Por Carina Batagelj, Resumen Latinoamericano, 6 de diciembre de 2020.
El pasado viernes se cumplieron 18 años de la conformación de uno de las mayores movimientos ambientalistas del país, la lucha en contra de la megaminería, que comenzó en Esquel y su asamblea de vecinos por el No a la mina, que luego se multiplicó por la provincia y sirvió de ejemplo para otras luchas en el país. En días tan definitorios para el futuro de una provincia que no para de luchar, en donde la presión del lobby minero, del gobernador Arcioni y del fuerte impulso del gobierno nacional a una actividad que va en contra del cuidado del ambiente. Va aquí un recorrido por esa lucha, tan actual e histórica.
Casi un mes de movilización permanente, desde que se conoció lo que se venía sospechando: otro intento de meter por la ventana a la megaminería en la provincia. Y eso fue el proyecto de zonificación presentado por el oficialismo de la mano del gobernador Arcioni, pero con un fuerte impulso desde el gobierno nacional, que recién asumido anunciaba que venían con todo por una minería “sustentable”. Lo cierto fue que el primer revés lo tuvieron en Mendoza cuando en diciembre se intento modificar la Ley 7722 para habilitar el uso de químicos para la megaminería y la respuesta fue una gran revuelta popular que movilizó a cada pueblo.
El viernes 4 se cumplieron 18 años de la lucha antiminera que comenzó en Esquel y luego se esparció por toda la provincia. EL 24 de marzo del 2003 en el plebiscito por el si o no al proyecto denominado “Cordón Esquel”, el No ganó por un abrumador 81% de los votos. La opinión del pueblo fue clarísima para la dirigencia política, siempre aliada con la codicia del lobby minero, que compra voluntades, medios, miente descaradamente sobre el ciaunuro (y sobre tantas cosas mas). Aquel 2003 se logró, en base a lucha y trabajo de asambleas y pobladores, la ley 5001, que protegía a la provincia de la megaminería, pero el poder político, nuevamente como aliado de las empresas mineras, puso un germen para la devastación: habilitaba una posible zonificación minera, una zona de sacrificio; la meseta chubutense. Una parte que a ellos no les importaba que se contaminara: “total vive poca gente”. Para realizarla tendrían 120 dias, lo cual, en el año 2020, ya evidentemente caducó.
Pero igual el poder ejecutivo provincial, con un empuje a nivel nacional pocas veces visto en estos 18 años (no existe grieta para la megaminería: tanto el Kirchnerismo como Mauricio Macri quisieron imponerla: a este último se le escapó seguramente por haber estado en otros asuntos, no por falta de interés) presentó un proyecto para realizar la mencionada zonificación.
Al gobernador Arcioni parece que no le importan los plazos, la opinión de mil y un veces reclamada por los pobladores de la provincia que él gobierna, tampoco los otros proyectos productivos. Mucho menos el agua, las montañas, bienes comunes que tan fuertemente los pobladores de Chubut protegen: no es que no quieran progreso, lo que no quieren es una provincia devastada por la codicia, que haga que estallen sus montañas, contaminen sus aguas, infecten de enfermedades mortales a pobladores. Han estudiado y presentado otros proyectos productivos, han hecho encuentros con productores. Pero, Arcioni parece un nene caprichoso, él insiste en que hay un solo destino para la provincia, mientras reclama un “debate serio” sobre el tema minero: este discurso no ha cesado en 18 años. Pero elige como no escuchar la opinión de la mayoría de los chubutenses.
También las asambleas y vecinos, en plena pandemia, y en 100 dias, recolectaron 30916 firmas para su segunda iniciativa popular, que permite a los ciudadanos presentar un proyecto de ley con el aval de un porcentaje del padrón electoral. Este proyecto prohíbe la megaminería en todas sus formas, en el territorio de la provincia. Fue la segunda vez que asumieron ese arduo trabajo, ese caminar por toda la provincia, informar a sus vecinos. La primera vez que fue presentado el proyecto por iniciativa popular, fue tan modificada por los legisladores que resultó aprobada una ley que favorecía a los proyectos megamineros. Aquellos días recorrio el país una foto de un legislador recibiendo órdenes por su celular desde la minera para cambiar artículos de esa ley. ¿Cuanta traición se puede tolerar?
Son tildados de violetos por pasar por las casas por los que los tienen, justamente que representar, los legisladores. Ellos también miran para otro lado, cumpliendo, la mayoría, a pie juntillas lo que pide el Gobernador y el fuerte lobby minero (será porque la Pan American Silver si es del primer mundo?) una meritocracia con votos pero no con legitimidad. Violenta es esta especia de democracia “con coronita”, de espaldas al pueblo, con reminicencias de totalitalismo o monarquía, que no escucha, que prepotea ‚que reprime, que tiene a su ministro de Seguridad, Federico Massoni, persiguiendo a vecinos que integran las asambleas, que allana sus casas, que detiene a sus autos sin ningún motivo.
Un poder político que no pregunta, que miente en sus campañas electorales. Arcioni, en su campaña del año 2017 prometía no ceder a la presión del gobierno nacional para llevarse los recursos de la provincia, decía “no a la megamineria” . ¿Acaso el voto es un cheque en blanco para hacer lo que quieran , aunque sea lo contrario de lo que prometieron? Esta es la máxima representación “que hemos podido conseguir” en una democracia?
Desde hace mas de dos años que la provincia está en crisis, se somete a cientos de miles de empleados estatales a no cobrar su sueldo en tiempo y forma, a que les deban tres meses de salario. En estos mas de dos años son incontables las marchas, petitorios, acciones legales, volanteadas, cortes de ruta, que los trabajadores han realizado en la provincia para reclamar sus derechos adquiridos. Si trabajás, tenes que ser remunerado en consecuencia. ¿O es un favor que les paguen? Entonces, el mismo gobernador que generó esta crisis y endeudamiento, es el hombre bondadoso que nos da la solución: en la megaminería. Si tenemos recursos naturales hay que explotarlos (y yo agregaría: déjense de joder).
Una ve esas montañas tan hermosas, esa agua tan cristalina, esa tierra tan amorosa, siente en sus pulmones el aire tan puro y ve esos pobladores tan unidos a lo que cotidianamente viven y comparten (quizás sea difícil para muchos, especialmente desde las grandes ciudades, entender ese vínculo tan fuerte de los pueblos originarios y los chubutenses con su tierra y con el agua) y el dolor y la bronca se hacen incontrolables.
Los habitantes de Chubut también tienen “el derecho a vivir en paz”.
Fuente: AnRed – Foto de portada: Marcha en Puerto Madryn, Alex Dukal para Luan – colectiva de acción fotográfica.