Resumen Medio Oriente /28 de octubre de 2020 – Tiene 18 años y había pedido la exención por cuestiones de conciencia. «No quiero convertirme en un soldado por la ocupación de Palestina». «En los territorios ocupados por Israel, se niegan constantemente los derechos humanos y las libertades fundamentales, mientras que a los palestinos se les priva de la libertad», dijo.
«Hola, mi nombre es Hallel Rabin. Soy una «refusnik», tengo 18 años, vivo en un kibutz israelí y mañana el ejército israelí me enviará a prisión. Justo antes de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, me negué a unirme al ejército israelí y estuve en una prisión militar durante la festividad. Ya llevo 14 días encarcelada porque no quiero convertirme en un soldado por la ocupación de Palestina. Traté de pedir la exención por motivos de conciencia, pero los militares se negaron a concederla. En cambio, me han enviado a prisión una y otra vez para quebrantar mi espíritu. Mañana me sacrificaré por tercera vez en el transcurso de un mes».
El durísimo relato de la joven Hallel conmociona por estos días a una parte de la sociedad de Israel que no convalida las políticas imperialistas sobre Palestina y que rechaza la ocupación violenta que el gobierno de Benjamin Netanyahu parece querer eternizar y profundizar cada vez más.
La vivencia de quien hasta hace poco era una niña y hoy se ve forzada por el Estado de Israel a sumarse al Ejército continúa con la afirmación de que «vivimos en un período de cambio y lucha. En todo el mundo, los jóvenes luchan por una democracia real y utilizan la desobediencia civil para combatir el racismo y la injusticia«.
Entre otras aseveraciones, Rabin apuntó algo que es una verdad irrefutable pero al mismo tiempo silenciada por la enorme mayoría de los medios de comunicación a lo largo del mundo: «en los territorios ocupados por Israel, se niegan constantemente los derechos humanos y las libertades fundamentales, mientras que a los palestinos se les priva de vivir libremente», asevera.
«Durante demasiado tiempo, el buen pueblo de Israel ha aceptado participar en las atrocidades cometidas por la ocupación», dice también, y agrega: «Si bien sé que mi negativa es pequeña y personal, deseo ser el cambio que quiero ver en el mundo y mostrar que es posible otra manera».
Por último, la denuncia de la joven afirma, sin filtros ni dobles mensajes: «Es hora de gritar: no existe una buena represión, no existe el racismo justificable y no hay más espacio para la ocupación israelí».
Fuente: infonews.com