Por Daniel Giovanaz y Vanessa Ramos. Resumen Latinoamericano, 19 de noviembre de 2020.
Trabajadores de fábricas de la multinacional suiza Nestlé en diferentes países de América Latina están construyendo una articulación para impedir que les quiten derechos y obtener condiciones más favorables en la negociación con la empresa. En el horizonte, está la creación de una federación que reúna a obreros de todo el continente.
Presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario (SINALTRAINAL) de Colombia, Edwin Mejía Correa considera que la unión internacional puede ayudar a evitar que las violaciones de derechos que ocurren en Brasil durante la pandemia, por ejemplo, se reproduzcan en otros países.
Los contactos internacionales, según el dirigente, facilitan encaminar las demandas directamente a organizaciones de Suiza que apoyen las negociaciones con Nestlé. “Nos reunimos el año pasado, en varios países, y tenemos la idea de hacer una gira por el continente para ampliar esa articulación”, resalta Correa.
Una de las medidas más urgentes, según Correa, es garantizar que las fábricas provean equipos de protección individual en cantidad suficiente para los trabajadores. En algunas unidades, apenas les entregaban una mascarilla por obrero por turno al comienzo de la pandemia. Los especialistas recomiendan cambiar la mascarilla cada dos horas.
“En Colombia, las fábricas no pararon, el ritmo no disminuyó con la covid-19. Al contrario, se produjo más durante la pandemia, entonces ese período no impactó en nuestros salarios. Pero nos estamos movilizando para garantizar condiciones sanitarias adecuadas”, concluye el dirigente colombiano.
Realidad en Brasil
Nestlé planea invertir cerca de US$ 142,3 millones en sus operaciones en Brasil en 2020, pero amenaza los derechos conquistados hace décadas por los trabajadores. En las unidades de los estados de Bahía (región Nordeste) y de Espírito Santo (región Sudeste), los trabajadores resisten a lo que consideran una deslealtad por parte de la compañía.
“Aquí en Bahía, Nestlé cerró una fábrica en la ciudad de Itabuna con más de 340 puestos directos debido al fin de incentivos fiscales», señala el secretario de Organización del Sindicato de los Trabajadores en las Industrias de Alimentación y Afines de Bahía (SindAlimentación), Eduardo Sodré.
Él relata que los trabajadores están amedrentados por las medidas impuestas por la empresa. «En otras plantas, hay despidos en masa y contratación de trabajadores temporales y tercerizados con condiciones que son infinitamente peores. Las amenazas son constantes, pero estamos dispuestos a resistir”, defiende.
Sodré informa que el sindicato publicará una convocatoria de huelga, solicitará una mediación al Tribunal de Justicia del Trabajo y espera apoyo judicial con relación a esa cuestión, «que se posicione contra la extinción de cláusulas históricas que fueron construidas al costo de mucha lucha”.
Nestlé informó a Brasil de Fato que está en proceso de negociación del acuerdo colectivo 2020⁄21, por medio de reuniones virtuales, y “no comenta el contenido de negociaciones en curso.”
Para el sindicalista, muchos de los retrocesos enfrentados en la pandemia son resultado de la reforma laboral de 2017 y que la articulación internacional con otros trabajadores de Nestlé significa “una luz al final del túnel». “Necesitamos organizarnos para combater prácticas desleales, sino el látigo volverá al escenario de las relaciones entre capital y trabajo».
Él resalta que la empresa está presente en más de 250 países, y defiende que la unión de los trabajadores también debe extrapolar las fronteras para garantizar sus derechos.
«Deberíamos estar unidos, solidarios e informados de la situación en cada país. Si estuviéramos organizados en todos los continentes, otra sería la historia. Organizados a nivel global, como el capital, el respeto a los trabajadores sería bien diferente”, enfatiza.
La situación relatada por Sodré en Bahía es similar a la de los obreros de otros estados, como explica la presidenta del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de Espírito Santo (Sindialimentación-ES), Linda Morais.
“Los trabajadores demostraron indignación y resistencia. Nestlé está tomando una decisión equivocada al precarizar la mano de obra en su plan estratégico de convertirse en dueña del mundo. Su postura ha sido mezquina y de gran maldad con los trabajadores”, critica.
Chile y Perú
Mientras la articulación con los demás países aún es incipiente, los vecinos Chile y Perú son los que mantienen contacto más cercano con Brasil. En Chile, los principales problemas verificados durante la pandemia son retrocesos en los derechos de las mujeres e incumplimiento de normas sanitarias.
Nestlé tiene once fábricas en el país, de las cuales dos están en la capital Santiago. José Guzmán trabaja hace 34 años en una de ellas, en Maipú, una de las comunas de la capital Santiago, con otros 1.800 obreros. En esa unidad, 250 trabajadores fueron separados durante la pandemia por integrar el grupo de riesgo de covid-19 – la mayoría, gestantes y ancianos.
Uno de los problemas es la distancia que los trabajadores deben recorrer para mantener la higiene. “La legislación establece que los servicios sanitarios no pueden estar a más de 75 metros del lugar de trabajo. En la sección de chocolates, donde yo trabajo, pusieron los servicios higiénicos a más de 600 metros”, añade el dirigente.
Además de las cuestiones internas à Nestlé, Guzmán resalta cambios en la legislación durante la pandemia que perjudicaron el conjunto de la clase trabajadora. Por ejemplo, una ley de “protección al empleo” que permite a las empresas suspender contratos temporariamente, y le toca al trabajador costear su propio salario con el valor del seguro de desempleo.
Del lado peruano, las articulaciones se dan con la Federación Nacional de Trabajadores de Nestlé (FENATRANEPSA) y la Federación Nacional de Trabajadores de Industrias de Alimentos, Bebidas y Afines (FENTAAP).
Según Teodoro Zapata, secretario general de la FENTAAP, la mayor parte de las corporaciones en Perú está incumpliendo la legislación relativa a la seguridad en el trabajo en la pandemia. De los 2.300 trabajadores de Nestlé en el país, 12 murieron como consecuencia de covid-19. En algunas fábricas, el 80% fue infectado entre marzo y abril.
“El comité de salud y trabajo no estaba funcionando adecuadamente. Hacían lo que la empresa quería, y no lo que dice la ley”, critica.
Zapata afirma que los ataques a la libertad sindical y las presiones, que se intensifican durante la pandemia, son una praxis en la empresa hace décadas. “Muchos no se afilian al sindicato porque, si hacen eso, no serán promovidos”.
El sueño de una articulación internacional para enfrentar los retrocesos también es antiguo. Remite a 1987, cuando el dirigente comenzó a cuestionarse: “La alimentación es la columna vertebral de los pueblos, de la sociedad. Si no hay alimentos, no hay que comer, se impone un gran problema. Entonces, si tenemos esa gran herramienta, ¿por qué no podemos unirnos?”
Brasil de Fato contactó a las asesorías de prensa de Nestlé en Colombia, en Chile y en Perú. El reportaje será actualizado cuando recibamos las respuestas.
Fuente: Brasil de Fato