchas de ellas en el barrio de Friedrichshain. Sin embargo, Padovicz no es el único y forma parte de los muchos agentes que operan en los procesos de gentrificación en la ciudad. Como consecuencia, en los últimos años, han aumentado los alquileres, se han ejecutado un sin número de desahucios y se ha producido el desplazamiento de muchas personas. Esto a su vez, ha provocado la destrucción acarreada de redes y estructuras sociales que existían anteriormente.
Las tácticas utilizadas por Padovicz incluyen el beneficiarse de fondos públicos para la renovación de edificios, que transforma en pisos de lujo, mientras ejerce presión sobre las inquilinas de los inmuebles adquiridos. Otra de estas estrategias es la acumulación de vivienda vacía para especular con ella. Actualmente, cerca de un 30% de sus propiedades está en desuso. Por esto, las inquilinas de los edificios que pertenecen a Padovicz también se han organizado y han creado la campaña Padowatch como red de autodefensa donde, además, explican quién es y algunas de sus prácticas. Por ejemplo, en la página web de la campaña recogen sus lazos con el partido de extrema-derecha, AfD (Alternativa para Alemania), a quien alquila pisos desde 2017 para albergar sus sedes.
Situación legal de Liebig34 y campaña de defensa
La actual amenaza de desalojo que pesa sobre Liebig34 guarda relación con el tipo de contrato que las personas que ocupaban la casa se vieron forzadas a firmar hace 10 años. En tanto que no tenían un contrato de alquiler de vivienda, sino un contrato como local comercial, las leyes de protección del inquilinato no se aplican en este caso. Esto hace muy complicado una solución legal para mantener la casa. Gijora Padovicz ha intentado expulsar a quienes habitan la casa en dos ocasiones sin éxito. La tercera vez, el 3 de junio de 2020, un fallo judicial decretó la orden de desalojo. Lo que significa que la casa debe ser restituida al propietario voluntariamente o desalojada a la fuerza.
Shasha y Frida nos cuentan que Liebig34 rechaza la sentencia, y así lo mostraron durante el curso de la última vista con una acción de protesta en los propios juzgados que se convirtieron en una “fiesta caótica” en palabras de Sasha. Y es que, como ella señala, “Liebig34 en tanto casa anarko-queer-feminista no aceptamos las reglas de propiedad de las leyes, nosotres pensamos que mantener la casa es importante y no aceptamos lo que el juzgado dice”. Como consecuencia, el juez se vio obligado a despejar la sala y cerró el proceso como causa pública.
En julio del 2020 se ocupó la sede de Friedricshain-Kreuzberg del partido Die Linke, que forma parte de la coalición que gobierna la ciudad. Die Linke había hecho una declaración a favor de la continuidad de Liebig34, pero no se ha materializado en ninguna acción política en ese sentido.
Las acciones de protesta, apoyo y visibilización, se suceden estos días, desde manifestaciones a mensajes de solidaridad, encuentros vecinales o fiestas solidarias. En una rueda de prensa llevada a cabo ayer, 6 de octubre, la policía detuvo a una de las portavoces que, vestida de cocodrila, fue arrestada por llevar un casco. Ya ha sido puesta en libertad. La policía, que prepara el desalojo con un despliegue de 5.000 agentes, ya ha anunciado que la zona será acordonada desde las 5 de la mañana del día anterior. Liebig34 invita a realizar acciones descentalizadas, los objetivos, dicen en un comunicado “son claramente el patriarcado, el estado y la policía, así como el capitalismo y sus infraestructuras”.