Resumen Latinoamericano, 19 de diciembre de 2020.
Ya han pasado 19 años del Argentinazo de 2001, cuando el pueblo en la calle volteó varios presidentes y proclamó la consigna que luego se hizo famosa en todo el continente: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, referida a los políticos y gremialistas que traicionaron los intereses de las mayorías.
Por eso, este sábado, frente al Obelisco porteño, miles de militantes de organizaciones sociales y populares recordaron a los 37 luchadores y luchadoras asesinados por la policía (varios de ellos en esas mismas calles) y proclamaron en sus discursos que la lucha continúa, ya que los “todos” a los que se había maldecido, se las ingeniaron para retornar poco a poco usando las mil triquiñuelas del sistema demoburgués.
En ese marco colorido que dan las banderas y estandartes del pueblo, contagiaba la alegría de los reencuentros entre la vieja y la nueva militancia, en la que veteranos guerreros de los 70 se abrazaban con la juventud peleona que hoy pide pista para emprender las nuevas batallas que hacen falta para dar vuelta todo lo que sea necesario.
En los discursos se proclamó varias veces la necesidad de homenajear a los caídos «siguiendo su ejemplo de lucha», también de proclamar la necesidad de «acabar con las recetas de una democracia mentirosa y hecha a la medida de los explotadores», porque por otra parte “cuando se escriba la historia de este tiempo que nos tocó vivir se diga que no estuvimos de acuerdo”. La “necesaria formación para aprender a luchar y saber por qué se toma cada camino” no desechó tampoco la idea de que todo lo que se viene haciendo tiene sentido: desde la autoorganización, la autodefensa, la pelea por los recursos básicos, las ollas populares, la soberanía alimentaria a través de la construcción de huertas, pero por sobre todas esas necesidades, calle y más calle como buena consejera. “Lo que no se gana en la calle nunca tendrá la misma solidez que lograrlo por otras vías”. se dijo.
Voces y más voces, consignas calientes de tantos años de bronca contenida y de un año dificilísimo donde faltan la comida, la vivienda y el trabajo. Sin embargo, sobra la fuerza ancestral de unir todo lo que pueda unirse porque como dijo un veterano: “el enemigo que tenemos enfrente es peligroso para enfrentarlo desarmados ideológicamente y además, fragmentados”.
19 años después, el Argentinazo fue evocado por los que siguen teniendo memoria y no compran los espejos de colores del sistema. Mientras tanto, la Patria del 17 de Octubre, la del Cordobazo, la de los piqueteros y los heroicos combatientes barriales del 2001 sigue esperando por nuevas insurgencias libertarias.
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