Resumen Latinoamericano, 22 de noviembre de 2020.
Desde la prisión en la que se encuentra desde hace 17 años, la presa política epepista Cármen Villalba hizo conocer un texto en el que se refiere al último suceso protagonizado por las fuerzas represivas paraguayas (asesoradas por EE.UU, Israel y Colombia) en la que fueron asesinados tres guerrilleros del Ejército del Pueblo Paraguayo.
Honor y dignidad proletaria, camaradas!.
Lucio, Esteban, Rodrigo presentes!
«En Francia, el pequeño burgués hace lo que normalmente debiera hacer el burgués industrial; el obrero hace lo que normalmente debiera ser su misión del pequeño burgués; y la misión del obrero, ¿Quién la cumple?». (Marx)
¿Cuándo asumirás?
En éstas horas en que no se han puesto tieso los cuerpos acribillados de tres compañeros campesinos proletarios. Lucio, Esteban, Rodrigo, guerrilleros Epepistas. Amaneció un sábado sombrío, llora el uruta’y, el corazón se agita, los dientes se contraen más fuerte, la selva acaba de acoger como semillas a tres valerosos guerrilleros que no se arrodillaron al orden burgués. Todo el odio vertido sobre sus cuerpos desatando el júbilo de la oligarquía, del poder dominante que se impone a sangre y fuego.
La oligarquía vendepatria revive su lema en boca del seccionalero a multimillonario fiscal mafioso devenido a vice presidente de la república, pillado en tratativas para vender Itaipú, entregando la soberanía patria en secreto, éste, brama con soberbia su pírrica victoria: «Esto no termina hasta que todos sean liquidados».
La oligarquía paraguaya dictaminó para los persuadidos, migajas «pytyvo» revoloteados en su miseria; sangre y fuego para los esclavos sublevados que no creen en el fin de la historia.
El devenir histórico es implacable, para el pueblo y para la clase dominante, el discurrir dialéctico e imponente se vierte como lava de un volcán en erupción, abriéndose paso sin permiso, con lacónico aviso, pero sin estar sujeto a voluntades, al menos no todo el tiempo. Lavas incandescentes, unas veces quema la tierra, quema la naturaleza, quema a sus hijos para prolongar la agonía del pueblo pobre, otras veces quema la tierra abonando para que broten nuevas semillas, quema a unos hombres carroñeros y cierra su ciclo, para, por fin, la clase obrera tome su sitial histórico. Ponga en marcha la civilización sobre las cenizas de la barbarie capitalista.
Para nosotros, el proletariado paraguayo, unas vez traicionado, tiroteado, dado la espalda por ese sector de obreros que no terminan de dejar de hacer el papel del pequeño burgués. Odiado, despreciado, olvidado, ocultando la historia por ser políticamente incorrecto e irreverente.
Aunque mis párrafos auguren el cese de mis últimos derechos y el sombrío porvenir aparente más implacable. La historia nos redimirá o nos condenará, que sea lo que tenga que ser. Seguiré con los míos, con mis camaradas caídos y con los que siguen en lucha y resistentes de pie.
Hasta la victoria siempre camaradas!
Carmen Villalba.
Prisionera Epepista.