La separación de niños migrantes de sus madres incluso cuando acreditan parentesco es una práctica que está siendo habitual en las fronteras del Estado español. Son métodos inhumanos que sin ningún pudor podemos calificar como de “Terrorismo de Estado”, empleando toda la brutalidad policial y administrativa contra los seres humanos más desprotegidos, los niños y sus madres, causando un sufrimiento innecesario que busca exclusivamente servir de muro de contención y de advertencia contra las personas migrantes. Terror, miedo y sufrimiento para evitar una inmigración que ha provocado occidente por sus políticas de rapiña y guerra en el continente africano.
No tenemos otro calificativo para definir a policías, jueces y funcionarios que el de cobardes y malnacidos.
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