Por Iván Oliver Rugeles
Hemos intentado obtener información de primera mano sobre las cifras de los asesinatos políticos y actos abominables, reñidos abiertamente contra la moral pública y la libertad no solo de opinar, sino hasta de pensar políticamente en el vecino país, ocurridos durante los últimos 60⁄70 años y nos vemos obligados a decir que no ha sido tarea nada fácil obtener algún tipo de información actualizada sobre el tema. Sencillamente no la hay y aquella que se logra detectar, mediante mil maromas, viene demasiado edulcorada; por supuesto, manipulada ex profeso, para intentar ocultar lo que no es otra cosa que una tragedia humanitaria monumental, que no tiene parangón alguno en el Continente, lo que, por supuesto, pone al descubierto el mayor fracaso del neoliberalismo.
Una fuente que hemos consultado en busca de datos y cifras actualizados sobre dicha criminalidad y demás hechos referidos, que la mantendremos en reserva, por su seguridad, nos responde:
“Tu inquietud es llover sobre mojado, pues aunque ésa y muchas otras bellaquerías públicas y privadas forman parte del menú diario de los colombianos, prácticamente nunca se ventilan ni se investigan idóneamente (menos aún, se sancionan). Irónica y grotescamente, generalmente ocurre el fenómeno inverso, es decir, que los pillos y los corruptos suelen declararse ‘próceres de la patria’ y exigen multimillonarias indemnizaciones al Estado. Por lo tanto, tú y todos quedamos con la libertad moral y ciudadana de suponer y calificar lo que queramos, sin mucho riesgo de equivocarnos. Para los casos como el que mencionas (los asesinatos por encargo), es frecuente ‑si acaso- que algún líder opositor o algún medio de comunicación lance tímidamente la duda o la acusación, pero los poderes del Establecimiento se encargan de escamotearla, de ‘engavetarla’ y de ‘echarle tierrita’ (enterrar) al asunto, para que éste se olvide o se venza ‑judicialmente- ‘por prescripción’ o ‘por vencimiento de términos’. Los cuotidianos asesinatos (individuales o en la modalidad de ‘masacres’) por encargo, se realizan no sólo mediante sicarios y paramilitares ‘profesionales’ (muy bien orquestados y financiados, ‘desde arriba’), sino también ‑abyectamente- mediante ‘operaciones de Orden Público’ por parte de personal policial y militar (con asesoría de fuerzas extranjeras). Para estos casos, las ‘investigaciones’ pertinentes caen dentro del ámbito de la pomposa ‘Justicia Penal Militar’, que no sólo diluye y despista cínicamente, sino que hasta termina elogiando y condecorando a los autores materiales e intelectuales (jerárquicos) de los crímenes. Bueno…, en Bolivia también se cuecen habas, pues son dignas de grabarse en mármol las angelicales y democráticas declaraciones de la ‘presidenta’ Añez ante la señalización y la acusación de los graves y sangrientos episodios ocurridos tras el ‘almagreño’ derrocamiento de Evo.”
Una radiografía con una nitidez absoluta nos entrega la fuente, para no errar en el diagnóstico de la enfermedad del paciente, que es sumamente grave…!!!
De acuerdo a cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), entre enero y octubre de 2020, ocurrieron en Colombia 68 masacres que dejaron el trágico saldo de 270 personas asesinadas y hasta el 21 de octubre se contabilizaron 237 asesinatos de líderes y lideresas sociales y 51 excombatientes de las FARC, para un total de crímenes por encargo de 558 personas.
Esta es la realidad de un país que no termina de salir de una tragedia que, según datos que se los escuchamos citar al Senador colombiano, Gustavo Petro, en una entrevista a un periodista en un canal de You Tube, hará no hace más de tres semanas, que los asesinatos por razones políticas en su país, durante los últimos 60⁄70 años, pudieran estar muy por encima de las 500 mil personas, cifras éstas muy alejadas de las 262.197 que dio a conocer en agosto de 2018, el Centro Nacional de Memoria Histórica de ese país (CNMH).
El terrible problema se hace mucho peor, si tomamos nota que, de acuerdo a la ONU, históricamente la tasa de impunidad de homicidios por encargo contra los defensores de las garantías fundamentales, en ese país, se sitúa alrededor del 95% en comparación con la de homicidios dolosos (entendemos aquellos cometidos por la delincuencia común), que fluctúa entre un 86% y un 94%. Agrega la ONU que la Fiscalía colombiana decidió priorizar la investigación de los asesinatos de defensores documentados por la Oficina de la Alta Comisionada, con 302 casos cometidos en 2019.
De ellos, la Fiscalía informó que para agosto de ese año, “33 cuentan con sentencias firmes, 55 están en etapa de juicio, 45 en investigación (con imputación de cargos), 41 en indagación con orden de captura y 3 han sido precluidos por muerte del indiciado». De donde se advierte que apenas el 11% de los casos quedaron esclarecidos, frente a un 89% pendientes de determinar la culpabilidad y de éstos sólo el 54%, en etapa de juicio y en proceso de investigación, quedando un 35% de casos sobre los cuales no hay información y que, quizás, ‑decimos nosotros‑, éstos últimos y los del 54%, terminan siendo olvidados…
El relator de la ONU y experto en la materia que declara sobre el tema, Michel Forst, en informe del 29 de noviembre al 3 de diciembre de 2018, advierte que «cuando los asesinatos y otras violaciones de derechos humanos se cometen contra personas defensoras y permanecen impunes, se envía un mensaje de falta de reconocimiento de su importante labor en la sociedad, y ello implica una invitación para seguir violentando sus derechos» (https://news.un.org/es/story/2020/03/1470571)
Tenemos entre los incontables casos de impunidad en el vecino país, como bien emblemático, el de la periodista investigadora en el área social, Silvia Duzam, quien fue asesinada en 1990, hace ya 30 años en una masacre ejecutada por paramilitares, que es lo único que se sabe con certeza, pero que aún no se ha podido identificar a sus autores materiales y menos aún, obviamente, a los intelectuales. A comienzos de este año, la Fiscalía declaró ese crimen como de “lesa humanidad”.
Para tener una mejor y mayor idea de la magnitud de tan terrible tragedia que padece el pueblo de Colombia, veamos de nuevo este interesante trabajo audiovisual que dimos a conocer hace ya algunos meses y que ahora lo hemos complementado con otros actores de dicha desgracia, en donde podemos escuchar de la viva voz, tanto de víctimas, como de victimarios, lo que viene sucediendo en el país por muchas décadas, dentro de la mayor impunidad, como ya lo hemos anotado.
He aquí, pues, esos vídeos que nos desnudan la realidad de la tragedia, Un silencio abismal retumba como doloroso signo de que la oscuridad no parece tener fin para nuestro hermano pueblo colombiano:
1.- Integrante del Ejército regular de Colombia, Capitán Adolfo Enrique Guevara, brazo derecho de Jorge 40 y que para esas andanzas criminales se hacía llamar “Alias 101”, afirma en este vídeo que Álvaro Uribe Vélez ordenaba cometer asesinatos. Él, irónicamente, dice, “yo asesiné a personas fue como militar, no como paramilitar».
2.- El militar activo, Jhon Lewis Rivas, acusa a altos oficiales de cometer ‘falsos positivos’- 19 de mayo de 2013.
Confiesa cómo él y otros uniformados, incluido un general, mataron en Ocaña a inocentes y los hicieron pasar como guerrilleros.
3.- «Hacían firmar para saber si eran zurdos o diestros»: militar revela cómo ejecutó falsos positivos, para saber a dónde debían colocarles el arma, una vez muertos.
El soldado profesional le contó a la Junta Especial para la Paz (JEP), que a los muchachos los reclutaban en Soacha con promesas de trabajo, les ponían pulseras negras y les disparaban de frente.
4.- Coronel aseguró ante la Junta Especial para la Paz (JEP), que los falsos positivos eran la forma de sobrevivir en el Ejército
El coronel Gabriel Rincón aseguró en su testimonio ante la JEP que el general Mario Montoya se inventó un ‘top 10’ de las unidades con más bajas. Las demás «no servían para un carajo», revela. Con toda pedagogía, el militar en retiro explicó frente a los magistrados Catalina Díaz y Óscar Parra cómo operó la brigada móvil 15.
5.- Antes de morir la víctima grabó a paramilitares que decidieron ocupar sus tierras.
El vídeo es suficiente prueba de este crimen y lo relevante del caso es que los asesinos que quedaron perfectamente identificados en el vídeo, fueron finalmente absueltos por la justicia.
6.- Impresionante relato de militar sobre cómo enterraban a víctimas de falsos positivos en Dabeiba
Sus declaraciones llevaron a la JEP a realizar por primera vez labores de campo para llegar a la verdad sobre ejecuciones extrajudiciales en Antioquia.
7.- Testimonio de una víctima del Paramilitarismo que se mantiene en pie de lucha
A Berenice le asesinaron su padre los paramilitares, cuando ella era, apenas, una niña de 8 años. Desde entonces ha sido testigo y víctima de los abusos a los que el gobierno somete al campesinado en el Catatumbo, como en casi todas las regiones del país ricas en minerales, para favorecer a empresas extranjeras concesionarias para la explotación de amplios sectores de sus comunidades, las que destruyen sin piedad y les contaminan sus aguas. Hoy se levanta, una vez más, para luchar contra la injusticia y le pide a las mujeres y hombres víctimas, como ella, de la violencia, que se unan a la permanente protesta pacífica para exigir que el gobierno no violente más la integridad de sus comunidades y que garantice sus vidas frente a esas empresas y de los sicarios que sus adláteres de la burocracia estatal contratan para la amenaza permanente de muerte si se atreven a ejercer su derecho a vivir y trabajar en paz.
8.- El drama del militar que denunció los «falsos positivos»
El sargento Carlos Eduardo Mora, del Ejército de Colombia, cree que en diez años es probable que ya esté muerto. Ha recibido numerosas amenazas. Especialmente después de que en 2008 comenzara a colaborar con la Justicia colombiana en los procesos a militares involucrados en ejecuciones extrajudiciales conocidas en el país como «falsos positivos». Mora le cuenta al corresponsal de BBC Mundo, cómo descubrió que se estaban cometiendo falsos positivos, qué sucedió cuando lo denunció y cómo es su vida ahora.
Mora rambièn le declaró a los medios que fue amenazado y terminó siendo trasladado a Bogotá. Antes de partir, asegura que los coroneles le dijeron: «Si llega a contar lo que pasó y lo que vivió acá en Ocaña y lo que usted sabe, le matamos a su familia».
9.- Falsos positivos: testimonios salpican al general ® Mario Montoya Uribe
La Fiscalía cuenta con informes de distintas brigadas sobre el ranking de bajas exigidas para obtener ascensos, condecoraciones o permisos. Existen al menos 18 testigos voluntarios (…) de quienes fueron ejecutores materiales y de otros altos mandos del Ejército sometidos a la JEP que señalan a Mario Montoya Uribe de haber ordenado no uno sino varios falsos positivos y qué les parece (?), luego de más de 15 años de haber cometido tales delitos, aún no ha sido sancionado por la justicia y quizás jamás lo sea, pues el sistema lo protege…
(*) El Plan Colombia es un acuerdo bilateral que fue suscrito entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos en 1999, durante las administraciones de los presidentes, Andrés Pastrana y Bill Clinton, hacia la búsqueda de tres objetivos: 1) La revitalización social y económica de Colombia; 2) Acabar con el conflicto armado en Colombia y, 3) Exterminar de raíz el negocio del narcotráfico, teniéndose como resultado, luego de más de 20 años de su vigencia, que nada de eso se logró, de manera que fueron sólo falsas expectativas para imponerle a Colombia la implantación en su territorio de unas poderosas fuerzas armadas estadounidenses para intentar controlar a Venezuela (https://emancipacionobrera.blogspot.com/2015/09/para-controlar-venezuela-es-necesario.html)
Fuente: Al Carajo
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