Resumen Latinoamericano*, 19 de octubre de 2020.
“Nosotros y ellos” fue el título de nuestro editorial de la semana pasada, en donde realizamos una comparación entre las organizaciones obreras, campesinas del campo popular, progresista y de izquierda, por un lado, y el stronismo saqueador que fortaleció los privilegios de las patronales, por el otro.
Mario Abdo Benítez, Aldo Zuccolillo, Fidel Zavala, Lino Oviedo, Antonio Vierci, Andrés Rodríguez, Miguel Carrizosa, Benigno López, Juan Carlos Wasmosy, Horacio Cartes, Alfredo Jaeggli, los Domínguez Dibb, Conrado Pappalardo, Enrique Bendlin, Gustavo Saba, tienen en común su vínculo con el stronismo. Estos son tan solo algunos de los nombres de personas cuyas familias acumularon grandes riquezas gracias a las facilidades otorgadas por el régimen de Alfredo Stroessner.
El Partido Colorado asentó varias de sus seccionales en terrenos públicos destinados a ser plazas, sitios de esparcimiento de la población. El tesoro robado durante 35 años de saqueo, se fue repartiendo entre estas y otras familias, además de los monopolios extranjeros, sobre todo norteamericanos, como hasta ahora sucede con Cargill o ADM, que son empresas norteamericanas que especulan con los precios de los granos y se quedan con la mayor parte de las ganancias del monocultivo que ellos imponen. Esto también significa el despojo de nuestros recursos y se hace de forma legal e ilegal. Porque justamente, quienes manejan hoy el poder político y legislativo son los mismos saqueadores y corruptos empotrados en el Estado desde el stronismo.
Por citar otro ejemplo, dos empresas francesas construyeron la nueva planta de la Industria Nacional del Cemento (INC), en Vallemí (1982) y el Hospital Nacional de Itauguá (1984) sin licitación. La primera obra tuvo un presupuesto de 148 millones de dólares al comenzar, para terminar costando 400 millones de dólares. El hospital pasó de 63 millones de dólares a unos 130 millones de dólares. Los involucrados en este gran negociado fueron el entonces Ministro de Industria Delfín Ugarte Centurión, el titular de la INC, Ramón Centurión Núñez y el Ministro de Salud Adán Godoy Giménez, además de Stroessner, claro.
Las mayorías trabajadoras de la ciudad y del campo no hemos logrado reagruparnos con la fuerza necesaria como para recuperar efectivamente esas tierras, casas, edificios, empresas que fueron fruto de este gran saqueo, como tampoco hemos logrado que todo ese grupo de delincuentes, saqueadores y torturadores que dejaron el país en la miseria y el atraso sean enjuiciados y castigados por sus crímenes. Y al no hacerlo, ellos siguen robando y entregando a los monopolios imperialistas, nuestras riquezas.
Estos delincuentes son quienes deben estar en el banquillo de acusados. Es una cuenta pendiente con la dignidad, con el decoro, pensando en que estos valores sean llevados a la práctica para que sean las referencias sobre las cuales se sustente nuestra sociedad, especialmente las generaciones más jóvenes y las que vendrán. No queremos dejar a nuestros hijos e hijas este remedo de país gobernado por la mafia y el narcotráfico local e internacional.
Por ejemplo, es urgente que obliguemos a la fiscalía a investigar el origen de la fortuna del actual Presidente Mario Abdo. Y en este sentido, una poderosa unidad antistronista para expresar nuestra intolerancia a las prácticas de saqueo, entrega y represión, puede y debe sacudir a nuestro país el próximo 10 de diciembre, por el día internacional de los Derechos Humanos. De lo contrario, la desesperación por la crisis irá agudizando la pérdida de libertades y la persecución a toda oposición política, como lo vienen demostrando estos herederos de Stroessner.
Y en ese marco, la pelea por un Presupuesto General de la Nación justo y necesario nos obliga a pelear por otro Estado, porque el actual está diseñado para la entrega y el saqueo.
El trabajo honesto y persistente en los sindicatos, la unidad desde abajo que genere confianza entre las trabajadoras y trabajadores, en los barrios, en las organizaciones sociales, es lo que nos permitirá avanzar hacia una sólida y amplia unidad. La crisis general del capitalismo nos afecta a todas y todos, incluyendo organizaciones sociales y políticas, tanto las populares como las patronistas.
Para construir un nuevo Poder, la unidad de las dirigencias del campo popular no es la prioridad, atendiendo a que la mayoría de las organizaciones sociales y políticas tienen dirigencias desprestigiadas y desacreditadas. El principal esfuerzo que debemos hacer es volcar nuestro trabajo en las bases sociales, con la gente sencilla, trabajadora y honesta, para recuperar la confianza capaz de dar vuelta este sinsentido compuesto por las patronales, su Estado narcomafioso, sus medios de comunicación mentirosos, todos sometidos a los dictados del imperialismo capitaneado por los EEUU.
Organizar la fuerza para recuperar el tesoro robado, que nos pertenece, exige estrategia revolucionaria, unidad de base, confianza y liderazgo honesto y valiente. Las y los comunistas estamos aportando decididamente en esta orientación.
*Fuente: Adelante Noticias